III.

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El grupo de 8 mujeres siguió caminando yendo de tienda en tienda intentando acabar con el ambiente tan incómodo inclusive para ellas mismas.

—Este... ¿Y si mejor volvemos al Santuario? Creo que ya hemos comprado lo suficiente. —Mü fue quien rompió el silencio. Estando todas de acuerdo con su petición partieron de vuelta al Santuario.

Dejando atrás a los 7 hombres que buscaban despertar a Aioros que se había desmayado a causa de estar tanto tiempo cerca de aquella planta de extraña procedencia.

—Oiga… —Shaka picó con el dedo la espalda de Shion que estaba al pendiente de que Aioros estuviera bien, hasta que este se giró a verle con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa?

—Las perdimos de vista. De nuevo. —Apuntó al lugar en el que debían de estar las féminas. Encontrando sólo gente caminando.

—Malditas mujeres y su habilidad para desaparecer cuando le quitas el ojo de encima por un segundo. —Maldijo Shion.

[• • •]

—No puedo creer la situación en la que estuvimos solo por tener un par de tetas.

—Bien buenas por cierto. —DeathMask jugueteo un poco con las suyas, al principio tocándose con el dedo y luego puso toda su mano sobre estas y apretó un poco. —Son bastante divertidas, y suaves.

—¿Acaso nunca tocaste un seno? —Kanon se dio media vuelta para mirarlo con duda.

—Solo cuando mi mamá me amamantaba. —Alejó su mano de uno de sus pechos y caminó a la par de Kanon, es decir, al frente.

—¿Aún recuerdas cuando te amamantaron? Que suerte, yo ni siquiera sé si me llegaron a amamantar. — Aioria caminaba con los pies descalzos, se había quitado los zapatos a mitad de camino por el ardor en las plantas de sus pies.

—Si lo hicieron. —Saga habló. Iba al lado de Saori, lo que quiere decir que iba al final.

—¿Cómo sabes? —Mü giró la cabeza en dirección a Saga.

—Cuando Aioros trajo a Aioria este era apenas un recién nacido. El patriarca hizo que las sirvientas te amamantaron por lo menos hasta que cumplieras la edad suficiente para dejarlo.

—Vaya, no lo sabía.

—Supongo que Aioros nunca logró decírtelo. Aún así, ¿Sabías que quien te cuidaba cuando Aioros no podía era Kanon? —Aioria comenzó a tocar diferentes partes de su cuerpo.

—¿Cómo sigo con vida?

—¡Oye! Para tu información, yo cuide de los generales marinos, y lo hice muy bien— Kanon se giró indignado.

—Si para ti perderlo, vestirlo con un disfraz de león mal hecho y de puta es cuidar bien, entonces lo hiciste más que bien. —Kanon miró mal a su hermano, dándole una mirada que prometía muerte.

—¿Qué hizo que? — Aioria miró con incredulidad a Saga.

—Hizo de todo. Desde maquillarte, muy mal por cierto y casi dejarte ciego por meterte el delineador en el ojo, hasta dejar que te caigas de un barranco. Aioros tuvo que ir por ti lanzándose del mismo barranco, desde ahí que tiene la costumbre de lanzarse por barrancos.

—Milagro sigo con vida —Aioria exhalo un suspiro.

—Oye Saga, no seas así. Tú también cometiste errores.

—¿Saga también me cuido?

—Si, y a pesar de que gracias a él sigues con vida él también cometió sus propios errores que casi te cuestan un miembro de tu cuerpo.

Guerreras DoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora