DÍA UNO: just one look

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—Bien, avísame cuando salgas del trabajo, ¿si?— una vez escuchó la afirmación del otro lado de la línea, cortó la llamada murmurando un "también te amo".


El rizado se recostó en su cama y prosiguió jugando con su celular tal como estaba haciendo antes de que su amigo lo llamara para convencerlo para salir. Suspiró y sacudió sus rizos, dispuesto a levantarse y renunciar a su comodidad para poder vestirse adecuadamente, cuando su madre entró abruptamente a la habitación.


—Nos vamos a la playa, arregla tus maletas— avisó la mujer, feliz.


—¿Qué?— trató de asimilar la información mientras se enderezaba en su cama. Es que, vamos, no es fácil procesar el hecho de que tu madre te avise sobre un viaje de un momento a otro.


—Vamos a ir por una semana a la playa, así que por favor prepárate— le suplicó, aún en el umbral de la puerta.


—Tardaremos por lo menos tres horas en llegar y voy a salir— dijo el joven, mostrándole el celular. Una obvia mueca de frustración en su cara.


—Cancélalo, nos vamos ahora— le ordenó su madre para luego salir y caminar rápidamente a la habitación de su hermana mayor y avisarle sobre su inesperado viaje.


El rizado soltó un largo quejido y se estiró en su cama, dejando su celular en su almohada para luego levantarse. A mala gana, Harry preparó su maleta para una semana en la playa, guardando sus trajes de baño y ropa.


Aún no entendía la causa de ese viaje, encontrando sumamente extraño el que no se lo hayan comunicado antes, como si lo hubieran coordinado todo el mismo día.


Al tener todo listo, salió de la habitación con su equipaje y bajó las escaleras. Se sorprendió al encontrar a toda su familia lista, esperándolo. Gemma, su hermana, igual de confundida que él. Le hizo una seña para saber si ella sabía algo de lo que estaba pasando, pero la chica respondió con una negación más un levantamiento de hombros.


—¿Nos vamos ya?— preguntó impaciente su madre.


Todos asintieron en respuesta, los menores algo confundidos, salieron de la casa. Guardaron su equipaje en el maletero de la camioneta de su padre y subieron al auto.


Una vez todos en el vehículo, Harry estaba decidido en ponerse sus audífonos y olvidarse del tema, pero al buscar en los bolsillos de su pantalón y no sentir nada, gritó:


—¡Esperen!— su padre, quien ya había puesto en marcha la camioneta, frenó de golpe, dándose la vuelta hacia su hijo con una mueca de confusión. —Deje mi celular adentro.


Rápidamente, el rizado salió corriendo del auto de vuelta a su hogar. Hizo el amago de abrir la puerta, pero sólo consiguió estampar su nariz contra la dura y fría madera.

summer love - l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora