La caminata por las formaciones rocosas, tomados de la mano y charlando sobre lo divertido que fue salir a jugar fútbol con los gemelos se convirtió en su plan perfecto antes de volver a separarse. Las aves volando sobre sus cabezas llamaban su atención a ratos mientras la brisa con olor a mar golpeaba sus mejillas, el color cristalino del agua resplandecía bajo los rayos del sol que pronto llegarían a su ocaso pintando el cielo, convirtiendo el firmamento en su lienzo.
Las rocas bajo sus pies dificultaban un poco el camino pero, sin duda daban una relajante sensación al escuchar el chocar de las olas contra ellas. Era sin duda, para ambos, la situación más romántica en la que habían estado.
-¿por qué tanta insistencia en venir aquí?-preguntó el pelirrojo, saltando entre las rocas-
-lo leí en internet-explicó el británico, tomando con mayor fuerza la mano del contrario para no dejarlo caer-y supe que tenía que conocer esta playa
-¿por qué?-continuó cuestionando el menor-
-cariño, deja de saltar, vas a caerte-le dijo el pelinegro, jalándolo con delicadeza hacia él-
-que no me llames cariño-Akira desvió la mirada-no me caeré
-vi una fotografía del atardecer en Spanish Point-habló el de orbes grises, sonriendo ladinamente-sus aguas se tornan de un color celeste casi mágico, resplandeciente y tranquilizante...me recordó a lo que siento cuando te miro a los ojos. Posee el color que más me gusta, ese que me recuerda a ti y la calidez que se forma en mi pecho al hacerlo
-¿cuándo dejarás de hablar tanto?-el pelirrojo desvió la mirada, moviendo sus hombros de manera incómoda-ya casi llegamos a lo más alto, allí podrás ver el atardecer
Continuaron en silencio hasta escalar una pequeña formación, desde allí tenían una vista plena de la playa justo frente a lo que parecía una cascada de aguas celestes debido al reflejo de los últimos rayos del sol, el horizonte así mismo, mantenía aquel color azulado en contraste con el amarillo que predominaba por el ocaso.
Sentados al borde de un pequeño acantilado observaron entonces a los colores realizar la más bella de las obras de arte.
-es más hermoso de lo que imaginaba-admitió el pelinegro con un brillo de felicidad en sus ojos-
-muy hermoso-dijo el irlandés-nunca había estado aquí en un atardecer
-ha sido el mejor cumpleaños que he tenido en mucho tiempo-el de orbes grises tomó la mano del mitad japonés-no quisiera tener que irme
-no digas eso-el pelirrojo suspiró con fuerzas-por favor...haces que despedirnos duela más
-no es esa mi intención-le aseguró el británico con voz suave-
-lo sé. Es que aún no me acostumbro a nuestras despedidas-confesó Akira, con la mirada puesta en el ocaso-no puedo acostumbrarme al dejarte ir cada vez que parece que todo tiene sentido a tu lado...
El pelinegro no respondió, simplemente entrelazó con mayor énfasis sus dedos, manteniéndose en un grato silencio bañado en algo de melancolía.
-Akira...-llamó el mayor, captando la atención del contrario, mirando aquellos ojos tan fieros que sin duda amaba-
-¿sí?-preguntó el pelirrojo-
-sé que nuestra situación no es sencilla-inició, acercándose hasta juntar su frente con la del irlandés-sé que duele no vernos a diario y duele cada una de nuestras despedidas pero, también sé que nos queremos con mayor intensidad tras cada llamada, sé que mi corazón late con una fuerza impresionante cuando te ve y, que no deseo mirar otros ojos que no sean los tuyos. Akira, sé todas esas cosas y comprendo que no puedas acostumbrarte a alejarnos, yo tampoco lo hago pero rayos, Akira, te quiero tanto, te quiero a cada segundo, te quiero con mi alma, entregado completamente a este amor y no quiero que esto acabe sino que comience, quiero que antes de irme seas mi novio.
-hablas demasiado-murmuró el mitad japonés con los ojos cristalizados, lanzándose encima del mayor para abrazarlo-no me importa si duele mucho o si tenemos que vernos unas pocas veces al año, no me importa que sólo pueda decirte cuanto te quiero por una llamada o un video, yo también te quiero mucho, Kenzie, y aunque a veces no encuentre las palabras para explicarlo no quiero que dudes jamás de lo que siento por ti
-jamás lo haría, mi amor-le susurró Kenzie, dejando un beso en su mejilla-¿qué dices entonces?
-¿formalizar nuestra complicada relación a distancia?-Akira se separó un poco para mirarlo de frente-
-formalizar nuestra complicada relación a distancia-asintió el pelinegro-que seamos novios de una vez por todas
-claro que sí, tonto. Lo he esperado desde hace seis meses-el de orbes azulados rió suavemente-
-y yo desde el momento en que entraste por la cabaña del campamento-sonrió el británico ganándose una mirada sorprendida del contrario-¿Qué? ¿Cómo no iba a fijarme en ti cuando me mirabas con esos ojos celestes y una tímida sonrisa en los labios?
-hablas tanto tanto, realmente tanto-negó Akira, robándole un beso a su novio-
-te quiero, Akira. Y ya sé que lo sabes pero, no me canso de decirlo-dijo Kenzie, acariciando su mejilla-
-y yo no me canso de repetirlo. Te quiero, Kenzie
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Our story
RomansaIncluso si muchos piensan que es sólo es un amor de verano, si nuestras familias se oponen, si las distancia nos juega malas pasadas, incluso si las estrellas dejaran de brillar... Yo te seguiré amando hasta el final.