Estímulos

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Jiang Cheng había insistido en que tenía que ir a Gusu Lan con motivo de velar por asuntos en relación a ambas sectas. Y también, porque estaba interesado en conseguir algunos libros de la biblioteca de Gusu Lan, la cual contenía una colección exquisita que no cualquier otra secta tenía.
Eran dos buenas excusas, y tenía pensando ir solo. Sin embargo, Jin Ling se le pegó a Jiang Cheng cual chicle masticado, y lo presionó para que pudiera llevarlo con él.
¿La razón? Estaba aburrido. Aunque lo negara, pasaba un buen rato estando con Lan Jingyi y con Lan Sizhui.

 — ¡Más te vale quedarte cerca de donde pueda vigilarte! —Amenazó Jiang Cheng.

La advertencia fue clara, pero la naturaleza traviesa de todo joven lo instó a escabullirse de su gruñón tío para buscar a Lan Sizhui. No entendía por qué, pero en los últimos meses, la cercanía con este acrecentaba, y con mayor frecuencia buscaba excusas para visitar los recesos de las nubes. En otros casos, sólo insistía en salir de cacería nocturna, y terminaba por encontrarse con Lan Sizhui, Lan Jingyi y el General Fantasma. En múltiples ocasiones lo hacía a escondidas de su tío, porque bien sabía que este lo amenazaría con cortarle un brazo si seguía aventurándose a salir con Wen Ning y los otros dos jovencitos de la secta Lan.

Al final del día, si se afanó para ir con Jiang Cheng fue para ver a Lan Sizhui, así que tan pronto como llegaron, se escabulló y escapó de la vista de su tío. Ahora sólo le quedaba encontrar a los otros, pero no sabía dónde sería mejor buscar. Peor aún, ¿y si no estaban? La posibilidad no podía descartarse. Quizá ya habían salido, y su llegada a Gusu Lan sólo había sido en vano.
Se resistió a llenar su mente con ideas pesimistas, y en su lugar, se apresuró a buscar a los otros jóvenes.

Aunque le pareció el lugar menos probable, todavía pensó que no estaba de más revisarlo.

Se apresuró en dirección a la biblioteca, casi con la seguridad de que no encontraría nada. Pero, una vez más, no perdía nada con intentar. Después de todo, también podrían haber sido llevados ahí como castigo, ¿quién podría saberlo?

Al llegar, sintió como si sus plegarias hubieran sido escuchadas. Tuvo la sensación que uno tiene cuando encuentra algo en el lugar menos pensando, y agradeció internamente que no haya descartado la idea. Sin embargo, al encontrar a Lan Sizhui, no esperaba encontrarlo de esa manera.

— ¿Qué estás haciendo? —Lo interrogó, al percatarse de que este estaba con las rodillas apoyadas en el suelo, mientras tomaba algunos pergaminos en sus manos.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Lan Sizhui volteó en su dirección rápidamente, bastante sorprendido. No esperaba que alguien lo llamara, y mucho menos esperaba que, al alzar su rostro, se encontrara con Jin Ling.

— ¡Jing Ling! ¿Qué estás haciendo aquí? —Le regresó la pregunta.

Jin Ling se acercó a donde estaba, aunque no recibió la respuesta a su pregunta, por la situación y la postura en la que se encontraba, parecía evidente que estaba recogiendo las cosas que seguramente se habían caído del escritorio, y tenía intención de ayudarle.

—Mi tío dijo que tenía que venir y lo acompañé... ¿Cómo tiraste todo esto? —El joven se agachó, comenzando a tomar algunos pergaminos de igual modo. No eran demasiados, pero la caída de las cosas debió haber sido reciente, segundos antes de que entrara a la biblioteca.

—Oh, estaba buscando algunos libros, pero cuando pasé por aquí, de algún modo mi ropa jaló los pergaminos y terminé tirando todo esto, ja ja...

Los dos se levantaron y dejaron lo que habían recogido en el escritorio, esta vez, cuidando que las cosas no quedaran cerca de las orillas, para evitar más accidentes. Jin Ling observó a Lan Sizhui, y se dio cuenta de algo —además de notar lo hermoso que era—; el rostro de Lan Sizhui denotaba cierto sonrojo, pero no era de vergüenza. Parecía más como si estuviera enfermo.

Escritorio Primaveral [XiCheng y ZhuiLing Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora