Déjate llevar

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  Esta historia está dedicada a   MisGustosCulposos

   Quiero que sepas lo mucho que te aprecio, mucho más de lo que piensas, y necesitaba dedicarte una historia. Espero que te guste 🖤

  Fargan  se encontraba en el asiento delantero del coche, haciendo de copiloto. Willy se encontraba en el asiento de al lado, conduciendo su coche negro con un graffiti de búho mientras sus ojos se clavaban en la carretera. Su rostro expresaba enfado, o más bien, frustración, pues llevaban dos horas en el coche y apenas habían avanzado diez kilómetros. Era un día soleado, e iban a pasar juntos el día en la playa, pero no eran los únicos que habían tendido esa idea, por lo que se había producido un enorme atasco.

  —Maldito tráfico —masculló Willy, apretando con fuerza el volante con ambas manos.

  Fargan le escuchó, pero ni siquiera reaccionó, tenía la cabeza en otra cosa. A pesar de estar junto a Willy, se sentía solo. No era algo nuevo, llevaba pasándole un par de semanas, por eso le propuso a Willy ir a la playa. Últimamente había estado trabajando mucho y él, al estar en paro, se quedaba en casa aburrido, solo. Lo que más temía en ese momento era que Willy se hubiese enfadado con él por haberle metido en ese atasco, y eso era lo último que quería.

  —¡Por fin! —exclamó el albino sacando a Fargan de sus pensamientos.

  El búho miró a la carretera y vió que los vehículos se desplazaban lentamente. El tráfico iba mejorando.

  Fargan apretó los puños. No quería hacerle esa pregunta a Willy, le parecería estúpida, además creía tener clara la respuesta, pero tenía que comprobarlo.

  —Oye Willy... Tú me quieres, ¿Verdad? —preguntó el híbrido jugando con los dedos de las manos.

  —Siii —suspiró el albino. Estaba muy estresado como para darse cuenta de que a su novio le pasaba algo, ya que el tráfico volvía a su lentitud principal.

  Fargan no dijo nada, solo bajó la mirada al suelo del coche, mientras no dejaba de jugar con sus dedos.

  —Perdón por la pregunta —se disculpó repentinamente. Fue entonces cuando Willy se dio cuenta de que tenían que hablar. Apartó las manos del volante y agarró la mano de Fargan.

  —No pidas disculpas —pidió —. ¿Pero por qué me haces esa pregunta, acaso dudas de la respuesta?

  Fargan se puso nervioso y un escalofrío recorrió su cuerpo.

  —Eh... No, no dudaba —mintió.

  Willy le dió un corto beso.

  —No mientas, se te da fatal. No deberías dudar—negó con la cabeza.

  —Es que... Quería pasar contigo un día tranquilo en la playa porque últimamente estás muy ocupado con el trabajo, pero ahora por mi culpa estamos aquí, en este atasco y te estás agobiando por mi culpa.

  Willy suspiró.

  —Es cierto que a pesar de vivir juntos apenas nos estamos viendo, este trabajo está acabado conmigo. Pero tranquilo, yo me encargaré de dedicarte el tiempo que necesites, y por lo del atasco no te preocupes, daremos la vuelta. Se me ha ocurrido un plan mejor.

  Fargan arqueó una ceja, sin saber en lo que pensaba su albino. Éste le revolvió el pelo como si hubiese hecho algo bien y Fargan sonrió.

  —Cierra los ojos —le ordenó Willy, a lo que Fargan obedeció. Willy sacó de la guantera del coche una venda y con cuidado le colocó la cinta alrededor de la cabeza tapándole los ojos. Fargan iba a hablar, pero Willy le puso un dedo en los labios.

  —No preguntes, tú solo... Déjate llevar —dijo Willy. Agarró el volante y con mucha maniobra cambió al carril contrario empleando un trozo de césped vacío para girar y se fueron de allí.

  Durante el viaje, Fargan seguía jugando con los dedos de las manos, pero ésta vez por otro motivo. Esta vez estaba nervioso por no saber a donde le llevaba su novio a pasar el día. Willy le echaba miraditas de vez en cuando y reía al ver a Fargan así.

  —Tranquilo, buhito —rió. Fargan sonrió.

  Tras dos horas de viaje, al se hallaban en su destino. Willy aparcó a la sombra y sacó a Fargan del coche, desatándole la venda para que pudiese ver dónde se encontraban.

  Al abrir los ojos, vio que estaban en un bar al que solían ir al principio de su relación, pero al que últimamente iba Fargan solo ya que Willy trabajaba.

  —Me... ¿Me has traído a éste bar? —preguntó el híbrido confuso, no entendía por qué eso era una sorpresa.

  —Bueno... Es que últimamente has estado viniendo tú solo, y tienes que recordar cómo es venir aquí conmigo.

  Fargan estaba confuso. ¿Cómo sabía Willy que iba allí el solo? Nunca se lo había contado, y para cuando Willy volvía de trabajar Fargan también había vuelto del bar.

  —¿Cómo has sabido que venía aquí yo so...? —preguntó, pero Willy le interrumpió encogiéndose de hombros.

  —Quién sabe —dijo, y agarrando de la mano a Fargan entraron en el bar.

  Se pasaron allí todo el día, haciendo lo que solían hacer cuando iban juntos. Primero se tomaban un par de cervezas cada uno. Después, charlaban un rato con el dueño del bar y luego se iban al tiovivo que había a pocos metros del local. Ambos eran muy mayores para montar en esa atracción, y eso les hacía gracia, por lo que montaban siempre que veían uno. Por último, cuando caía la noche, iban a dar un paseo por las tenuemente iluminadas calles de Karmaland.

  Ese día no fue distinto, hicieron todo para recuperar la costumbre y disfrutar de un maravilloso día juntos. Ahora se hallaban en mitad de la calle cogidos de las manos, disfrutando del silencio, cuando de repente Willy se detuvo.

  —Fargan... —le llamó —. Se que te has sentido solo, por eso quiero hacer que eso no vuelva a pasar.

   Fargan temía lo que estaba por venir, que Willy dejase de trabajar para estar con él, pero ocurrió algo muy distinto.

  Willy sacó del bolsillo de su pantalón una caja forrada de color negro. Se arrodilló ante Fargan y abrió la caja, mostrando el anillo que se hallaba en su interior.

  —Fargan, ¿quieres casarte conmigo?

  Las lágrimas de emoción ya inundaba los ojos del híbrido. Agarró por las mejillas a su novio y le besó.

  —Sí quiero.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2020 ⏰

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