¡Cásate conmigo!

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Híbridos 

KookTae   

JJK&KTH

La existencia de los híbridos siempre ha sido un misterio hasta para los propios. Antes eran venerados por los humanos, siendo más que solo compañeros o una simple mascota.

Con el paso de los años esta tranquilidad se vio alterada por el propio ser humano, discriminando y lastimando a aquellos que dejaron de ser humanos y se volvieron simples mascotas, un adorno para los hogares, unos simples trofeos y ratas de laboratorio.

La gente que conservaba sentido común realizó protestas en disconformidad; el gobierno abrió refugios y se propusieron leyes que los protegieran, dándoles también derechos y permitiéndoles el acceso a las instituciones públicas y privadas. 

Pero las personas no siempre siguen las reglas.

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La llegada.

En la penumbra de una tranquila noche iba caminando una vetusta mujer de cabellos canos y pasos calmos. Iba camino a su vivienda luego de un ajetreado día en la florería.

Siempre la misma rutina del trabajo a casa y de casa al trabajo, algo que le parecía sumamente satisfactorio. Sin embargo en esa noche de tranquilidad algo desconcertante sucedió. 

A lo lejos logro divisar como un hombre llevaba a rastras y regaños a un hermoso gatito, aquel hombre estaba desechando a ese frágil fragmento de vida. Sin remordimiento alguno el hombre lo abandonó en un basurero cercano y se marchó sin desviar jamás la mirada.

La mujer de cabellos blancos estaba a punto de decirle unas cuantas verdades a aquel hombre y tal vez una que otra grosería, pero antes que nada se detuvo al recipiente donde se podían escuchar los maullidos del felino que yacía dentro. Sin poder resistir la ternura que emanaba el tierno animalito lo recogió con sumo cuidado y se lo llevó a su morada.

Llegando finalmente a su hogar, colgó su abrigo y se llevó directamente al pequeño a su baño, intentando no despertar a su querido nieto que dormía esa noche en su casa. Ya en el baño, la anciana puso con cuidado al minino en la tapa del retrete mientras ella preparaba la tina para darle un baño; al término del remojón que le dió, se aproximó inmediatamente a curar las heridas que portaba éste. Estando sorprendida por una herida profunda que tenía en su costado izquierdo del tórax, probablemente dejaría marca, física y emocional.

Al término de su trabajo, cargo rápidamente al pequeño gatito para acariciarlo un poco, para que se fuera acostumbrando a ella. Pero en un abrir y cerrar de ojos sintió un aumento de peso en el compacto animal, sintiendo más peso del que debería ser, dejó al felino en piso para estirar sus arrugadas manos y cuando posó nuevamente la vista en él, ya no tenía a un gatito, ahora tenía a un pequeño niño.

Este se mostraba con miedo ante la presencia de la anciana, y temblando de miedo empezó a llorar ante la posible agresora que tenía frente a él.

Al percatarse la mujer de lo que producía en el pequeño, decidió agacharse hasta quedar a su altura e intentar entablar una conversación con él.

— Pequeño – Habló dulcemente la mujer, haciendo que él otro le prestará atención – Dime, ¿Cuántos años tienes? – Preguntó lo más dócil posible evitando acercarse demasiado al más joven.

— Seis – Respondió el pequeño, manteniendo su cabeza gacha – Seis años – Repitió alzando sus manos y levantando solo seis dedos que obviamente concordaban con el número dicho.

La mujer le sonrió ampliamente mientras se levantaba del lugar e iba por una manta para cubrir al niño. Porque eso era para ella un pequeño niño.

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