3. Invitación

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 – Sigo pensando que no es buena idea

Jessica quito la mirada de su tazón y la dirigió a Marie quien estaba al otro lado del desayunador. Era mediodía pero Jessica recién se levantaba, principalmente porque Marie golpeó su puerta sin piedad hasta que la dejó entrar.

 – Mala idea sería entrar a la jaula de un león hambriento, esto es solo una… – Se detuvo un momento a considerarlo  – Una salida. No hay nada de malo en eso.

 – Ya te dije que no confió en ese tipo. Hay algo raro en él  – Marie se cruzó de hombros  – Además, ¿Opera? ¿Qué clase de cita es esa? Es lo más aburrido del mundo.

 – Que no es una cita y nunca he ido a la opera. ¿Quién sabe? Puede que me guste.

 Tomó una gran cucharada de cereal y masticó pensativa.

Realmente la opera sonaba como un plan terrible pero se trataba de pasar un rato con Zacharie, aunque su idea de diversión fuera deprimente. Y él realmente parecía deseoso de ir con ella. No tenía nada que perder.

Entonces recordó la otra parte del comentario de Marie.

 – ¿Y qué quieres decir con que no confías él?

Marie arrugó la nariz antes de hablar.

 – Pues exactamente eso, no confió en él. No puedo poner mi dedo sobre el porqué, solo no. Y tú tampoco deberías, no llevas ni un día de conocerlo un día. ¡Podría ser un asesino!

  – Eres una exagerada  – dijo Jessica mientras rodaba los ojos.

 – ¿Recuerdas la película que vimos la semana pasada? ¡Su esposo era el asesino! Eso demuestra que no se puede confiar en nadie.

 – Sabía que era mala idea ver esa película. ¡Te trastornan!

 – Este no es el caso, Jess. Hay un aura en ese chico que grita ‘’Alejate’’. ¿Cómo es que tú no la sientes?

 – ¡Te juro que no sé cómo responder eso sin llamarte loca!

Su amiga frunció el ceño, irritada. Jessica se levantó y llevó el tazón al fregadero. Sentía que las cosas se calentaban, avecinando una pelea. Lo mejor era alejarse un poco, había visto a Marie enojada una vez y no quería verlo nunca más.

 – No quise decir eso, es solo que me sentí acorralada.

 – Esta bien  – Respondió Marie después de unos segundos

Jessica volvió a tomar asiento.

 – Cambiando de tema, ¿Has…?

 – Cambiando de tema  – La interrumpió  – Abel llamó.

Una nublina se disipó en la mente de Jessica. Había olvidado por completo su exhibición y que habían comprado alguna de sus obras. Varias preguntas golpearon su cabeza pero soltó la menos importante.

 – ¿Cómo consiguió tu número? No recuerdo que le dieras su tarjeta

 – Imagino que llamó a la galería y se lo facilitaron pero ese no es el punto. Preguntó por las pinturas que obviamente quedaron en sus manos  –  El estómago de Jessica se removió, deseando que alguien más hubiera luchado por ellas  – Llegara por ellas personalmente. Creo que deberías ir.

 – Por supuesto, ¿A qué hora llega?

 – Siete de la noche

 – Oh, bueno. Hay mucho tiempo.

 – Pues…  – Marie suspiró  – ¿Para qué preguntar? Sé que no tienes un vestido para la opera y por lo visto no te haré cambiar de opinión y soy tu amiga, es mi obligación ayudarte así que pensaba que fueramos de compras y eso tomara mucho tiempo.

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2015 ⏰

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