25.Dolor Y Felicidad

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Esto no puede ser posible...

Mis ojos en ese momento empezaron a arder como nunca, pero ni una lágrima salia, apreté los labios con fuerza y luego de unos segundos solo lo solté, solté todo lo que tenía retenido en ese instante, ¿en verdad me había visto la cara de estúpida?, ¿acaso era posible?

Grité, con impotencia y un terrible dolor en mi alma a la vez que movía mis brazos y piernas con brusquedad, el peso de las cadenas me lastimaba cada vez más, haciendo que me cansara mucho más rápido, pero lo necesitaba, necesitaba desahogarme y simplemente sacarlo todo

Finalmente con la respiración agitada y con finas capaz de sudor cubriendo mi cuerpo, caí en el piso completamente, atontada miré todo el lugar con dolor, soy una jodida idiota, pensé cerrando los ojos momentáneamente

—Si sólo me hubiese quedado en casa—Susurré en un sollozo con la voz rota y la mirada perdida

Tragué saliva al momento que escuché un ruido, estaban abriendo nuevamente aquella puerta, intenté moverme con algo de dificultad, pero no tenía fuerzas ni ganas de hacerlo. Al mirar a tres hombres entrando cerré los ojos con temor mientras empezaba a temblar levemente, rezaba a mis adentros para que no me hicieran daño, ¿pero acaso serviría?

—¿Crees que se haya quedado dormida de verdad?—Escuché que uno de ellos preguntó en un tono bajo de seguro a aquellos dos que lo acompañaban, oí un "Tal vez" para luego sentir toques en mi brazo, me quedé inmóvil en mi lugar, apretando los labios con fuerza mientras intentaba mirarlo de reojo, pero no quería arriesgarme

—Sólo quitale las cadenas y acabemos con esto—Mis nervios se activaron en ese instante, ¿acabar con qué?. Oh Dios mío

Poco a poco el peso en mis piernas desapareció cautelosamente, colaboré disimuladamente al instante que las apartaba de mis muñecas, y cuando intentaron levantarme, ataque

Abrí los ojos y con rapidez mordí el brazo con el que pensaban apresarme, ellos atónitos sacaron sus armas para apuntarme, pero fui rápida para quitársela de la cintura a aquel idiota. Tenía a los tres en frente de mí, estaba indecisa y con la adrenalina al mis por ciento, apuntaba a cada uno de ellos con nerviosismo, buscando con mis ojos una salida

—No te conviene comportarte de esta forma—Susurró uno de ellos en un tono serio, esta vez me centré en los dos que tenían armas, eran prioridad después de todo, hice una mueca ignorando sus palabras

—Todos estos comportamientos te terminaran pasando factura, Kristal—Dijo el otro sonriendo un poco de manera amenazante, negué con la cabeza con lentitud apretando los labios, no, no me iba a quebrar

—¿Oh acaso no quieres volver a ver a tu querido Christopher?—Apreté el gatillo disparando en medio de ambos haciéndolos saltar repentinamente—¡Ahora!—Gritó el mismo con furia, confundida fruncí el ceño, pero entendí aquello cuando sentí aquel fuerte y doloroso golpe en mi nuca

Solté el arma instintivamente para luego caer de rodillas al piso, y seguidamente perder la conciencia


(...)


Susurros...

¿Qué demonios están diciendo?

Soltando un jadeo de adolorido me retorcí un poco, joder, si que era horroroso. Aquellos susurros indescifrables fueron callados al instante, oí un portazo y seguidamente nada, un silencio abrumador abundó en aquel lugar

Abrí los ojos a duras penas, nuevamente en el piso, aturdida paseé con cautela mi mirada hasta toparme con otro cuerpo, asustada me levanté y retrocedí los más que pude hasta chocar contra una pared. Deje descansar mi cabeza en ella, intentando aliviar un poco el dolor. Haciendo una mueca lleve mi mano hasta la zona dañada, cuando la devolví esta venía con algo de sangre en ella, por lo cual bufé, claro, ese bastardo me había noqueado con un buen golpe en el cráneo

Te Recordaré |Venganza Y Avaricia: Dos Cosas Que No Deben Juntarse| (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora