• Capítulo cinco •

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Que día más agetreado tuve, no esperaba que mi primer incendio en Chicago fuera cuando todavía no estaba de servicio.

Ya conocí las caras de los que serían mis proximos compañeros, y todas ellas se veían amigables y muy amables. Si daban la apariencia de una familia unida. Además de que ese chico que conocí, Otis, me parecío tierno y agradable, me dío mucha confianza, creo que seremos grandes amigos.

Abrí la puerta de mi casa y entre en ella. Subí a mi habitación y comencé a desnudarme. Con toda la adrenalina del momento no había olido el fuerte olor a humo y a cenizas que emanaba de mi cuerpo. Deje la ropa en el piso, porque si la ponía en el cesto de ropa sucia la otra ropa se iba a apestar con ese contundente olor.

Me metí en la ducha y me bañe. Tuve que tallar con fuerza mi piel para que saliera toda la suciedad, aunque no fue muy complicado. Tuve un poco de cuidado en zonas donde tenía alguna quemadura, no eran graves pero si que escocían las malditas.

Al salir de la ducha me puse pómada para las quemaduras, ayudará a que se desinflame y el tejido sane mejor. Puse pequeñas vendas sobre ellas.

Me puse un conjunto comodo, ya que ya no saldría a algun lugar. El conjunto era de color café claro, era un pants y un top, además de que me puse mis pantuflas.

Bajé a la cocina y busqué algo en el refrigerados, tenía mucha hambre. De un contenedor tomé un poco de ensalada de atún y me serví un poco de agua en un vaso.

Con mi comida ya lista me fui a la sala y encendí el televisor, esperé un poco a que agarra la señal del internet y me metí a Netflix. Estuve buscando por cinco minutos algo que fuera de mi agrado hasta que me tope con Yu Gi Oh!. Lo puse de inmediato, pero cambie el idioma a español latinoamericano ya que el doblaje en inglés no me gusta demasiado porque me parece exagerado en sus expresiones. Soy medio friki así que me deleito viendo animes y películas de ciencia ficción, aunque mis favoritos son Yu Gi Oh! y Dragon Ball Z.

Ya había pasado un rato y ya terminada mi ensalada aún continuaba viendo el anime, estaba en el capítulo en donde Joey Wheeler retaba a un duelo a Seto Kaiba, mis emociones eran demasiada aún cuando ya había visto ese episodio más de cinco veces. Ya estaba en la recta final cuando un toque de la puerta interrumpe mi entretenimiento.

Puse pausa al duelo, me coloqué mis pantuflas para pararme y fui a la puerta. Me asomé por la mirilla y pude apreciar que era el tío Wally, y venía con una cara muy seria. Abrí al instante.

-Pasa Wallace- Me hicé a un lado para dejarlo pasar, este entro a la casa y yo cerré la puerta -Bien, solo dilo, ya sabía que vendrías a regañarme después de que se acabará el turno- Admití.

-¿Cómo se te ocurrío meterte en esa casa en llamas sin tener algun equipo de protección?- Soltó serio, con una postura derecha y con las manos en la cintura, demonios, si que estaba enfadado, pero no me puede culpar, es algo que no podía dejar pasar.

-Lo siento tío, pero no podía dejarlos ahí mientras sentían el calor asfixiante chocar con sus pieles, al saber que estaban inhalando ese humo sofocante. Simplemente esta en mis venas el salvar a las personas- Le expliqué calmada -Además, tu viste que apenas pudo salir bien la niña y que yo tuve que saltar por la ventana. Si hubiera esperado, probablemente hubieran muerto porque no los hubieran podido sacar a tiempo- Finalicé un poco agitada, había expresado lo que pensaba.

-Lo se- Admitío un poco más comprensible -Solo ten más cuidado- Me pidío aquel hombre.

-Se que fue peligroso, pero si no salía de ahí me hubiera quemado.

-Aunque debo admitir que fue espectacular, eres una verdadera traga humos- Me sonrío orgulloso, yo le devolví la sonrisa.

-Ya lo se- Dije con el ego elevado, pero también a manera de broma.

-Ya conociste a tu nueva familia- Comentó el tío Wally.

-Si, se ve que son muy unidos y que todos se entienden a la perfección a la hora de la acción.

-Así es pequeña, sé que encajaras perfectamente en la estación- Me dijo seguro, este hombre siempre transmite seguridad, desborda por sus poros.

-Eso espero- Murmuré.

-Ya el próximo lunes inicias tu turno como parte de la estación 51, ¿cómo te sientes?- Me preguntó.

-Bien, desde que llegue acá ya no he tenido más pesadillas y me siento muy cómoda. Es muy lindo aquí- Expresé con sinceridad, la verdad es que me hacía falta tener compañía, ya que en Nueva York no tenía muchos amigos y no tenía a ningún familiar cerca -Me emociona volver al trabajo- Dije emocionada, puedo apostar que en mis ojos se reflejaba un brillo especial.

-Que bueno, si se nota que estas muy emocionada. Yo también ya quiero que te integres para que les demuestres tu potencial.

-Y eso haré. De hecho les llevaré un pequeño presente.

-No serán tus famosas galletas de red velvet con chispas de chocolate blanco, ¿No?- Murmuró, especulando el regalo que les daría.

-¿Cómo lo adivinaste?- Dije, haciendome la sorprendida.

-Es que esa es tu especialidad- Me dijo guiñandome el ojo -Bueno, me tengo que retirar, debo de pasar por Terrance a la guardería. Nos vemos el lunes.

-Claro tío, cuidate- Le dí un gran abrazo y él salío cerrando la puerta. Un minuto después pude escuchar como encendía su auto y se iba.

Me senté en mi bonito sillón y tomé el control remoto que estaba a un lado mío. Le dí play a Netflix para continuar viendo Yu Gi Oh! mientras me acomodaba en una posición más agradable para estar durante unas tres horas más.

Nota: Ya el próximo capítulo sale Severide, no se me desesperen.

Déjame ayudarte [Kelly Severide]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora