¿FELIZ ANIVERSARIO?

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Residencia Barnes Romanoff Banner; 18:30 horas.

—En algún momento tendrás que decirme qué es lo que te tiene caminando sobre algodón de azúcar— solicitó de manera afable James Buchanan "Bucky" Barnes, obsequiándole a su invitado una botella de cerveza bien helada.
—Me case con el hombre más maravilloso, hermoso, brillante y sobre todo, caliente del mundo entero, ese es motivo suficiente para andar en las nubes—Steve Rogers sonrió dándole un trago largo a su cerveza, mientras recordaba la increíble faena que tuvo con su esposo y la versión más joven de este.
—Ya, eso lo dijiste antes, como, unas treinta veces—se quejó con falsa molestia el ex Soldado del Invierno, la verdad sea dicha, le encantaba que su hermano sea inmensamente feliz con su esposo—pero, vamos hombre, dime exactamente qué te pasó, hoy unos novatos literalmente la cagaron en la misión y tu, en vez de recordarles todo su panteón, los dejaste ir sin más.
—Bueno, todos cometemos errores de vez en cuando y mientras lo podamos solucionar, no hay problema—sonrió como un verdadero idiota.
—O que Tony es maldita mente bueno en la cama—aventuró, observando como la sonrisa de su amigo se desvanecía al instante para poner una expresión sería—así que es eso, Tony es jodidamente bueno en la cama.
Steve apartó la mirada sonrojado totalmente, a lo que Bucky soltó una enorme carcajada.
—Vamos, hermano, cuéntame todos los sucios detalles.
—Bucky, sabes que eso está fuera de los límites, mi vida privada con Tony es solo mía—zanjó el tema dando otro trago a su cerveza.
—Stevie, no me hagas esto, antes nos contábamos todo, bueno, yo te contaba todo lo que hacia con mis conquistas.
—Está bien—le dio un sorbo antes de contestar—yo te cuento, si tu me cuentas como hacen tu, Natasha y Bruce para entenderse en su dormitorio.
Ahora, fue el turno de Bucky de borrársele la sonrisa.
Cuando él llegó a la vida de su Natalia, ella y Bruce ya eran una pareja consumada, pero la convivencia y los roces le hicieron enamorarse. Ninguno de los dos quería hacer sufrir a su muñequita, por lo que llegaron a un acuerdo por el bien de los tres. Pero, ahora, Bucky había comenzado a desarrollar sentimientos por Bruce y viceversa y hasta hace poco es que recién habían tenido intimidad propiamente dicha.
Que, naciera de ellos el darse placer mutuo y no sólo para el placer de Natasha. Lo que hacia con ellos en la intimidad de su habitación solo era asunto de ellos y nadie más.
—Ok, entendí, la vida privada de nuestros esposos es privada, punto.
—Exacto—coincidió Steve chocando su botella con la de Bucky—En una semana será mi aniversario de bodas y quiero darle algo increíble a Tony.
—Supongo que para eso has venido aquí, pero, ¿que podrías darle a un hombre que lo tiene todo?
—Pues, a mi—se señaló a si mismo con un gesto de chulo impresionante. Bucky sospechaba que Steve estaba aprendiendo ciertas maneras de Tony.
—¿Si dije que lo tiene todo?.
—No me estoy dejando entender, veras, hace unos meses atrás, Tony hizo algo realmente sin precedentes y quiero hacer lo mismo—su amigo lo miro obviamente sin entender—quiero traer a mi yo del pasado y entregárselo a Tony.
—¿Algo así como una ofrenda a tu caprichoso y pagano Dios?—rio con ganas.
—No seas blasfemo, pero si lo pones así—se encogió de hombros sin nada de arrepentimiento—Para eso, necesito la ayuda de tu esposo.
—Steve—para este punto, Bucky se puso serio, viendo que su amigo no estaba bromeando—si vas a traer a esta época a quien creo que vas a traer, no creo que sea buena idea.
—¿Por que no?
—Porque, en aquella época, tu no tenías el pensamiento tan flexible como ahora.
—Eso no es cierto, a mi siempre me gustaron más los chicos que las chicas—se defendió el icono de América.
—Lo sé, pero, recuerda que tu padre siempre fue muy estricto contigo, prácticamente te metió en el cerebro que tenías que tener la familia modelo y en aquella época, tu soportabas mis devaneos porque era yo, pero con otros, eras muy cerrado y dudo mucho que si traes a Skinny Steve aquí, acepte de buen grado que se terminó casando con un hombre y que este lo hace asquerosamente feliz.
—No seas tan trágico Buck, eso no sucederá, ya vas a ver que en cuanto vea a Tony, va a caer enamorado igual que yo el primer día que lo vi.
El silencio se hizo presente por unos momentos, ambos sopesando las posibilidades de fallo en el plan de Steve.
—Hola, ¿que hacen?—el Dr. Banner hizo su aparición precisa, Bucky le contó rápidamente lo que quería hacer Steve—Oh, vaya, definitivamente, ustedes están hechos el uno para el otro—sonrió el científico más que feliz por su amigo.
—¿Me ayudaras?
—Por su puesto, capitán, pero, le recomendaría que trajera a la otra versión de usted nos días antes de la fiesta, de modo que pueda tantear el terreno antes de presentarlo a Tony, cosa que, si no funciona, lo regresa a su tiempo y nadie sale lastimado.
—Es una magnífica idea, como siempre, моя любовь*—tanto Bucky, como el Doctor Banner se sonrojaron y apartaron las miradas, Steve decidió darles una mano.
—Gracias Bruce, creo que es tiempo de irme, nos vemos.
Sin más salió de la residencia para dejar a sus habitantes disfrutar de su tiempo juntos, pensando que su idea era estupenda.
                                       [°°°]
Bucky había tenido razón, esto no era una buena idea.
Pensaba Steve mientras veía a su versión más joven observarlo con horror.
—¡¿Te casaste con un hombre?!, ¿como, por el amor de Dios es eso posible?, ¿te volviste loco?, Dios, mamá y papá deben estar revolcándose en su tumba por el rumbo tan turbio que tomó mi vida.
—Amigo, relájate—Steve se tocó el puente de la nariz por enésima vez en la última hora—no hice nada malo, solo seguí los dictados de mi corazón, como siempre dijo mamá que hiciera.
—No creo que mamá se haya referido a que practiques sodomía—se quejó con desagrado y un tanto asqueado Skinny Steve.
—Steve, yo se que esto es un tanto difícil de asimilar y créeme que para mi también lo fue, el romper con todas esas enseñanzas para por fin ser libre de amar a mi esposo, me costó mucho, pero, tienes que entender que no hay nada de malo en el amor.
—Por supuesto que no hay nada de malo en el amor, en el amor hacia una buena mujer que te pueda dar todos los hijos que puedas tener, como Dios manda, otro hombre no puede hacer eso.
—Si puede, Tony si puede darme hijos, él es especial—a pesar de todo, Steve sonrió enamorado, su Tony era un Doncel y podría darle los hijos que quisiera, pero, aun no era el momento, ambos tenían que pasar más tiempo juntos y de preferencia, a solas.
—¡Santo Dios!, encima es un de esos fenómenos que puede dar a luz a otra criatura siendo él un barón, que abomina...—Skinny Steve no pudo terminar su frase, ya que la mano enorme de Steve lo tomó del cuello.
—Vuelves a insultar a mi esposo y no me va a importar que seas yo, te daré una paliza.
—Nada, ni nadie, podrá cambiar mi forma de pensar y mucho menos amedrentarme para que lo haga—susurró a penas, sin dar su brazo a torcer, si, era algo que hacía todo el día.
Steve lo soltó y suspiro, pensando en que todo esto había sido un error y que debía regresarlo, pero, quería intentar una última cosa.
—Tu eres yo, por ende, se cuales son tus gustos y predilecciones, déjame mostrarte una foto de mi esposo, se que lo vas a amar—Steve comenzó a buscar su móvil por el sofá, donde presumía lo había dejado.
—No es necesario—escuchó en respuesta.
—Si, es necesario.
—Te dije que no lo es, ya lo estoy viendo.
Steve se tensó, Tony, su esposo se encontraba recargado en la puerta cerrada de su apartamento de soltero. Su apartamento era humilde, pero sin rayar en lo austero; tenía un juego de dos muebles, uno personal y uno para tres personas, tenía una mesa pequeña junto la ventana sur donde solía almorzar o desayunar, siempre que tuviera tiempo.
En donde, por cierto, había hecho el amor infinidad de veces con Tony, antes y después de casarse. Su apartamento no era la gran cosa, pero una vez Tony lo llenó de su presencia, se convirtió en un palacio, en donde pasó los mejores momentos de su vida junto a él y, en donde quisiera seguir pasando más momentos.
—Rayos cap, si hubiera sabido que tenías pensamientos tan retrógrados e idiotas, te hubiera hecho sufrir más cuando empezamos a salir—Tony compuso su mejor sonrisa, aquella destinada a cazar y matar.
Ambos Steve temblaron inconscientemente.
Tony dejó su posición cómoda para acercarse a ellos, estaba vestido con un traje a medida, había dejado la americana en el auto, por lo que podía mostrar el chaleco azul con rayas diplomáticas que el día de hoy se había puesto para una junta.
—Buenas tardes, permítame presentarme, soy Anthony Edward Stark—extendió su mano hacia Skinny Steve quien, por inercia se la estrecho.
—Steven Grant Rogers—estrechó los ojos en cuanto cayó en cuenta del apellido— ¿Stark?
—Así es.
—¿Tiene algún parentesco con el señor Howard Stark?
Tony observó con diversión a su marido, para luego ver a su otro marido, más pequeño, tierno y bonito.
—De hecho, la última vez que revise mi acta de nacimiento, seguía siendo su hijo—sonrió más divertido que nunca ante la cara de espanto de Skinny Steve, quien lo soltó de inmediato.
—¡¿Te casaste con el hijo de Howard?!, por Dios, pero si es tu amigo...
—¿Como es posible que hayas hecho tal cosa Steve?—dramatizó Tony, riendo de lo lindo con la situación.
—Mi amor, por favor...
—Si, bueno, no es como que fuéramos parientes o algo así, solo eran amigos y eso no es un sacrilegio—Skinny Steve boqueaba como un pez fueron del agua ante el descaro de Tony— ahora, si me permite, saludaré a mi esposo, hola, beloved.
Tony se acercó a Steve y de forma sensual paso sus manos por su abdomen, haciendo un camino por su pecho hasta cruzar sus brazos en su cuello, otorgándole un beso apasionado y un tanto sucio. Con la boca muy abierta, degustando de su deliciosa lengua. Por instinto, Steve se abrazó a su cintura, para luego, sin un poco de descaro posar sus manos en sus nalgas más que proporcionadas. Mientras las amasaba, abrió los ojos solo para ver como su versión más joven se sonrojaba y, disimuladamente cubría su entrepierna con sus manos cruzadas.
"Lo sabía"
—Bien, creo que debemos regresar a este muchacho a su tiempo, no vaya a ser que lo corrompamos con nuestras prácticas sodomitas—comentó Tony rompiendo el beso.
Steve asintió serio y triste.
—No, yo, m-me gustaría quedarme un poco más, quisiera conocer sobre esta época—susurró Skinny Steve sonrojado.
Steve sonrió discretamente mientras que Tony lo hizo ampliamente.
—Bien, entonces, déjenme llevarlos a comer, mis chicos—Tomó de la mano a Steve y del brazo a Skinny Steve y se los llevó a su restaurante favorito.
                                       [°°°]
En su corta existencia pisando esta tierra, hubiera podido creer muchas cosas, menos que terminaría casado con un hombre y que viviría lo suficiente para ver los avances tecnológicos de los que tanto hablaba su amigo Stark. Obviamente jamás se le pasaría por la cabeza que, ese hombre con el que uniría su vida sería nada mas y nada menos que el hijo de su amigo.
No lo iba a negar, Tony Stark es un hombre muy, pero que muy guapo. Esos ojos castaños, ese cabello alborotado, esa sonrisa, ese cuerpo con las curvas correctas le hacían delirar y, realmente le gustaba, vamos, estaba salivando literalmente por el hombre y nada le gustaría más que permitirse besarlo y tocarlo como lo hacía su versión más grande y fuerte.
Pero, la educación que le dio su padre y sus propios perjuicios lo detenían de hacer lo que tanto anhelaba. Su apariencia era otro punto que jugaba en su contra, Tony estaba más que acostumbrado al cuerpo y la fortaleza de su versión mayor, por lo que asumía que muy probablemente le daría náuseas el hecho de si quiera el llegar a tocarlo con un solo dedo.
—¿Que haces punk?, ¿observando lo que te vas a comer?—la risa franca de Bucky lo sacaron de sus sombríos pensamientos.
—No digas tonterías—apartó la mirada del cuadrilátero, en donde Tony, su "esposo", estaba entrenando con su otro yo, mientras él los observaba con atención sentado en una banca junto a la puerta del gimnasio.
Habían pasado unos cuantos días desde que estaba en esta época, encontrarse con Bucky aquí había sido una grata sorpresa, más no quiso preguntar el motivo de su presencia. Sabía sacar cuentas, no era un estúpido, pero, tampoco quería saber más de lo que podría procesar sin alterar aun más su futuro próximo.
Había sido idea de Bucky el arrastrarlo a la base en donde todos trabajaban en equipo para mostrarle un poquito de las buenas cosas que traía esta época. Pero, en lo único en que pensaba era en lo hermoso y sensual que era su esposo, quien, en esos días no había hecho otra cosa que tratarlo bien, demasiado bien, si se lo preguntaba.
Claro, siempre y cuando Steve no estuviera cerca para robarle su atención, justo como ahora.
—Estas descuidando tu flanco derecho, mi amor—sonrió Steve, lanzando su brazo justo donde había dicho.
—Bueno, no veo ninguna queja, ese es mi lado más sexy—Tony aprovechó ese momento para ver a Skinny Steve y guiñarle un ojo, provocando que su estómago se llene de mariposas, otra vez.
Y ahí estaba, eso que le volvía loco y le llenaba de remordimiento, le encantaba que Tony lo mirara así, como si fuera la cosa más preciada en el mundo, como si lo deseara, como si deseara hacerle cosas sucias que él estaba seguro que disfrutaría, pero que sabía que estaba mal. Desear a Tony estaba mal.
—Ya te creí, ¿quieres un plato para la baba?, no, sería muy obvio, mejor te doy toallas de papel y te secas tu mismo—Bucky continuo con sus bromas.
Skinny Steve rodo los ojos con pesar.
—Hermano, no me hagas esto, sabes que es difícil, siempre he deseado lo que no puedo tener y ahora, yo...
—Lo deseas a él.
—Si... Digo, ¡No!
—Stevie, tu y yo sabemos que tu debilidad son los chicos bonitos como Tony, por eso, nunca me sorprendió que al final te casaras con él—palmeo ligeramente su hombro en apoyo—hermano, no está mal lo que quieres y sientes, una vez lo aceptes, serás libre y encontrarás la felicidad que necesitas.
—Bucky, ¿eres feliz?, quiero decir, con tu esposo—remarcó la palabra en masculino, sabiendo que su hermano se había casado con una mujer también y vivían los tres juntos en una bonita casa.
