11: Sólo un toque

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Evan

Jane me miró, luego a Healy y de nuevo a mí. Y luego Healy se movió y me miró también. Sentía la mirada de ambas chicas clavarse en mí pidiéndome explicaciones. Estaba creyendo que no había sido mi mejor idea. Jane, con sus excelentes modales que ya antes me había mostrado, le sonrió a Healy amablemente.

-Healy, no pensé volver a verte tan pronto. -admitió y luego me miró a mí significativamente-. Entren, por favor.

Healy no fue capaz de hacer nada más que asentir y entrar a la casa, yo me quedé clavado en el mismo sitio, apretando la caja y el periódico con fuerza. Jane se aseguró que Healy estuviera lo bastante separada de nosotros y entonces salió y entrecerró la puerta, sus ojos nunca se apartaron de los míos.

-¿Qué estás haciendo? -me preguntó de manera acusatoria. Se cruzó de brazos y respiró muy hondo.

-Te hacíamos una visita, ¿eso está mal? -alcé una ceja con testarudez y me crucé de brazos también, retándola.

-Esto podría salir mal, Evan.

Hubo algo en su voz que me hizo cambiar de actitud. Miedo. De acuerdo, tal vez si había sido mala idea, pero deseaba intentarlo. Pasé una mano por mi cabello y suspiré de pronto cansado.

-Lo siento, debí habértelo consultado antes. -me acerqué a ella y la abracé, su cuerpo se sentía tenso junto al mío pero lentamente se relajó y con timidez ella enredó sus brazos alrededor de mi cuello. Mi corazón se aceleró y desee no terminar el abrazo, el primer abrazo que Jane me daba. Era diferente, más segura y fuerte, decidida. Inhalé el aroma de su cabello castaño, disfrutando cada momento. No fue hasta que Jane tembló ligeramente que me percaté que estábamos afuera y ella no llevaba puesto más que su pijama de short y una blusa de tirantes-. ¿Por qué siempre estás a punto de congelarte?

La llevé adentro aún en mis brazos y la escuché reír bajito.

-Desperté siendo fría. -dijo, medio en burla. Pero de inmediato se enserió-. Tenemos que inventar algo para explicar por qué mis padres no están en casa a esta hora.

Asentí, pensativo. Definitivamente no había pensado en nada de eso cuando había decidido traer a Healy conmigo. Estupendo Evan.

-Si ella pregunta, dirás que han ido de viaje por su aniversario número...

-Veinticinco. -terminó la frase por mí-. Recién habían cumplido quince el año que yo... ya sabes.

-Muy bien, -froté su hombro y me incliné para estar a la altura de sus ojos-, ¿lista?

Jane reunió las fuerzas suficientes para asentir, y caminó directo a la sala donde Healy esperaba. Caminé a sus espaldas esperando que a Healy no se le ocurriera ser muy curiosa esta noche.

-Lamento hacerte esperar. -la voz de Jane sobresaltó a Healy que giró sobre el lugar donde estaba sentada en el sofá.

Healy sonrió algo forzada y negó con un gesto de la mano.

-No importa.

-¿Te puedo ofrecer algo? ¿Café, tal vez? -sugirió Jane, como estaba detrás de ella pude ver cuando entrelazó sus manos detrás de su espalda. Estaba más nerviosa de lo que aparentaba. Una casi invisible sonrisa se cruzó por mi rostro, era adorable el intento de Jane de parecer tranquila aunque por dentro estuviera muerta de nervios.

-No me gusta el café caliente. -contestó Healy, rígida.

-¿Entonces, té? -probó Jane. Entonces yo intervine.

La chica debajo de la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora