Aún Te Amo...

Capítulo 2.

Shoto vigilaba a sus hijos en el parque. Isamu y Hanae jugaban con una pelota y un bate mientras él leía un libro a lo lejos. Podía ser un Héroe, pero también es un padre. Necesitaba de cuidar que sus dos Omegas, asegurarse de que no se les acercara nadie con malas intenciones; además, Hanae es muy peligrosa con su Singularidad.

—¡Me toca! —la niña preparó el bate y golpeó la pelota con todas sus fuerzas.

Como dije, Hanae es muy peligrosa. Cuando bateó, insconcientemente activó su Tornado, llevando la pelota al otro lado del mundo, haciendo que Isamu también fuera impulsando.

—Hanae —regañó su padre.

Ahorita y la pelota mata a alguien por la velocidad.

—¡P-perdón! ¡Fue un accidente! —agitó sus brazos por todas parte, muy nerviosa y arrepentida.

—Supongo que me toca buscarla —el pecoso se levantó de un salto y se impulsó con su poder para buscarla más rápido.

—Debes aprender a controlarte, pequeña —el mayor le acarició sus cabellos. Ella lo jaló para que se sentaran juntos en la grama—. Tu Singularidad es muy buena para ser Héroe, pero es más complicado si no la sabes manejar.

—Sí la sé usar, ¡es que me omciono demasiado y se activa! —bufó mientras se recostaba en el brazo de su padre.

En ese momento, recibió una llamada que tuvo que contestar.

—¡Todoroki-san! Me alegro que contestes.

—¿Qué pasa, Yaoyorozu?

—Quería contarte que planeamos hacerle una pequeña fiesta a Midoriya-san. Supongo que te enteraste que llegó a Japón ayer.

—Sí..., me enteré.

—¡A-Aúnque no necesariamente tienes que ir, cl-claro! Aún recuerdo lo que me contaste... Si quieres, puedo cubrirte y decir que tenías demasiado trabajo y querías descansar.

—Será lo mejor... Gracias por todo.

—Lo que sea por mi mejor amigo.

Y cortó la llamada. Suspiró pesadamente.

—¡Era la tía Momo! ¿verdad? ¡¿Quiere que vayamos a casa a comer y jugar?! —preguntó la enérgica de su hija.

—No. Solo quería saber como estában —sacudió sus cabellos, desacomodando los moñitos que tanto se había esforzado haciendo.

—¡Hanae, atrapa!

—¡¡Ah!! —por instinto activó su Singularidad, mandando a volar lejos al balón una vez más— ¡Me asustaste!

—¡¡Pero no tenías por qué hacer eso!! Ahg, iré a buscarla de nuevo —rodó los ojos.

—Deberías acompañarlo —Hanae volteó rápido—, tú tienes la culpa.

—¡¡Pero...!! ¡Bien! —le dio un besito a su papá para salir corriendo tras su hermano— ¡¡ISAMU, ESPÉRAME!!

—¡¡¡NO!!!

—¡¡¡ERES UN MALVADO!!! —y desaparecieron.

Shoto exhaló y se acostó en el césped, con sus cuencas cerradas. Le gustaba sus hijos, aunque a veces podían ser un dolor de cabeza y algo infantiles.

—Son iguales a Izuchan.

¿Debería ir a esa reunión?