El suelo tembló.
Piloto: Hora: 22:04:51. Hemos aterrizado en la estación espacial A-102, o conocida como Calcante. Una estación espacial diseñada para el transporte de naves espaciales pequeñas, medianas y grandes. No hay oxígeno, descendimos aquí por la necesidad de recargar energía. Por favor, quédense en sus asientos.
Los cuatro se despertaron aturdidos por el repentino temblor, pero antes de articular nada se quedaron mirando el espacio exterior y se quedaron literalmente sin habla. Un paisaje sorprendente, algo parecido a una sopa, pero hecha de luces de diferentes colores y un fondo negro. Nunca antes ninguno de ellos había contemplado el espacio exterior.
Vieron salir al conductor de la nave a la pista de aterrizaje, enarbolando su traje espacial. De pronto llegaron 4 personas con un objeto con ruedas gigante que parecía una batería portátil. Se abrió un panel en la parte trasera del vehículo estelar, donde conectaron dos "ganchos" y la nave se empezó a cargar. Pasados unos minutos se retiraron los elementales. Así que se pusieron en marcha.
Experimentaron otra vez esa extraña sensación de alcanzar la velocidad interestelar. Pasados unos minutos se pusieron a jugar un juego en multijugador gracias a sus cascos de inmersión total; así se hizo más ameno su viaje. Ya eran las 11 de la noche, pero como el fondo del espacio no cambiaba se sentían inusualmente despiertos.
Las horas pasaban y los jóvenes se distraían de muchas maneras. Siendo ya las 7:30 de la mañana les informaron que estaban por llegar, y cuando salieron de la velocidad interestelar vieron a aquel planeta con una zona verde, otra blanca y una marrón. Descendieron lentamente y se estacionaron en una pista de aterrizaje.
Sandro: Pueden desabrocharse los cinturones, bajaremos en orden de adelante hacia atrás. vayan sacando sus maletas de los compartimientos superiores.
Se inició un tumulto para agarrar su equipaje.
Arkana se paró en su asiento, abrió la rejilla y sacó su maleta, pero en un pequeño descuido se le resbaló y cayó sobre el cuerpo de Acuano antes de poder agarrarla de nuevo.
Acuano: ¡Ouch! ¡Ten más cuidado por favor!
Arkana: Ok.
Después de todos con equipaje en mano esperaron su turno de poder salir. y cuando lo hicieron, una pequeña oleada de calor es sacudió el rostro. Ese era el planeta Merius. Un campamento se encontraba a lo lejos. Y cuando les dieron la indicación para ir se pusieron a correr. Era un lugar bellísimo.
Se pusieron en fila. Tras pasar un rato se fueron a un alojamiento cercano, resulta que los relojes de los chicos marcaban las 7 de la mañana, pero en el planeta Merius eran la 1 de la tarde. Así que como no tenían nada que hacer se fueron a la piscina, una piscina gigante. Se dirigieron a los vestidores y en unos minutos estaban cada uno con sus trajes de baño. Arkana se lanzó de inmediato, hubiera sentido un frío inmenso de no ser porque era de elemento hielo. Luego de le siguió Acuano y la siguiente fue Skydrin, pero Helenis no se metió.
Arkana: Vamos entra, no está tan fría.
Helenis: Eso lo dices tú, yo soy elemento fuego y no me gusta mucho el agua.
Acuano: Anda, tú puedes. No es tan díficil.
Helenis: ¡Ya! Ok, lo haré, no me empujen por favor.
Acuano: Tranqui.
Helenis se fue a la parte de las escaleras que daban al agua. Y cuando metió un pie hizo la expresión de un escalofrío, pero no lo sacó.
Skydrin: Vamos Helenis, continúa.
Helenis: Ok.
Metió el otro pie, luego hasta la cintura y pronto el cuello. En unos minutos la chica se había sumergido casi toda. Pronto la calidez rodeó la piscina e hizo subir un poco la temperatura ya que Helenis estaba bajo el agua y liberando su calor corporal poco a poco. Pero el agua se enfrió un poco otra vez y todo volvió a la normalidad. En ese día le enseñaron a Helenis a mantener la respiración bajo el agua y algunas cosas más.
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Elementales
Science FictionSinopsis: Los hechos suceden en la galaxia Andrómeda, en un planeta llamado Naturalys donde habitan unas criaturas parecidas a los humanos, los elementales (que controlan los elementos). Nuestro protagonista tendrá que sobrevivir a lo que le depara...