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JungKook controló -trató- su intranquilidad hasta el día siguiente.

Seguía sin poseer la valentía necesaria, por supuesto, pero después de haber podido abrirse y confesar en voz alta lo que mas le avergonzaba y remordía a su amigo, creía ser capaz de enfrentar al rubio y buscar respuestas.

O algo cercano, ya no sabía.

Cada vez parecía más lejos de conocer al auténtico SeokJin, seguían sus dudas con respecto a los sentimientos del rubio por él o por su hyung.

Lo único de lo que estaba seguro, era que la impresión de insoportable e hijo de puta del rubio había quedado en segundo plano.

Y cuando Jin lo besaba lento, esa idea desaparecía casi por completo.

Le echaba la culpa al abrumador momento que causaba seguidamente el rubio junto a él, aquellos lapsos de tiempo le hacían abandonar su constante actitud de tipo que odiaba cualquier situación que vivía junto al ajeno.

SeokJin lo hacía comportarse de manera transparente.

Sí, realmente bonito, pero nada comparado a que YoonGi era quien lograba sacar lo mejor de él.

Al menos así fue durante años pasados, hasta que los encuentros con su hyung se volvieron agrios cada que terminaban una charla.

Recordaba que Min le prestaba atención de sobra y lo apoyaba con consejos ante sus inquietudes. De aquel entonces hasta la actualidad todo había cambiado, incluso antes de que su hyung se emparejara con Jin, el chico peli verde parecía haber perdido el interés en los problemas del pelinegro.

Así que los últimos temas, que no eran sobre Kim, eran acerca de YoonGi.

A JungKook nunca le molestó, y nunca le  molestaría. Ser parte de la vida de Min era lo único que deseaba.

Su mente creó ideas sobre que Jeon era considerado tan importante en la vida de su hyung, como el chico era para el pelinegro. Tal vez por eso tenía inseguridad en los pensamientos que lanzaba su propia consciencia.

No acertó con YoonGi, ¿Cómo lo aseguraba con SeokJin, entonces?

JungKook siguió esperando durante el inicio del día, hasta hallar el momento correcto para acercarse a Kim, todavía sin tener un plan en mente, pero confiado en conseguir una charla con el que era dueño de su primera vez.

Entonces, cuando ellos se estaban dando una de sus profundas y confusas miradas, fue donde decidió acercarse.

―¿Podemos hablar?

No se imaginaba así mismo pidiéndole un momento a Jin, pero siempre había una primera vez.

Ajá, primera vez.

―Podemos hacer más que eso, JungKook.―respondió el rubio, aligerando la tensión seria que rodeaba al menor.

―Déjalo para después, ahora solo quiero respuestas.

A SeokJin le hizo feliz la contestación, así que mostró una sonrisa divertida. Luego asintió y caminaron hasta un lugar despejado.

Jeon estaba nervioso, pero ya era innecesario demostrar su inquietud cuando hace un momento le había respondido con el mismo descaro que el rubio utilizó.

―Dime sobre qué es eso que tienes curiosidad,―murmuró SeokJin dirigiendo el cuerpo entero hacia el lado del pelinegro―y que sea rápido para comenzar con lo otro.

El menor rodó los ojos, ya acostumbrado al comportamiento sin vergüenza del chico bonito.

Encontrándole gracia, a su vez.

¡Te odio, Kim SeokJin! ↪ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora