cap 1

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En esta vida no puedes tener lo que quieres.

Para un hombre con poder como el rey era sencillo tener todo, pero nunca imaginó que alguien le daría darse cuenta qué le faltaba y no podía tenerlo.

—Su Majestad , es hora de que vaya al pueblo

Desde muy joven fue puesto en el trono, su vida se llegó se puras órdenes y cero amor por parte de sus padres. No creció con resentimiento, ya que sabía que su destino era ser rey no un niño amado. Sin embargo, no dejaría que su hermano menor sintiera lo mismo.

El rey siempre se despedía de su hermano menor antes de irse. Despeinaba su cabello y le sonreía, su cariño hacia su hermano era inmenso.

—Regresa a salvo y cumple tu promesa.

—Lo sé. "Siempre estar para mi hermano". El pueblo me necesita ¿no? Tengo que irme.

Como cada mes era la costumbre de que uno de la realeza vaya a ver cómo su pueblo estaba. Si sufría o le faltaba algo, no era posible ir al pueblo vestido como alguien de la realeza, tenía que camuflarse para que no lo maten, su trono estaba en peligro constantemente.

La traición era algo común en la época.

Ver el pueblo, le parecía algo aburrido, ya que era tan perfecto, que no pasaba nada. Pasó día y noche acabando con la pobreza de su pueblo. Rechazó la comida que le preparaban hasta que resuelva ese problema porque no podía dormir tranquilo sabiendo que muchas personas que viven en el mismo lugar pasan por hambre y él no lo pasaba.

Al parecerle aburrido, se va hacia el mercado, hacia algunas casas, al ser lugares más tranquilos.

—es lo mismo... Todo sigue igual

—Su Majestad ¿quiere ir por otro camino?

—quiero ver otras cosas, siempre pasábamos por el mercado. Es más tranquilo por este lugar.

—son las casas de los ciudadanos, no hay tanta gente por aquí.

Suspiró al no ver nada interesante.

—No me gusta-se detuvo-regresemos al Palacio...

Su mirada se dirigió a una casa donde la puerta estaba abierta y fue ahí donde vio a un hombre recogiendo cajas. Fue su sonrisa que le hizo ver al mundo de otro color, el chico que veía era hermoso ante sus ojos, se enamoró a primera vista, soltando una sonrisa cuando lo veía.

—espérame aquí—le dice al sirviente.

—sí.

Fue entrando a la casa lentamente sin hacer mucho ruido.

—Hola—sonríe—¿necesitas ayuda?

—no debería estar acá dentro—dijo con sorpresa.

—eh... lo siento. Sólo pensé en ayudarlo.

—es muy amable, pero ensuciará su vestimenta.

—no me interesa. Sólo pienso en ayudarlo.

—Gracias es muy amable—sonríe.

El rey va hacia las cajas y le ayuda a cargar la gran mayoría.

—¿dónde quiere que lleve esto?

—sigame

...

Lo llevó hasta otra casa donde en el interior pudieron dejar las cajas.

—Listo—dijo un poco cansado—Me alegra ayudarlo

—¿usted es de por aquí? Su ropa es muy cara, creo que ya no tanto porque se en sucio, lo siento si lo molesté.

EL DAÑO QUE CAUSASTE •Sookai •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora