Floreciendo

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Recibir la visita de sus padres y su hermano mayor fue una sorpresa que no se imaginó. Apenas iniciaba el día sábado, cuando Maximiliano escuchó que tocaban la puerta y los descubrió en la entrada de su departamento. Su salida a Colombia era el domingo, así que tenía ese tiempo para agasajarlos como merecían.

—¡Esto no me lo esperaba! —exclamó él cuando los vio. En serio lo sorprendieron y todos se notaban muy felices de reencontrarse.

—¡Está espantoso este tráfico! ¿Cómo pueden vivir así? —se quejó Socorro y luego lo abrazó con cariño.

—Se aprende a soportarlo —le respondió animado. Aunque en realidad el tráfico si era algo que detestaba.

—Hemos venido a conocer tu mansión —añadió Dionisio y le dio un fuerte apretón—. Papá quería venir, ya se siente como un roble.

Max saludó de inmediato a su padre, dándole un abrazo más largo. Verlo tan recuperado, caminando con apoyo de un bastón y sonriendo tanto, le dio una satisfacción que lo reconfortó en gran medida.

—¿Y tu esposa y tus hijos? —cuestionó a su hermano porque pocas veces se separaban.

—Aproveché que querían ir de visita con mis suegros y le pedí que me dejara traer a los viejos. Sé que tu espacio es limitado y no quise ser impertinente.

—Rodolfo se quedó porque anda embobado con una chiquilla que conoció en la escuela y no se despegan —añadió su madre con una ligera molestia—. En una de estas voy a echarles agua fría.

—¿Y a este por qué nunca le echaste? —se burló Dionisio, recordándole su época de adolescente.

—Pero qué dices, si mi bebé es un angelito —dijo la mujer, acariciándole la cabeza.

—Mmm, yo no digo nada. —Su hermano lo contempló con complicidad, más tarde buscaría el tiempo para hablar con él a solas.

Se sentían tan contentos que Max decidió que llevarlos a almorzar era una excelente idea. Su novia se les uniría en el restaurante porque ya estaba de vuelta. Antes de salir le envió un mensaje a Marcela porque debía apagar ese teléfono y esconderlo en el perchero organizador que usaba para poner los recibos; ese que no tentaba a nadie.

Max 09:21

Hoy no podré verte.

Lo siento, llegó visita.


Marce 09:22

Es una lástima,

había comprado algo especial


Max 09:22

No me tientes...


Marce 09:23

Lo guardaré para Bogotá


Max 09:23

Esperaré ansioso...

Debo irme, mi atrevido petirrojo.


Marce 09:24

Buen día, señor Arias


Tenían planeado que se encontrarían unas horas por la noche, pero esos planes tuvieron que cambiar.

La familia de Max salió del departamento, no llevaban automóvil porque tuvieron que venderlo, así que se subieron al que él usaba y la pregunta de su procedencia no se hizo esperar.

El Intérprete ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora