Auge ✔(Aidan Y Tú) 2

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Mini maratón 2/2

Helada...

Así estaba por esa pregunta...

¿Estas con alguien?

Dile que sí y que nos deje de molestar

No, no quería decirle nada y sí, probablemente este mal pero es que no quería hacerle daño.

Cariño, él te rompió el corazón y te cambió por alguien, ¿qué tanto tienes que sufrir para querer hacerle daño?

Eso era un buen punto, pero como toda persona en este mundo. A veces aunque nos hagan daño no tenemos que igualarnos al querer hacerlo.

—Me tengo que ir —me puse de pie inmediatamente

—Así que si estas con alguien —igual se puso de pie

—Eso no te importa —empecé a caminar

—Solo me da curiosidad.

Me giré hacía él

—No uses mis palabras en mi contra.

—Entonces dime —insistió

—No te importa —repetí

—Solo tienes que decírmelo —se puso frente a mí impidiendo mi paso

—No. Te. Importa —dije lentamente y pasé por su lado

—¿Qué te cuesta decirme? —gritó detrás de mí

—No, no estoy con nadie —mentí

Vaya, con mentiras así con suerte Aegan te aceptaría en su ejército

—Dime —me jaló del brazo

—No tengo porque decirte lo que haga o no con mi vida amorosa —le espeté soltandome de su agarre

Me fui corriendo lejos de allí para llegar a la galería. Mi respiración era agitada y solté todo el aire de mis pulmones, tragué saliva y saqué mi teléfono.

Charlie...

No quería a nadie más que él.

—Charlie...

—¿Pasa algo? ¿Todo bien? ¿Dónde estás? —preguntó rápidamente, preocupado

Le di la dirección en donde estaba y en unos veinte minutos ya estaba en su auto en silencio.

—Gracias —murmuré en voz baja

—Sabes que no tienes que agradecer nada.

No dijimos nada más en el camino hasta llegar a casa. Kiara estaba en el sofá comiendo palomitas y me saludó y le sonreí como respuesta. No quería hablar mas, solo quería un abrazo —o llorar—lo que sea pero no hablar.

Me fui a mi habitación y me encerré y me eché a llorar, busqué entre mis cosas y encontré la sábana que mamá me había dado de pequeña. Me la puse encima de mis hombros y abracé mis rodillas.

—¿Se puede? —Lina se asomó

—S-sí —sorbí por la nariz

—¿Estas bien? —se sentó a mi lado

No dije nada y estuvimos en silencio por un rato, me gusto que no me forzará a hablar —lo cual agradecí porque no quería ni hablar —

—No sé quién te haya hecho sentir mal pero estoy segura que es un idiota.