Drabbles Iwaizumi x Oikawa

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¿Como es ver la vida en blanco y negro?

Realmente me lo he preguntado ahora tantas veces que no tengo un número exacto en la mente. Probablemente lo hago al menos una vez por día en 365 días desde hace más de 10 años. No quiero hacer el cálculo.

Salgo hacia la escuela como cualquier Lunes, muy temprano en la mañana con una remera extra debajo de la ropa deportiva, por el viento frío que anunciaba el cambio de estación. Para llegar a Aoba, es fácil ir caminando. Dos calles de frente, una hacia la derecha, dos calles más en linea recta y luego giro nuevamente hacia la derecha de frente hasta toparme con las blancas rejas y paredes del lugar. 

–!Hey! – No puedo disimular la sonrisa, nunca puedo. Aunque me repito constantemente este acuerdo tácito por negar lo obvio, aun no puedo evitar que mis sentimientos se desborden caudalosamente.

–Buenos días Iwa-chan.

–Estamos atrazados Basurakawa – Me quejo por el apodo poco cariñoso y recorremos la misma ruta de siempre, sin desviarnos un metro.

La misma casa azulina que sobresale del resto en la primera esquina. Aquel jardín con aquellas bonitas rosas payaso, de color melón y amarillo. El ladrido de aquel pomeranio de color caramelo que siempre hace saltar un poquito a Iwa-chan.

No conozco un mundo sin color.

–Buenos días – Maki y Matsun saludan casi al mismo tiempo.

El entrenamiento matutino no es muy pesado, pero sirve lo suficiente como para elevar nuestra presión y levantarnos del letargo. Y con los espíritus más animados, no somos exentos de las platicas más vacías que cruzan por la mente de un grupo masculino de adolescentes. 

–Eh, ¿verdad Oikawa?

Mi mente hace corto circuito, no estaba prestando atención, así que levanto la mirada hacia Maki, quien con una sonrisa vuelve a repetir lo que no había escuchado.

–Preguntaba que si te gustaría unirte a un goukon este fin de semana. No habrá practica.

–No me estas preguntando, Maki. – No es como que me espante la idea, pero realmente tenía planes. Más precisamente, planes con mi vice capitán. No quiero decir esto último en voz alta y al parecer por la expresión de Iwa-chan también rechaza la idea de ser involucrado en cosas problemáticas.

El aludido alzó los hombros y continuó –Quien sabe y consigas encontrar tu alma gemela. Satoshi de la clase de al lado pudo hacerlo. 

Mi cuerpo tembló ligeramente, sin embargo no perdí la compostura.

–¿Aun crees en cosas de niñas Maki ? – Sonreí. – Aún si logras encontrar a esa persona, ¿que pasa si no te gusta?

-Oh, eso. Siempre se gustan Oikawa-san – Esta vez me respondió un muchacho de primer año quien parecía el más entusiasmado con el tema de conversación – Mis padres. Ellos trabajaban en dos sucursales de la misma empresa, en el trabajo diario parecían no llevarse bien, pero todo cambió cuando se conocieron. Según lo que me dijeron, todo el lugar empezó a tener colores brillantes que nunca habían visto antes.

–Ohhh una verdadera historia de almas gemelas. – Matsun juntó ambas manos como rezando, acompañada de una pose ridícula para sacar una risa y continuar con el tema anterior.

Caminé afuera del gimnasio ni bien terminé de escuchar la pequeña historia de mi kouhai. Maki intentó insistir con mi asistencia al Goukon, pero simplemente respondí "No estoy interesado"