—En un principio, me fue difícil abrirme nuevamente, debido a las circunstancias suscitadas en mi vida, pensé que me había perdido a mi mismo para siempre, pero, Natasha logró sacarme del agujero en donde estaba y Bruce, Bruce rescató mi mente, junto al otro pedazo de alma que me faltaba. Se que nuestra educación fue difícil, en especial la tuya, ya que tu padre era un hijo de puta.
—Buck...
—Si, si, ya sé—se mesó sus cabellos, exasperado—pero, no debes dejar que eso dicte tu futuro, mírate allí, encima del cuadrilátero, junto a tu esposo, dime ¿qué es lo que ves?
Los observó por un momento, el cómo fluía su coordinación y la complicidad entre ambos nunca lo había visto.
—Veo que Steve es feliz, estar cerca de Tony lo hace feliz, cada vez que Tony lo mira, puedo ver que es capaz de entregar su vida por él, además, además...
—¿Te hace sentir que también entregaría su vida por ti?
—Si, es extraño, se supone que debe sentir repulsión hacia mi, o sea, mírame.
—Te veo—ambos a mm unos giraron su rostro en ese momento, Steve había desaparecido y Tony se había acercado a ellos— y no veo nada de malo en como eres.
Skinny Steve abrió los ojos grandes, más aún cuando Tony se arrodilló frente a él, posando sus manos en sus delgadas rodillas.
Esa fue la señal que Bucky necesitaba para retirarse.
—Parte de lo que es mi esposo, se debe a ti, si tu no hubieras tenido todo ese temple y valentía realmente ridícula si me lo preguntas, mi esposo no sería el hombre que es hoy.
Skinny Steve le regalo una sonrisa tímida, aquella que Tony conocía muy bien, la cual amaba con toda el alma.
—Gracias, yo, siento mucho haber dicho todas esas cosas tan poco agradables de ti.
—Esta bien, me han dicho cosas peores—Tony sonrió y el mundo se ilumino para Skinny Steve—¿Te gustaría acompañarme por un helado?, Steve se fue para resolver unos asuntos de la fiesta.
—¿Fiesta?
—Si, fiesta, el sábado, cumplimos un año más de casados, entonces, ¿quieres ir?
Skinny Steve asintió, se estaba por poner de pie cuando Tony tomó su mano y lo jaló para darle un beso en la mejilla, para luego levantarse tirando de él.
Ambos comenzaron a caminar de la mano, Tony sin percatarse de que las entrañas de Steve se estaban licuando en su interior, las mariposas se habían convertido en águilas y lo estaban desgarrando por dentro. Su corazón latía tan rápido que podía jurar que todos los agentes que los miraban pasar, podían escucharlo.
Si bien es cierto, podría estar teniendo una lucha interna entre lo que creía que era correcto y lo que sentía que era correcto, pero, eso no le impediría disfrutar de lo bien que se sentía tocar la piel de Tony, de lo bien que se sentía su beso.
                                        [°°°]
Malibú, residencia Stark Rogers, 03:30 am

La fiesta había comenzado temprano, pero parecía que apenas estuviera en todo su esplendor.
El discurso que dio Steve fue muy emotivo, al igual que la respuesta de Tony, que, a más de uno hizo lagrimear. Luego de probar la cena y los saludos de rigor, la gente comenzó a alocarse, o eso era lo que decía Skinny Steve al ver a la gente bailar como loca unos temas que a su gusto era demasiado grotesca. Claro, siempre y cuando no estuviera Tony en la pista de baile porque, todo lo que ese nombre bailaba era simplemente hermoso. Verlo tan libre y tan sensual bailando un tema pegadizo lo estaba elevando a unos niveles de excitación catastróficos, lo hacían desear que aquel contoneo de caderas se lo hiciera en privado, de preferencia desnudo y encima de él.
Sacudió la cabeza ante tal pensamiento, la lujuria no era buena y menos cuando se estaba presa del alcohol. Al fin tuvo un pequeño respiro cuando la música cambio a una más acorde a su época, Steve mayor lo había solicitado para si mismo y para sus camaradas de la guerra, algo que la muchedumbre aplaudió y comenzaron a bailar más animados y era de esperarse, aquella música nunca pasaba de moda.
Pero, entonces, empezó una nueva tortura.
Una mujer de estatura baja, pero de curvas impresionantes, de cabello rojo con un vestido muy femenino, escotado en la espalda, de mangas largas y falda plisada del mismo color que su cabello, tomó de la mano a Tony y lo llevó al centro de la pista de baile de la impresionante mansión ubicada en la mismísima playa.
Ambos se movían coordinadamente, de forma elegante, pero divertida, tenían a todos los asistentes aplaudiendo al son de la música y gritando, celebrando cada pirueta que hacían, siempre al estilo de los cuarenta.
—¿Siempre ha sido así?—pregunto emocionado.
—Si, Tony y Natasha siempre llaman la atención de cualquiera—Bucky sonrió encantado— vamos моя любовь*, que no te gane.
La gente aplaudió y silbo como loca cuando Tony tomó a Natasha de la cintura y le dio una voltereta completa, haciendo que la espía cayera elegantemente sobre sus zapatos de tacón. Inclusive la banda aplaudió tan buenos pasos. Entonces, el ambiente cambio cuando los acordes de una melodía muy dulce comenzó a tocar, la voz limpia del cantante los invitaba a sacar a sus parejas a bailar pegados, muy pegados,
Skinny Steve veía con envidia como Tony y su versión mayor bailaban pegados, Steve tenía el rostro enterrado en el cuello de su esposo, disfrutando de su aroma o simplemente dándole cariño, suponía. Mientras Tony tenían una sonrisa discreta y seductora en sus labios, disfrutando de las atenciones de su esposo. Skinny Steve quería estar allí, quería ser él quien enterrarse su rostro en ese cuello perfumado, pero, en su condición dudaba que pudiera llegar si quiera a su pecho.
—Después de esta pieza, llega otra lenta, una de las favoritas de Tony, ¿Por que no lo sacas a bailar?
Natasha, conocedora de los sentimientos del pequeño Steve quería darle una ayudita.
—No creo poder, míralos, se les ve tan bien juntos.
—Punk, ese eres tú, solo que con anabólicos—intervino Bucky con gracia—no tengas miedo.
—Bien, es hora de sacar a mi otro chico a bailar—la canción había acabado y Tony se había acercado a su lugar, tendiéndole una mano. Comenzó a negar de inmediato, pero Bucky, Natasha, Tony e incluso el mismísimo Steve prácticamente lo lanzaron a la pista de baile.
Con un poco de miedo, se abrazo a Tony, a quien le llegaba a la altura de su pecho, por lo que pudo escuchar casi casi de la fuente su ronca voz cantando "Only you".
Cada frase que Tony cantaba la sentía como suya, se aventuró a elevar su rostro para verlo, temiendo que sus ojos estuvieran en su otro yo, más no era así, lo observaba a él y solo a él.
Con mucha lentitud, Tony bajó su rostro y le dio un beso dolorosamente tierno y casto, ya que los besos de fuego los guardaba para Steve mayor, algo que él había comenzado a desear cada vez más y más.
Totalmente envalentonado por sus sentimientos, o por el alcohol, tomó el lirio que tenía en la solapa de su chaqueta, aquella que había escogido para él y se la entregó al objeto de su adoración, para luego ponerse de puntillas y besar su mejilla por primera vez. Su corazón casi pierde los latidos cuanto Tony le regalo la más brillante de las sonrisas.
—Ven, caminemos.
Skinny Steve asintió y tomó la mano de su Tony, ambos se quitaron los zapatos y comenzaron a caminar por la arena blanca, que, parecía brillar con miles de diamantes a la luz de la luna.
—¿Te encuentras bien?, te noto un poco abrumado esta noche.
—Si, me encuentro bien, gracias, es solo que, eres mucho para manejar.
Tony soltó una carcajada.
—Lo se, me lo han dicho más veces de lo que puedo recordar, tu también sueles decírmelo todo el tiempo.
—Tu lo amas, mucho—no era una pregunta, el amor que Tony sentía por su otro yo era casi tangible.
—Bueno, me casé con él, después de que rogara por mi mano, supongo que algo debo sentir por él—sonrió deslumbrante, provocando que el corazón de Skinny Steve latiera aún más rápido.
—Tu... Tu crees que algún día... Tu pudieras...
—¿Quieres saber si te amo?—el hombre asintió avergonzado, un gesto muy tierno ante los ojos de Tony— Déjame mostrarte algo.
Tocó el talón derecho de sus anteojos y frente a ellos se desplegó una pantalla holográfica, en donde aparecieron varias fotos de Skinny Steve.
—¿Como...
—Bueno, un hombre siempre tiene sus recursos—tomó su delgada mano entre las suyas—Yo te amé a ti antes que al Steve con anabólicos, ya que, eres tú quien lo hace ser tierno y dulce conmigo, sumamente detallista y sobre todo muy protector, pero, eso no se lo digas nunca, o se le subirá a la cabeza...
Movido por el inmenso amor que había desarrollo por Tony en tan poco tiempo, Skinny Steve probó sus labios en un tierno beso. El cual, se convirtió en algo más salvaje en cuanto Tony tomó el control. Lo acostó sobre la arena mientras presionaba su cuerpo contra el más menuda, enredando sus dedos en sus hebras doradas, mientras que el dueño de su alma presionaba sus nalgas descaradamente, intentando encontrar la fricción adecuada entre sus cuerpos.
Tony, al percatarse de lo que quería hacer Skinny Steve, se acomodó mejor, de modo que sus erecciones se juntaron y rozarán por encima de la ropa. La fricción era tan exquisita que ambos comenzaron a soltar gemidos a la noche, amortiguados por el sonido de las olas al romper suavemente contra la orilla.
Tony rompió el beso únicamente para marcar su territorio en el cuello inmaculado de su pequeña pareja, haciéndolo gritar en deseo mientras se liberaba en sus pantalones, provocando su caída también.
—Te amo—Susurró con amor Tony mientras llenaba de besos su rostro.
—Quiero ser tuyo—susurró temeroso.
—¿Estas seguro?—en cuanto tuvo una afirmación, Tony los puso a ambos de pie—Entonces ven, te prometo que te llevaré a la gloria.
                                        [°°°]
Los gemidos de un hombre totalmente ido por el placer que su hombre le estaba dando, saturaban la habitación. Los gemidos tenían un tinte a libertad que a cualquiera le daría envidia y ganas de sentir lo mismo que aquel pequeño hombre, pero de un corazón inmenso sentía.
Skinny Steve no hacia otra cosa más que gemir el nombre de Tony, lo sentía por todas partes, el hombre de hábiles manos estaba tocando en lugares que él jamás hubiera adivinado que existiera. Su mente era saturada por las palabras de amor, comprensión y de lujuria, junto a los sonidos obscenos que soltaba Tony cada vez que lo tomaba con su caliente y húmeda boca. Skinny Steve separaba su espalda de la cama cada vez que sentía la garganta del hombre que amaba tocar su zona más sensible y no hacia otra cosa más que tomar sus cabellos y rogar por más.
Quería sentirlo, quería saber cómo se sentía estar aún más dentro de él.
Sus plegarias fueron escuchadas cuando Tony, en un movimiento fluido se puso de rodillas sobre él, abriendo sus piernas a cada lado de sus caderas, tomando su miembro húmedo con su mano derecha y dirigiéndolo a su propia entrada.
—Ahora, obsérvame con mucha atención—fue bajando lentamente por su erección. Skinny Steve gimió tan duro que juró que su voz se había multiplicado por dos, al igual que su placer.
—Mírame, Steve, no cierres los ojos—ordenó con lujuria mientras subía y bajaba por aquel miembro duro como el acero.
Steve obedeció como un manso cordero, tomando con sus delgadas manos las caderas de Tony con todas las fuerzas que podía. Rogando porque el asma no hiciera su aparición en este momento tan crucial para él. Tony aumentó el movimiento de sus caderas y sus gemidos se hicieron más fuertes y lujuriosos, su piel perlada por el sudor brillaba bajo la luz de la luna, otorgándole una belleza casi celestial.
Supo que estaba perdido cuando se abrazo a él para darle un beso que recordaría por el resto de la eternidad mientras se vaciaba entero dentro de él. Sonrió de forma pervertida cuando sintió la semilla de Tony pintando su plano abdomen con su pasión.
—No me llevaste a la gloria, tu eres la gloria—habló con dificultad.
—Oh, cariño, a penas y estoy comenzando—metió su mano debajo de la almohada y sacó un inhalador, dándole a Skinny Steve la dosis adecuada—ahora que recargamos baterías, ¿crees que tu yo con anabólicos pueda unirse a nosotros?
Skinny Steve asintió con una sonrisa, le había causado dos orgasmos a ese hombre que supo de primera mano es difícil de manejar, así que nada, ni nadie podría amedrentarlo ni mucho menos bajarlo de su nube.
Tony asintió con la cabeza y las sombras se movieron, Steve hizo su aparición gloriosamente desnudo, le guiñó un ojo a su otro yo mientras tomaba su posición detrás de su esposo, lo tomó del cabello con fuerza, irguiéndolo casi con violencia, con el dolor justo para causarle placer.
Tony sonrió lascivamente, Steve estaba de ese humor y, aun con el miembro de su otro Steve erecto y dentro de él, se inclinó lo suficiente para que su soldado se introdujera dentro suyo. En una salvaje y deliciosa doble penetración.
Steve tomó sus manos y las aprisiona con su propia mano detrás de su espalda, mientras que con la otra mano lo tomaba del cuello, presionando lo justo y necesario.
Los ojos de Skinny Steve brillaron en lujuria ante aquella escena tan sexy y tomó el miembro de Tony entre sus manos para masajearlo al ritmo de las embestidas de ambos.
—Mírame Tony, no cierres los ojos—susurraron al unísono los Steve's.
El orgasmo los golpeo duro, intenso, salvaje. Esa noche, las estrellas brillaron detrás de sus párpados y no sólo en el cielo nocturno, el cual, se sonrojo por tal muestra de lujuria, placer y amor.
                                       [°°°]
Tony despertó sobresaltado en su cama, con un dolor intenso, pero placentero en su baja espalda.
Justo cuando planeaba llamar a la policía para que investigaran el motivo de su más que evidente invalides, Steve entró a su habitación con una bandeja llena de comida.
—Buenos días, mi amor.
—Buenos días beloved—ambos se besaron con ternura—¿Y Skinny Steve?
Preguntó mientras se metía un bocado de huevos revueltos, con Steve haciendo lo mismo a su lado.
—Ya se fue y dejó esto para ti.
Steve le entregó una hoja de papel, la cual Tony la tomó de inmediato, en ella, se encontraban escritas solo dos palabras, junto a un dibujo hermoso de él mientras dormía.
—Eres un romántico empedernido, Rogers, pero, gracias, yo también te amo.
—Tengo que confesar que no creí que lo conquistarías tan pronto.
—Mi amor, te conquisté a ti, era obvio que también lo haría con tu otro yo, y es que, soy irresistible.
—Oh si, eso es cierto, muy cierto.
—¿Ahora si puedo decir feliz aniversario?
—Ahora puedes, feliz aniversario, mi amor.
—Feliz aniversario, beloved.
Ambos se besaron con ternura, como siempre hacían cada vez que cometían una travesura, pensando quizá en la siguiente aventura juntos. Siempre juntos.

                                     ///
Моя любовь (moya lyubov’) : mi amor

One Shots Stony y MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora