Extra Haroldo

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Haroldo

Era un niño. Un bebé. El bebé de Dennis. ¿Cuán jodidamente loco sonaba eso? Era algo que yo nunca pensé que vería. Dennis, siendo papá, parecía la cosa más absurda del planeta. Claro que estuvo ahí para Dalu toda su vida, sin embargo esto era diferente. Este era realmente su bebé.

Me encontraba de pie al otro lado de la barra, viéndolo mostrar a cualquiera que se detuviera el tiempo suficiente la foto en su mano. Él y Angie consiguieron una de esas cosas donde se ve al bebé en su vientre. Ahora, Dennis tenía una colección de fotos de su hijo y se las presumía a todo el mundo. ¿Quién hubiera pensado que una mujer podría volverlo tan suave? No es que me quejara. Me gustaba el nuevo Dennis. Él tenia algo por que vivir ahora.

Me moría de ganas de salir a la calle y fumarme un cigarrillo a escondidas. Tenía los nervios de punta. Había llamado a Dalu dos veces en los últimos dos días y aun no me devolvía ninguna de mis llamadas. Desde que fue dada de alta del hospital, ella estuvo diferente. Todo era diferente. Yo no estaba de acuerdo con eso y si ella quería seguir así me vería en la necesidad de perseguirla.

—Que significa esa expresión en tu cara —Me preguntó Angie mientras se detenía a mi lado. Su voz siempre con ese fuerte acento. Me obligué a apartar los pensamientos de Dalu de mi cabeza. Ya trataría con ella más tarde. Esta noche, era de mi hermano, su prometida y el bebé que traerían al mundo en unos pocos meses.

—Lo siento. Necesito un cigarrillo. Supongo que se nota —susurré. Angie conocía mi secreto. También sabía que Dennis odiaba que yo fumara, así que lo mantenía en secreto. Un pronunciado ceño tocó su frente, pero no me regaño.

—Ese bebé tendrá mucha atención. Será algo divertido de ver —le dije asintiendo con la cabeza hacia el hombre que los dos mirábamos mientras él volvía a contar la historia de las pataditas del bebé durante el ultrasonido.

—Nunca esperé esto... Ya sabes, este tipo de reacción. Si no estuviera ya completamente enamorada de él, esto haría que lo amara mucho más —respondió ella con voz soñadora.

—Oí que habrá una boda en un par de semanas, en lugar de meses. Eso es emocionante —Otra cosa que me desconcierta. Dennis emocionado por ser padre era una cosa, pero Dennis casándose era otra. El hombre estaba loco por esta chica.

—No quiero verme enorme y gorda en mi vestido de novia. Dennis puede cambiar de opinión si me ve contoneándome así hacia el altar —El tono burlón de su voz enmascaraba un miedo real. Lo podía saber por la forma en que se quebró su voz.

Aparté la mirada de mi hermano y la miré. —Espero que estés bromeando. Porque nada obligaría a Dennis a alejarse de ti. Tienes que saberlo. Él te eligió. Cuando tuvo que elegir, fue a ti a quien escogió. Estoy orgulloso de él por pensar en sí mismo por una vez y hacer lo que quería. Eres buena para él, Angie. Nuncaha tenido a nadie que cuide de él de la manera en que tú lo haces. Quiero decir, le quiero y todo, pero esto es diferente.

Lágrimas poblaron sus ojos y sollozo. Mi intensión no fue molestarla. Sólo fui honesto. El chico la necesitaba como si fuera el aire para respirar. Su vida giróen estar disponible para todos y contener la locura que corría por las venas de su madre. Con Angie, sencillamente era feliz. Me gustaba verlo feliz.

—No llores, por favor. Piensa en mí y en cuan fuerte me golpeara Dennis si se da cuenta que estoy haciéndote llorar —Le supliqué mientras tomaba su mano y le daba un pequeño apretón.

Una risa suave escapó de sus labios y sollozó nuevamente, luego se limpióla lágrima que se había deslizado. —Son lágrimas de felicidad. Sucede mucho últimamente. Son las hormonas del embarazo.

Angie cambió su atención de mí a Dennis. La diversión en su mirada me hizo preguntarme cual era la razón. Jona, un empleado del club, estaba coqueteando abiertamente con Dennis. Él no lo hacía en serio. Sabía que Dennis tenía dueña y era obvio que Jona adoraba a Angie.

—Tengo que ir a rescatar a Dennis. Jona tiene una vena maligna. Hace esto solo para poner a Dennis en aprietos. Desearía que no fumar as, pero si necesitas tomar un descanso yo te cubro —dijo con una pequeña sonrisa antes de ir hacia Dennis.

Nunca demasiado lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora