Los cuatro clanes principales se habían reunido preocupados cuando, repentinamente el líder del clan Lan, Lan Xichen había desaparecido sin dejar rastro alguno.
Habían buscado en el territorio de todos los clanes sin encontrar nada.
Llegada la noche todos se reunieron en Gusu, los lideres se reunieron tratando de encontrar alguna solución y algunos discípulos hablaban en voz baja en pequeños grupos.
Los líderes del clan Jin y Nie volvieron a sus hogares con su respectivos discípulos, quedando en Gusu, solo el clan Jiang y el Lan.
Todo estaba silencioso, incluso Wei Wuxian, quien siempre parecía tener la solución a todo, se encontraba sosteniendo la mano de su esposo y hablaba con él en susurros.
Jiang Cheng se había separado de todos, necesitaba tranquilizarse, no iba a negar que estaba muy preocupado por Xichen, pero se negaba a creer que algo malo le hubiese sucedido.
Un pequeño conejo blanco interrumpió sus pensamientos cuando parecía haberse tropezado y caído frente a él.
En un principio se negó a tomarlo en brazos, pero al ver como torpemente se acercaba decidió levantarlo.
- ¿Te haz lastimado?
Revisó sus patitas en busca de alguna herida que causara los tropezones del animal pero no encontró nada. Finalmente lo recostó en su pecho y acarició sus orejas, era un poco relajante, ya entendía porque a Wei Wuxian y Hanguang Jun les gustaban tanto.
- Jiang Cheng, ¿estás bien?
Wei Wuxian apareció detrás de él.
- Creo que es tuyo.
Entregó al pequeño conejo y este empezó a dar patadas, casi exigiendo ser soltado, sin embargo al ser regresado a las manos de Jiang Cheng volvió a calmarse.
- No creo que sea de los de Lan Zhan, todos me quieren y tú - lo señaló - al parecer no.
- Me agrada...
- Es igual a tí Jiang Cheng, quédate con él harían una buena pareja.
Jiang Cheng vió al conejo y no teniendo ánimo para contradecir o analizar las palabras del contrario simplemente asintió.
Al día siguiente el líder del clan Jiang volvió a Yunmeng apenas amaneció, algunos discípulos continuaron con sus actividades cotidianas y otros tantos pidieron autorización de ayudar a seguir buscando, obteniendo una afirmación de Jiang Cheng.
Entendía la preocupación de los discípulos, Xichen realmente se había ganado el aprecio de todos por su carácter amable y siempre dispuesto a ayudar.
Él también quería seguir buscando, sin embargo tenía obligaciones que atender, lo cual lo frustaba un poco.
Al llegar se dispuso a tomar un baño, y una vez estando ya limpio y vestido, empezó a arreglar su cabello hasta que el torpe conejo se acercó a él y se quedó de frente mirándolo.
— ¿Por qué acepté tenerte aquí? Hubiera preferido un perro.
El conejo movió su nariz y orejas sacándole a Jiang Cheng una pequeña mueca entre risa y algo parecido al cariño.
Llevó su cabello detrás de su oreja y tomó al conejo hasta tenerlo frente a frente.
— Eres una bola de pelos muy extraña.
— Líder Jiang - se escuchó a alguien llamar fuera de su habitación.
— En un momento salgo - respondió - y tú, bola de pelos, te vas a quedar aquí sin hacer de las tuyas ¿eh?