Max seguía hablando por teléfono con Antonella a pesar de, según él, haberse decidido, buscando espacios donde Marcela no lo escuchara. Quería darle fin a su relación con mayor decoro que por medio de una llamada, se lo debía a ella y a sus padres que confiaron en él. El trabajo en Colombia en verdad era agotador y le brindaba escusas convincentes para evitarla. Grabaciones y reuniones con extranjeros, junto con sus salidas y encuentros los mantenían demasiado ocupados.
El tiempo en ese país parecía volar.
Se encontraban en el departamento bebiendo café luego de pasar más de doce horas en un set de grabación. El cliente era demasiado exigente y Producciones Matiz tenía fama de dar buenos resultados, así que era necesario cumplir con todas las peticiones. En medio de la conversación, salió al tema aquella escena donde ella se burló de su desempeño actoral.
—Un día te voy a demostrar que tengo talento —le dijo, mirándola con seriedad.
Ella bajó la cabeza porque le incomodó su comentario. No podía decirle algo que no creía y hasta ahora no había encontrado en su intérprete esa chispa que todo buen actor poseía y que se jactaba por saber reconocer.
—De verdad, lo siento mucho —exclamó sin querer seguir hablando de eso.
—Debo aclarar que nunca te pediría ayuda para conseguir algo. Quiero ganarme la oportunidad por mí mismo y así vas a ver que seguí el camino correcto.
—Me parece muy digno y te admiro por eso. No olvides terminar el semestre que te falta. Aunque no considero que sea un requisito indispensable, te será de ayuda.
—Sabes que no me da tiempo hacerlo —le recordó con una gran decepción.
—Tal vez en eso si pueda hacer algo. Solo deja que haga unas llamadas. Lo haremos todo de la forma correcta. Recortaremos tu horario para que vayas medio día. Será difícil, pero ya estás a nada de terminar como para que lo dejes así.
Max no pudo evitar emocionarse con sus palabras y se levantó para abrazarla, conducido por la felicidad. Su carrera era muy importante para él y detestaba no poder terminarla.
—No sé cómo agradecerte —habló conmovido.
—Sí sabes —le coqueteó, sonriéndole.
La ropa ligera que llevaba lo convenció. Cargó a Marcela como si fuera una novia y la llevó hasta la cama que compartían. Comenzaron a besarse, cuando de pronto un teléfono sonó. Maximiliano dio un vistazo rápido a la pantalla, vio que era Antonella quien lo buscaba y eligió no contestar, pero volvió a sonar un par de veces más, haciendo que salieran de su momento.
—Contesta —mencionó su jefa al ver de reojo que le llamaba "mi amor".
A pesar de que no quería, tuvo que ceder.
—No tardaré. —Tomó el teléfono y ella salió de la habitación, entrecerrando la puerta.
—Hola, amor. —La palabra "amor" no salió tan fácil como antes, pero la costumbre lo llevó a decirle así.
—¡Solo llamo para decirte que eres un desgraciado infiel!
La joven sonó de verdad herida y su voz quebrada lo desarmó. Un sudor frío recorrió todo su cuerpo.
—¿Qué? —musitó pasmado porque no sabía qué más decir. Estaba seguro de que por fin lo habían descubierto y no tenía forma de defenderse.
—Te envié un whatsapp, ¡velo! Espero que tengas valor para reconocer que eres tú. ¡Sobra decir que terminamos! —le gritó entre sollozos.
—¡No, espera...! —rogó deseando que estuviera bromeando. Todavía no se sentía listo para dejarla ir.
—¡Y agradece que no lo subo a todas mis redes sociales para que la gente sepa la clase de hombre que eres!
—Primero hablemos...
—No tengo nada de qué hablar. Me lastimaste de verdad, Maximiliano. Te juro que me lastimaste y no lo esperé de ti..., no de ti —sus palabras denotaban una profunda tristeza y, luego de decirle lo que quería, decidió colgar.
El corazón de Max latía más rápido de lo normal porque no quería que su relación acabara de esa manera y también porque temió por la integridad de Marcela. Se apresuró a abrir la aplicación y vio las fotos. En efecto era él pero, para suerte de los dos, habían sido capturadas el día en que ella se disfrazó y no se le veía el rostro. De inmediato pensó que la única que pudo hacer algo así era Sofía y esta vez no se detuvo para enfrentarla. Marcó enfurecido su número y ella respondió enseguida porque solía estar pendiente y porque temía por su amiga.
—¿Qué pasó? —preguntó preocupada porque él casi no la llamaba.
—¿Cómo pudiste? —Su reclamo no esperó a iniciar una conversación y utilizó toda su paciencia para no gritarle—. ¿Sabes lo que has provocado?
—¿De qué hablas? —Sofía parecía no entender.
—No te hagas la que no sabe. ¡Le enviaste fotografías a mi novia! ¡Unas donde estoy con Marcela! Dijiste que no te meterías más, pero veo que eres una gran mentirosa.
Al escucharlo, Sofía se quedó en silencio por un breve momento y luego habló segura:
—En primer lugar, no sé de qué fotos me hablas y, en segundo lugar, yo no le envié nada a nadie. Antes de acusar a alguien, primero investiga.
—¡No hay nadie más igual de metiche! —Tenía claro que era la culpable, aunque intentara negarlo.
—¿Estás seguro? —cuestionó perspicaz —. Pudo ser tu novia quien mandó a seguirte, o algún pretendiente de mi amiga... o de tu novia. Opciones hay muchas, ¿y me eliges a mí?
—Si me entero de que fuiste tú... —Deseaba tenerla cerca para decirle cara a cara todo lo que provocó gracias a su manía de inmiscuirse.
—Eso no va a pasar porque yo no lo hice. Además, ¿por qué reaccionas así? Deberías estar contento, ¡ya eres soltero!, libre para revolcarte con quien tú quieras sin andar engañando. ¡Disfrútalo! —exclamó con frialdad y después dio por terminada la llamada.
Max arrojó con fuerza el teléfono al piso sin pensarlo. No se sentía preparado todavía para perder a Antonella, pensaba primero mentalizarse de lo que iba a hacer y preparar todo con cuidado para no lastimarla.
Detrás de la puerta, Marcela escuchaba lo que pasaba y algo dentro de su pecho se rompió al saber que él estaba sufriendo por otra mujer; una mujer que siempre estuvo antes que ella.
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El Intérprete ©
RomansaLa repentina crisis económica que sufre la familia de Maximiliano Arias, un estudiante aspirante a actor, lo lleva a buscar empleo para poder costear el último semestre de su carrera. En un golpe de suerte es contratado como intérprete de la seducto...