— Es una idea genial Chae, pero ¿Por qué Mina te besaría? — Preguntó la alta mientras saboreaba su helado.
Son Chae-Young desde los trece años se fijó en la chica qué ahora está en último año, Myoui Mina. Esa chica era perfectamente bella ante los ojos de la joven. Cabellos dorados; nariz refinada; lunares pequeños pero sexys en el rostro; mirada penetrante; y un tono de voz totalmente angelical. Ni hablar de la tonación que tenía, que se le hacía muy tierno a la coreana.
La japonesa Mina parecía totalmente inalcanzable. Tenía dos años más que Chae-Young y, si bien se había rumoreado por el colegio que era bisexual, siempre se la vio con chicos de su edad por los pasillos. Además la joven nunca mantuvo una conversación con la enamorada. Solo una vez, en la hora de deporte, Mina le pidió el balón que se le cayó al lado de Chae-Young y ésta, de tan nerviosa que estaba en el momento, salió corriendo para irse al baño.
Aun así, Chae tenía esperanzas que la chica de último año se enamorase de ella. Quizás solo era un pensamiento fantasioso de una adolescente, pero quería hacerlo realidad a toda costa. De algún modo, iba a captar su atención y que la mayor se fije en ella.
Ya intentó varios modos, pero todos fueron en vanos.
Primer intento: Le dejó papelitos en el casillero.
Esa idea fue totalmente un fallo. Ya que la chica al mirar los papeles que recibía, solo se reía al leerlos y los hacía un bollo para tirarlos al suelo. Quizás era habitual que los enamorados le dejen cartitas de amor.
Segundo intento: Tropezar "accidentalmente" con ella.
Una idea absurda, pero en la cabeza de Chae-Young era perfecto. Cuando lo hizo, sin querer tiró su malteada en el uniforme de la nipona, haciendo que ésta se quedada anonadada y con una cara de pocos amigos. Nuevamente la coreana salió corriendo al verle el rostro.
Tercer intento: Hablar normal, sin trucos ni ideas locas.
No parecía algo que iba a terminar en caos. Ese consejo se lo dio Da-Hyun, una de sus mejores amigas. Le habría dicho que deje de hacer planes y que directamente le vaya a hablar y ya. Algo que al grupo de amigas les pareció lo correcto, incluyendo a la enamorada. Pero cuando fue a la mesa de la cafetería en donde estaba Mina, se encontró con su crush besándose con un chico desconocido. El corazón de Chae se estrujó en el momento, así que decidió dar media vuelta e irse sin decir ni una palabra.
Parecía todo jugarle en contra a la coreana, pero no era de darse por vencido fácilmente. Habría escuchado por ahí que Myoui Mina terminó con el "desconocido", así que tenía que idear algo para llamar la atención de la joven.
Luego de ver la película de Netflix: "El stand de los besos", además de que se quedó dormida en la mitad de la película, con tan solo leer el nombre se le vino un brillante plan: Poner un puesto de besos en la puerta del colegio.
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Un beso a cincuenta centavos // MiChaeng OS
FanfictionUna niña de quince años pone un puesto de besos solo para obtener uno de su crush, ¿Podrá conseguirlo?