DÍA DOS (PARTE UNO): sunflower

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Louis no aguantaba más. Le quemaba el pecho y estaba muy cansado. Siempre odió el correr por la arena que no estaba húmeda, pero al parecer al señor Calder le encantaba verlo sufrir.

Dejó de correr y apoyó sus manos en sus rodillas para recuperar energías. Respiró fuerte y una vez que se calmó, levantó la cabeza para ver al salvavidas de la playa observarlo de lejos. Sacudió un poco su cabello y trotó hacia el robusto hombre. Estaba a punto de decir algo cuando unos delgados brazos lo tomaron desprevenido.

—¡BooBear!— dijo la chica con voz chillona.

Louis rodó los ojos y la alejó con cuidado, sin querer que el señor Calder piense que no soportaba a su hija, simplemente no estaba de humor para aguantar sus muestras de cariño.

—Hola Eleanor— dijo el castaño, con una fingida sonrisa en su cara.

No malinterpreten, Eleanor era su amiga, pero hace poco se dio cuenta de que esta tenía otras intenciones con él, y no sabía como rechazarla. Le echó una ojeada. La chica tenía puesto un bikini rojo de estilo australiano, dejando ver su delgadas piernas y su torso tonificado.

Definitivamente no era fea, vamos, Louis tenía ojos, pero simplemente no le movía nada.

No le prestó mucha atención, aún cuando la chica estaba extremadamente cerca de él.

—Louis, acompáñame— le dijo el señor Calder, salvavidas de la playa y amigo cercano de sus padres. Louis creció admirando su trabajo, nunca fue su intención volverse uno, pero luego de lo de sus padres... Todo cambió.

El castaño, nervioso, se soltó del agarre de Eleanor y caminó detrás del hombre. Llegaron hacia su silla socorrista y el mayor sacó algo de un bolso colgado en esta.

Louis abrió los ojos con asombro al ver de que se trataba.

—Es tuyo— dijo el señor Calder, entregándole el silbato de color rojo al joven. —Te lo ganaste, campeón. Aunque no significa que estes totalmente calificado para ser salvavidas. Te quedarás cuidando la playa en mis turnos de descanso y en los turnos de descanso de Mitch, ¿entiendes? Aún eres un niño. De todas formas puedo darte uno que otro turno completo, pero no te ilusiones.

El castaño no aguantó más y tomó el silbato mientras abrazaba al hombre frente a él.

—Muchísimas gracias, señor Calder, no lo decepcionaré, lo juro.

—Eso espero, niño— se rieron y se separaron, el hombre palmeando levemente la espalda del otro.

—¡BooBear! ¡Felicitaciones!— gritó Eleanor, abrazándolo y una vez más siendo alejada cordialmente por Louis.

—Gracias— dijo el chico, sonriéndole un poco.

—Bueno Louis, anda, siéntate. Te daré mi turno de la mañana para que te familiarices, de todas maneras no hay mucha gente a estas horas.

Los ojos azules de Louis brillaron con emoción al poder al fin sentarse en esa gran silla con vista panorámica. Subió los escalones y se sentó en ella, saboreando el momento. Agradece que el señor Calder y Eleanor tengan otros planes, no aguantaría su primer día oficial con ella a su lado.

“¡Biibiir, ti vis tin biin in isi silli!” ¿Por qué a ella no le había cambiado la voz en la pubertad?

Cerró los ojos y miró hacia el cielo con la sonrisa más honesta que ha tenido en su vida. Siempre fue su deseo el salvar vidas, y ahora se estaba cumpliendo. Bueno, fue su deseo desde los catorce. Desde lo de sus padres...

Unos golpes en la base de la silla lo hicieron salir de su trance melancólico.

—¿Interrumpo?— preguntó una voz grave pero a la vez muy dulce. Una voz que si le agradaba escuchar. Louis miró hacia abajo, sorprendiéndose al darse cuenta que se trataba del huésped de las cabañas. El mismo chico con hoyuelos y ojos verdes que no había salido de su cabeza.

summer love - l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora