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Aquel viernes, a eso de veinte para las siete, cuando el sol apenas y mostraba atisbos de querer salir, los sirvientes ya estaban subiendo los baúles a los carruajes, las cocineras preparaban bocadillos para el camino y el cochero rezaba los tres padres nuestros que siempre susurraba antes de emprender un viaje largo.

Cada quien estaba en lo suyo, mientras Adeline veía a Damon con el ceño fruncido y la boca abierta.

-¿No irás?-era una completa locura.

El hombre frente a ella llevaba la boca recta y los brazos cruzados, en el rostro se le pintaban todas las dudas y las decisiones que había tomado esa madrugada.

-Tengo unos asuntos que arreglar, pero pronto acudiré y me encontraré contigo-se veía como una estatua.

¿Qué le estaba pasando? Cada vez confundía más a Adeline.

-Me suena a una tontería. ¿Por qué no puedo esperarte e ir contigo cuando termines?

-Porque no.

La mujer bufó exasperada. Ese hombre terminaría quemándole el cerebro. Aveces simplemente rogaba que se decidiera, si odiarla o mirarla como si fuera un libro de poseía, porque la confundían sus constantes cambios de ánimo.

-No iré sola-rechistó cruzándose ella también de brazos. Arqueó las cejas y se plantó imponente en el piso. De ahí nadie la movería.

Damon soltó un suspiro cargado de cansancio mientras negaba.

-Sigues siendo igual de terca-se llevó la mano al puente de la nariz-. Necesito que vayas, te acomodes e instales. Posiblemente yo llegue un día después, o con algo de suerte, te alcance para la cena.

Adeline negó, mirando fijamente sus enormes ojos verdes, y perdiéndose, sin pensarlo, en la imponencia que siempre mostraban.

-Me da miedo viajar-susurró lentamente, queriéndole mostrar sus debilidades, para que volviera a abrazarla como cuando tenía un ataque y su calor se volvía también suyo.

Y él la miró, relajando un poco el ceño y su rostro imperturbable. Ella era débil, tierna y fuerte. Era la representación de tantas cosas que quería olvidar y al mismo tiempo, amar con el alma libre. Adeline era todo... pero tenía miedo, mucho miedo de volver a ser nada para sus ojos color cielo.

-No te sucederá nada-negó él con la cabeza, mostrando una pizca de sentimientos-. Llevarás gente que te cuidará en todo momento. Esos hombres de ahí-señaló los sirvientes que esperaban a la dama-, llevan órdenes precisas de jamás dejarte sola. A su lado, nadie te hará daño.

No hallaba la forma de decirle que ella solamente se sentía segura cuando estaba él, y no planeaba seguirle rogando por algo ante lo que no sedería, porque era Damon Gibbs de quien se hablaba, y jamás daba su brazo a torcer.

-Te vas a arrepentir-le gruñó con los dientes apretados mientras daba media vuelta y se escapaba por la puerta principal.

El hombre la miró subirse al carruaje arrastrando los pies, ese gesto que hacía con su andar cuando algo definitivamente no le parecía.

Ella era dulce y cautivadora, tenía el poder de ponerlo a su merced, y necesitaba tomar fuerzas antes de tenerla solo para él, sabiéndola débil a sus besos.

~•~

Adeline estaba enfurruñada. Estaba cansada de que no quisiera hablar con ella, de que accediera a dormir a su lado y después la mirara como si no quisiera nada que trajera su voz. Era confuso, extraño... cansado.

Se subió al carruaje resignada. Le daba pánico viajar, andar por caminos concurridos que solo revivían recuerdos y traían penas. Fue por eso que se agarró con fuerza del asiento y clavó los ojos en la venta, para que sus sentidos se mantuvieran atentos a cualquier amenaza.

Damon.

Damon.

Damon.

Últimamente era todo lo que traía en su cabeza.

Se casaría con él, no de la forma que le hubiera gustado, pero lo haría. Finalmente lo tendría para ella, y esa era su última oportunidad de redimirse, de hacerle ver los errores que había cometido y lo bien que podían llevarse si tan solo le daba la oportunidad.

Al carajo el contrato, sus miedos y sus desdichas. Le importaba un cuerno todo, porque por fin tenía la oportunidad de ser feliz, y no pensaba tirarla a la basura.

La Perdicion De Un Hombre |La Debilidad De Un Caballero III | En físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora