Capítulo 2

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A primera hora del día el rey de Amargo se situaba en el despacho, revisando y firmando la pila de papeles que yace a un lado. El descontento con su esposa fue tanto que el desayuno no lo llevó a cabo en el comedor, como es costumbre, sino que fue llevado a su despacho, haciendo la primera comida del día en soledad, era mejor así para no dar mayor hincapié a la discusión de anoche.

Los músculos tensos de su espalda suenan al estirarse, decir que no le afecta el distanciamiento con la consorte es una total mentira, ama a su esposa con todo el alma, pero con el simple hecho de ser un monarca debe de comportarse a la altura de uno, ya no es un jovencito en busca de alguna bella joven para contraer nupcias.

Esta vez, como en muchas otras, mantendrá la compostura. El divorcio no es una opción, y cualquier posibilidad de uno se esfuma al ser él quien hace la validación tanto de matrimonios como de divorcios. Ser el hazmerreír de los demás monarcas no entra en discusión.

Porque en la realeza un divorcio es una mancha imborrable.

Con la tensión a mil y sinfines de pendientes se talla la frente con parsimonia. El ser rey no es trabajo sencillo, y que en su matrimonio las cosas no marchen bien es la cereza del pastel, casarse con una persona común siempre es de pensarse más de una vez y con la cabeza fría, por eso es que entre realeza es preferible casarse con alguien que esté relacionado con el círculo, porque están educados para no flaquear ante la adversidad, adiestrados a mantener la situación bajo control, y que un individuo ajeno al entorno se posicione en un puesto de semejante autoridad siempre será mal visto y poco apoyado, es por eso que su matrimonio tiene altibajos, porque a pesar de años de casados la consorte aún no puede separar el deber de la moral.

No siempre el deber será moralmente correcto, se busca el éxito al costo que sea.

Ama a su esposa, pero nunca debe olvidar que hay límites, incluso para ella.

La sangre azul en más de una ocasión puso en tela de juicio si era adecuada la consorte que desposaría, en el momento demostró ser más que suficiente, pero ahora que el primogénito crecía, y con el pasar de los años quiso disponer en donde no debía, queriendo pasar del rey y del mismo heredero al trono. Por las buenas o por las malas recordará el lugar que aceptó ocupar sin objeciones.

Si ser consorte no es fácil, el ser rey lo es peor, y ser primogénito lo es mil veces, no por nada para llegar al trono toma años de preparación.

Cuando él ascendió ya tenía esposa, para que el heredero ocupe el trono pasarán años de espera y enseñanza que le llevarán a ser la imagen y semejanza del anterior gobernante, así como ha pasado en cada reinado.

Probablemente, las palabras que dijo la noche anterior no fueron las más adecuadas, sin embargo, hecho está y nada se puede cambiar, actuar con indiferencia es el camino más viable.

Reino Amargo «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora