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Ruel sonaba en mi computadora. Terminaba mi tarea de cálculo, esperaba a que Holden llegará y me dijera que ha olvidado hacer la tarea y no tiene idea de cómo hacerla, así ha funcionado por los últimos 13 años.

—He llegado, nena— aparece Holden, asomando su cabeza por la ventana de mi habitación.

—Ya era hora, dijiste a las 5:00 y son las 7:00— le reproche.

—Te podría poner veinte mil excusas, pero prefiero entregarte tu cena — levanta una gran bolsa de comida Italiana. Mi favorita. Era de un restaurante que se encuentra al otro lado de la ciudad.

—No me vas a sobornar con comida Holden— me mira con los ojos de cachorrito —¿Cómo subiste la enredadera con esa gran bolsa?

—Créeme, fue una de las cosas más difíciles que he hecho, pero todo es por ti—. Chantaje, lo conozco y sabía que comenzaría con eso. Tan predecible.

—Sube. Si te llegas a caer me voy a reír antes de ayudarte y no quiero perder mi comida— mete la bolsa al cuarto para después entrar él.

Coloca la bolsa en mi tocador y se quita los zapatos —¿Qué ibas a cenar antes de que llegara?— se acuesta en la cama boca abajo.

—Probablemente cereal— lo mire por el rabillo del ojo.

Levanta la cara del colchón y me mira —he llegado para salvarla joven damisela—, confundido mira lo que hago—¿Qué estás haciendo?— su mirada está en la computadora, —mierda, ¿De qué es eso?

Lo sabía, oh Holden, estoy lista para escuchar su excusa para olvidarlo, pero creo recordar que él se durmió cuando el profesor dictó la tarea.

—¿En qué momento?... No, no, no. Hice toda mi tarea... ¿en qué momento dejaron algo de cálculo?— se levanta de la cama de un salto—¿Me das una hoja?—se sienta a mi lado en el suelo.

Lo miro y tiene el ceño fruncido, hace eso cuando está enojado. Seguramente ya había hecho el resto de la tarea y sólo ha olvidado esta. Tome mi carpeta y le entrego lo que me pidió, el agarra el lápiz con el que yo estaba haciendo el trabajo.

—¿Qué se supone que haga?— Le intento explicar lo que he hecho y el me mira confundido. Intenta hacer lo mismo que yo hice y le ayudo en lo que se equivoca,  mientras yo termino de guardar mi trabajo para que él haga el suyo.

Me levanto del escritorio para que el se siente ya que me ha dicho que le ha dolido el culo de estar en el frío suelo. Abro la bolsa de la comida para ver lo que ha traído. Mi platillo favorito e incluso mi postre favorito.

—¿Está tu madre en casa?

—En su habitación, tomo un par de copas y cayó dormida— él no retira la vista de su trabajo sólo asiente —iré a calentar todo y por bebidas, ¿Quieres comer aquí o en la sala?

—La sala, veamos televisión.

Lo dejó en la habitación y camino a la cocina con la gran bolsa en mis manos. Coloco todo en platos y lo meto al horno. Es la tercera semana de clases y él ya ha olvidado hacer la tarea, esto me podría sorprender, pero es Holden, el chico que olvidaba sus crayolas en el prescolar, el mismo chico que olvida ponerse sus calzoncillos 2 veces a la semana, pero es el mismo chico que lograba hacer sus maquetas en la primaria sólo 15 minutos antes de entrar a clases, con cosas que encontraba en la basura y en el patio.

—Sabes... odio las matemáticas, el día en el que comenzó la escuela supe que terminaría en un McDonald's, sin ofender a la gente que trabaja en un McDonald's, sólo que yo soy un asco.— se acerca al refrigerador y saca el jugo de manzana —¿Quieres?

Lo miro con una sonrisa en el rostro y asiento, tal vez no era el mejor en matemáticas, pero él era un gran artista y él quiere ser veterinario, le apasionan los animales. —Bueno, si tú terminas en un McDonald's yo iría todos los días solo para darte una muy buena propina.

—Tú me sacarás del callejón en el que viviré, seré tu garrapata, mientras tú trabajas yo prepararé la cena para ti, pintaré cuadros para decorar nuestra casa y cuidaré de nuestro perro.

Lo miro con una ceja levantada. —Yo no he dicho que quiera un perro.

—Pero yo sí.

—Me parece una excelente idea.

La cena estaba lista, él lleva el jugo y los vasos a la sala mientras enciende el televisor, llevo los platos y tomo asiento frente al televisor.

—¿Quieres ver Glee?— asiento y él da play.

Toma asiento y comenzamos la cena, el devora todo en su plato, mientras ve atento el televisor.

Holden y yo hemos sido mejores amigos desde el prescolar, llevamos toda la vida juntos, como dirían Cristina Yang y Meredith Grey Él es mi persona.

—Tengo una relación amor odio con Quinn, no la soporto pero la amo.

—Tú tienes una relación amor odio con todos los personajes.

—Todos son estresantes, pero los quiero en mi vida.— la primera vez que vi Glee fue gracias a Hol, el llegó a mi casa a los 10 años, encendió el televisor y dijo que pondría una serie de la cual vió el avance en un comercial y así comenzó la obsesión por Glee.

—¿Qué te hizo traer comida?

—Quería agradecer que me ayudarás con mi tarea de biología.

—Un excelente agradecimiento— digo riendo y le doy un pequeño golpe en el hombro.

Una mueca de dolor cruza por su rostro. No ha venido sólo por la tarea de biología.

— Lo hizo de nuevo.— él sólo asiente y agacha la mirada —¿Qué sucedió?

—Hubo un incidente durante el desayuno, Izzie derramó su bebida en la mesa, yo intenté detenerlo, después tomó las llaves del auto y se fue.

Asiento sin decir nada, odio a ese hombre.

— ¿No querías volver a casa después del trabajo?

—No quería verle la cara, seguramente estaría ebrio.

—¿Te quedarás a dormir?

—No. No he traído ropa ni mi mochila, terminaré de cenar y regresaré.

Le muestro una pequeña sonrisa y asiento, no sigo haciendo preguntas y dejo que disfrute la cena.

—Books, búscate a un Finn Hudson en la vida para que sea el amor de tu vida.— dijo mirando a la pantalla viendo como Finn corría tras el tren de Rachel después de romper con ella para que cumpla sus sueños —Yo seré tu Kurt.

Ese último comentario me hizo reír.

Al terminar la cena tomó su tarea y se fue a casa, yo me fui a dormir deseando que su padre estuviera dormido cuando él llegara.

Through The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora