JUICIO FINAL
John Katzenbach
Título original: Just Canse
Traducción: María Alonso y Beatriz Iglesias
1.a edición: diciembre 2006
© 1992 by John Katzenbach
© Ediciones B, S. A., 2006
Bailen, 84 - 08009 Barcelona (España)
www.edicionesb.com
Publicado por acuerdo con John Hawkins & Associates, Inc., New York.
Printed in Spain
ISBN: 84-666-2986-6
ISBN 13: 978-84-666-2986-7
Depósito legal: B. 43.861-2006
Impreso por LITOGRAFÍA S.I.A.G.S.A.
Edición digital: Abril 2008
Scan: Adrastea, Corrección: Unamas
Esto es una copia de seguridad de mi libro original en papel, para mi uso personal. Si ha llegado a tus manos, es en calidad de préstamo, de amigo a amigo, y deberás destruirlo una vez lo hayas leído, no pudiendo hacer, en ningún caso, difusión ni uso comercial del mismo.
Este libro es para mi madre, y en la memoria de estos tres hombres: V. A. Eagle, W. A. Nixon y M. Simons.
AGRADECIMIENTOS
Me siento especialmente agradecido por las contribuciones de mis amigos Joe Oglesby, del Miami Herald, y Athelia Knight, del Washington Post. Sus sabios consejos me ayudaron enormemente en la preparación de este manuscrito que, por supuesto, habría sido imposible sin el apoyo y la tolerancia de mi esposa, Madeleine Blais, y mis hijos.
Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.
Friedrich Wilhelm Nietzsche
Más allá del bien y del mal
El infierno está plagado de buenas, no de malas intenciones.
George Bernard Shaw
Máximas para revolucionarios
PRIMERA PARTE
PRESOS
Cuando ganas el premio te gastan una broma: ahora ya sabes cómo empieza tu propia esquela.
1
UN HOMBRE DE OPINIONES
La mañana en que recibió aquella carta, Matthew Cowart se despertó en un atípico ambiente invernal.
La noche anterior se había levantado un viento del norte que no dejaba de soplar y parecía desplazar la noche, tiñendo el amanecer de un gris oscuro que desvirtuaba la imagen de la ciudad. Al salir de su apartamento, vio cómo la brisa sacudía una palmera y hacía que sus hojas sonaran como un montón de espadas.
Se encorvó y lamentó no haberse puesto un jersey bajo la gabardina. Cada año se daban unas cuantas mañanas como ésa, que prometía cielos grises y vientos borrascosos. La naturaleza gastaba una broma pesada y hacía rezongar a los turistas de Miami Beach que caminaban por la arena. En Little Havana, las ancianas cubanas llevaban gruesos abrigos de lana y maldecían el viento, sin pensar que en verano llevaban sombrilla y maldecían el calor. En las barracas de Liberty City, el frío silbaba y los yonquis, temblorosos, lo combatían con sus cachimbas. Pero en poco tiempo la ciudad recuperaría su sofocante y bochornosa normalidad.
![](https://img.wattpad.com/cover/95119-288-k707eba.jpg)