Capítulo 6

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Observaba su reflejo en el espejo, delineando perfectamente sus ojos con el lápiz de color negro, resaltando sus ojos verdes. Verifico el color carmín de sus labios, y el maquillaje que reposaba en su rostro.

<Toc, toc>

-Adelante- Sonrió.

Observo a Jean Paul abrir la puerta, posando una llamativa sonrisa en los labios antes de abrazarse a su espalda.

-Mon amour- Ronroneo -Confundirás a las personas, no sabrán diferenciar cuales son las obras de arte.

-Cariño- Carcajeó -No habrá oportunidad, recuerda los antifaces- Dijo antes de girarse -Si alguien no me alagará está noche, será totalmente tú culpa.

Lo veía reír, gozar quizás las imágenes que podía imaginar su mente.

Aparto la mirada al traje que estallaba su cuerpo. Era de color vino, con una camisa negra debajo del saco, una corbata guinda alrededor del cuello y unos impecables zapatos marones.

-Puede que solo te desee para mí- Alzo las cejas de manera sugerente.

Pero está vez Lucia fue quién más rio.

-Eso sería tan seductor- Menciono -Si tan solo no fueras gay.

Guiño un ojo, después envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo.

Su sexualidad era un misterio al ojo público, amante de los gustos estrambóticos y los excesos pero empeñado en mantener su vida íntima en privado. Sin embargo, con Lucia era distinto, desde que la conoció sintió una conexión al instante, y tan fuerte, que no le importaba que la vincularán con ella en las revistas de Madrid.

-Es mejor que nos apresuremos, no podemos llegar tarde a nuestro propio evento- Comento mientras se separaba.

-En realidad, creo que tenemos todo el derecho.

Sonrió de manera juguetona, acomodando el diminuto antifaz negro sobre sus ojos.

...

Amaraba el nudo de su corbata con prisa, mirando de reojo el reloj en la pared, percatándose que iba 7 minutos tarde. Se observó una última vez en el espejo, acomodando su cabello y abrochando el saco azul sobre su cuerpo.

El repique de su celular llamó su atención, pero cuándo camino a tomarlo tropezó con la pila de hojas que se hallaban arriba del escritorio de su habitación. Gruño en voz baja, inclinándose sobre sus rodillas para levantar hoja por hoja todas las que se hallaban dispersas en el suelo.

Notando que todos carecían de título, detesto darse cuenta recién que eran todos los poemas que escribió en su nombre, todos los poemas que había escrito en 6 años.

Y escucho como era abierta la puerta de su departamento.

-¿Alexander, amor?- Pregunto una voz.

-Salgo en un momento- Se apresuró en avisar, terminando de levantar todas las hojas del suelo -Pensé que habíamos quedado en que yo te buscaría- Comento, saliendo de la habitación a su encuentro.

Usaba un bello vestido de satén azul cielo, con un delicado escote en los hombros y cuello, caía en capaz, un poco más arriba de las rodillas, dejando a la vista unos hermosos tacones blancos. Su cabello estaba alisado está noche, y su maquillaje, como siempre, era sencillo.

-Lo sé, lo sé. Pero estoy tan emocionada que sentía que no podía esperarte más- Sonrió, acercándose a él -También decidí traerte un presente.

Permaneció en silencio mientras la mirada sacar una pequeña caja de su cartera, fue extendido a sus ojos, y el la tomo con cuidado. Pregunto en un murmuro que era, pero Tani no contesto.

El placer de tus labios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora