Lo que está prohibido me hace feliz (Supernatural- Terminada)

Capítulo 12

Los Winchester solo me dejaron una nota en la heladera cuando se fueron a la mañana siguiente de la desastrosa noche, avisandome que debian ayudar a Castiel con un asunto de vital importancia y que me quedaba a cargo del bunker junto a Kevin.

Habia dormido mas de la cuenta por las tres pastillas que debi tomar para calmar mis nervios producidos por la fatidica situacion. Dean se subio al auto un par de minutos despues que yo, y tras la alterada interrogacion de Kevin y mirarme con ojos inquisitivos por el espejo retrovisor, puso el Impala en marcha y media hora despues estabamos en "casa". Fui directamente a mi habitacion, ya que presenti que Sam no estaria de humor para absurdas explicaciones. Dean hizo lo mismo, no sin antes esquivar habilmente las ya molestas preguntas del asiatico. 

-¿Estás mejor?- me preguntó levantando la vista de su tabla cuando me escucho entrar al salon principal. Mi desastroso aspecto debio haberle dado una pista, porque despues de asentir me dejo en paz. Tuve ganas de explicarle a Kevin por lo menos una parte de lo que habia pasado, pero no estaba en mis mejores animos. "Tal vez luego de almorzar". 

Al terminar mi patetico intento de sanwich me arrastre nuevamente bajo las suaves mantas de mi cama, y Adonis se acomodo a mi lado. Me levante a las 3 horas con dolor de cabeza por haber dormido tanto y con exceso de saliva sobre mi almohada. 

Vi la tele, lei un rato, le prepare la cena a Kevin y volvi a acostarme. A las 4 de la mañana me desperte con mas energia de la necesaria, hacia bastante no descansaba mas de 8 horas seguidas. Saque a Adonis a hacer sus necesidades, y entonces recorde el documento de aquella mujer que me resultaba tan familiar, y decidi comenzar mi investigacion. Me ayudaria a distraerme y a descubrir algo que presentia que tenia que ver conmigo. 

En internet encontre poco y nada: el sitio web que mas se acercaba a lo que estaba buscando hablaba de todo tipo de tribus con gente vulnerable y crédula, por lo tanto aquella mujer podria haber persuadido a cualquiera. Luego de decenas de páginas y y videos fui a hacerme un café y de paso a descansar la vista. Al regresar fije mi atencion en el retrato del documento, y detecte algo que, a simple vista, parecia ininteligible: se trataba de una especie de mancha en la parte superior de su frente, apenas cubierto por un par de rizos rebeldes, pero que parecía formar un símbolo muy familiar. Busque desesperadamente una lupa, para descartar cualquier posibilidad de suciedad o lunar, y al encrudiñarlo mejor y darme cuenta de lo que en verdad era mi corazón se acelero: yo tenia en la parte inferior izquierda de mi espalda la misma mancha de nacimiento.

Una corrienrte de adrenalina surco mi cuerpo como respuesta a la inesperada cohincidencia. ¿Podria ser que tuviera la misma sangre que esa misteriosa mujer? No podia llegar a conclusiones aceleradas, por lo que me dirigi a la habitacion en donde habia encontrado aquel documento y me sente con Adonis a mi lado a revisar cada polvorienta hoja.

Finalmente una hora y media mas tarde, justo antes de rendirme e ir a distraerme con comida, encontre una carpeta con el nombre Kolufo garabateado en la tapa. Al instante recorde que aquella extraña palabra se referia a una tribu casi extinta actualmente, segun la informacion propiciada por tribuslegendarias.org. Comence a leer el contenido del documento, y visualice nuevamente la imagen de la señora con su nombre debajo: Margaret Lewis, mejor conocida como Lady Incendie. ¡Bingo!

La alegria de por fin haber descubierto algo se extinguio al no lograr encontrar nada en internet con ese nombre. Agarre nuevamente la carpeta y camine hacia la cocina, y mi distraccion hizo que chocara con Kevin. Lo unico que cayo fue una imagen que, al parecer, habia pasado por alto: era la mancha de nacimiento pero dibujada. Kevin la levanto antes que yo, y adoptando una expresion concentrada dijo:

-Conozco este simbolo. 

-¿De donde?-no pude evitar sonar alterada.

El chico no respondio y camino hacia una de las estanterias. Desecho unos 10 libros hasta que se quedo con uno, pero luego de revisarlo maldijo por lo bajo.