Porque Tsukasa lo que más anhelada en su vida, era que su hermano mayor le diga un "te amo" y hará todo lo posible para escucharlo.
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Fanfic de los norteños.
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Cierto pelinegro con un sello negro en su mejilla, tenía ahora una pequeña duda que cruzaba por su pequeña mente y esa era... ¿Cómo se sentiría que su hermano gemelo, el cual ama demasiado, le diga que él también lo ama? ¿Qué se sentiría eso?
Era una enorme duda para aquel fantasma, además de la otra duda de que si los besos sabían a limón, eso también era una gran duda que tenía, pero la que más rondaba en su cabeza, era... ¿Qué se sentiría que Amane dijera que lo ama?
El pequeño fantasma sabía que su hermano lo amaba, porque que el muestre su rostro lleno de terror cada vez que lo vea, era una muestra de amor... ¿cierto? ¡Así que sabía que su hermano mayor lo amaba! Aquí la pequeña duda era... ¿Por qué nunca le dijo que lo amaba? ¿El debería hacer algo para escuchar esas palabras? No podía responder sus dudas.
— ¿Sakura sabrá? —se cuestionó mientras flotaba.
Muchas dudas ahora invadían la mente del fantasma, ¿Por qué Amane nunca le dijo que lo amaba? Su hermano no era tan tímido, sabía que solía ser pervertido, pero aun así... ¿Por qué nunca le dijo que lo amaba? Solo quería escuchar aquellas palabras de su hermano, y si logra escucharlo, posiblemente termine besándolo para comprobar si los besos sabían a limón.
Mataba dos pájaros de un tiro si hacía eso.
Pero aquí la cuestión era si podía conseguir eso... ¿Qué tan difícil era hacer que tu hermano gemelo te diga dos simples palabras? ¿Qué debería hacer? Muchas preguntas entraron a su cabeza, haciendo que ponga un rostro pensativo, el cual desapareció cuando vio entrar a Sakura al salón de radio.
— ¡Sa-ku-ra! —exclamo con una enorme sonrisa, corriendo hacia ella y abrazándola en el proceso.
La peliverde soltó un suspiro, odiaba que Tsukasa hiciera eso, ¿Qué manía tenía con abrazarla cada vez que entraba?
—Hola Tsukasa. —saludo un poco fastidiada.
— ¡Te tengo una pregunta! —hablo rápidamente, separándose de ella y comenzando a flotar.
Sakura con una tenue curiosidad, se dirigió a una silla y se sentó, esperando a que el pelinegro dijera su pregunta... ¿con que podría salir ahora aquel chico que parecía un gato?
— ¿Cómo puedo hacer que Amane diga que me ama? —pregunto poniendo su dedo índice en su labio.
Sakura miro al chico por unos segundos, mientras algunos mechones rebeldes se levantaban por la impresión de aquella pregunta, ¿Cómo debería contestar eso? Jamás había estado enamorada, y menos sabía cómo hacer que alguien dijera esas palabras; aunque según ella, la influencia de cómo se lleven tiene mucho que ver en eso.
—Estaría un poco difícil... ¿Cómo te llevas con tu hermano?
— ¡Me llevo genial! Cada vez que me ve, su rostro luce asustado y sumiso, mientras su rostro cambia y parece que quisiera llorar, ¡Y sé que al poner ese rostro, está dándome a entender que me ama!
Sakura al escuchar aquellas palabras, se quedó callada por unos minutos, las enormes ganas de golpearlo con un libro se apoderaron de ella... ¿Qué clase de amor sentía Tsukasa por su hermano?
—Eso... no está bien, Tsukasa —un leve suspiro salió de sus labios, lo hizo para controlarse y no querer golpearlo. —Si quieres que tu hermano te diga esas palabras, no deberías hacer que ponga ese rostro... más bien, debería tener un rostro sonriente y alegre, y no uno que muestre terror, entre más tenga esas sonrisas cuando tú estás, más probabilidad hay para que te diga que te ama.
Sus ojos se cerraron por unos segundos, para luego mirar al pequeño fantasma que estaba procesando todo lo que dijo, sus ojos miraban la pared, como si no supiera que palabras decir, hasta que por fin movió sus labios.
—Eso quiere decir que... ¿tengo que hacer a Amane feliz? —La peliverde asintió de manera leve, —pero yo pensaba que como trataba a Amane lo hacía feliz... pero, ¡está bien! Haré sonreír a Amane y haré que diga que me ame.
La chica sonrió, sentía que había hecho algo bien diciéndole aquellas palabras al chico, al menos pudo controlar al gato antes de que sacará bien sus garras.
—Y si con eso no logro escuchar que me ama... recurriré a otra cosa, —una enorme sonrisa sombría apareció en sus labios, y sus ojos se volvieron completamente oscuros.
Sakura palideció y una expresión de terror apareció en su rostro, al parecer, aquel gato aun podía sacar bien sus garras y podía atacar en cualquier momento.
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