Mirada puesta en el cielo equivocado, no veía un amanecer, no observaba la verdadera gloría.
Entonces me encontré sin hojas, me encontré sin vida, sin fuerzas. Lo escribí justo en el momento de mi dolor, pero ahora que la restauración está observo mis heridas distintas, mis raíces parecen tener más vida, pero la temporada ya pasó. Me gustaría decir que no volveré a ese ciclo donde me desgasto, verdaderamente es tan incierto, todo depende de mí, ya adquirí experiencia, ya tomé testimonio, reconozco lo que es estar echa pedazo.
Es sentirse desprendido del reino, es mirando las consecuencias de mis acciones, no me justifico, ni siquiera intento defender mi manera irracional, aun así doy testimonio de la escases que se vivía en mi espíritu, la finalidad de Jesús es que lo deje usar, sin embargo, tan impaciente me eh vuelto que necesito acciones prontas, es sin duda un diagnóstico de mi desesperación.
Temo de la quietud de mi espíritu, temo paralizar las promesas y no mis actos pecaminosos, porque descubrí mi primera primavera sin él. Comprendí que una y otra vez que no deseaba este desprendimiento celestial, nunca me sentí tan viva cuando estaba en los regazos de Jesús, cuando sostenía mi corazon y lo sana paso a paso. La vida sin cristo es similar a un árbol muerto en medio de un cementerio, es estar desahuciado y su entorno es igual, es tan vacía, tan carente, sin fundamento y ni modo de pedir ayuda al compañero que está en huesos secos de lado de ti puesto que padece de la misma enfermedad desde hace años. Sufriblemente se vuelve la vida sin él.
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El diario de una inconstante.
ДуховныеSiempre llega ese momento donde deja de llover dentro de ti, deja de ser una tormenta, dejas de ser una esclava de temores, dejas liberar tu mente, porque entiendes que el destino no cambia, los caminos... Seguirán siendo caminos, con sus maravillos...