• Kapitel 10 •

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–¿Capitán Kozlov?

La voz femenina a sus espaldas hizo a Viktor dejar la botella de vodka para mirar quién era.

–Ah... Lenka eres tú... –dijo reconociéndola.

La mujer que lo miraba era la líder de un grupo de partisanos, que en ocasiones se reunían con ellos para intercambiarse información sobre el enemigo, o bien algunos suministros. Ella se sentó junto a él poniendo sobre la mesa un subfusil MP40.

–Esa es un arma alemana... –observó Viktor con recelo.

–Son mejores –contestó Lenka– Más fiables.

–Pues cásate con maldito alemán si tanto te gusta lo que hacen...

Lenka resopló cansada.

–Veo que ya está ebrio, capitán.

–Sí, sí, como sea... ¿Qué quieres? –masculló Viktor, volviendo a llenar de alcohol el pequeño vaso frente a él.

–No hemos recibido ningún reporte de la Base 36 desde hace días ¿Usted sabe algo?

–¿La Base 36? ¿Eso qué es?

Lenka le arrebató la botella y la puso en el otro extremo de la mesa.

–¡La iglesia que está al suroeste, junto a la vía de trenes! –le dijo levantando la voz– ¿De qué sirve que me haya dicho los códigos si ni siquiera los puede recordar? ¿A todo esto por qué se está embriagando? ¿Lo dejó su mujer o qué?

Viktor negó con la cabeza y se bebió aprisa el contenido de su vaso.

–Le disparé por accidente a uno de mis muchachos... –dijo con la voz ahogada– Sobrevivió, pero el incidente no me deja tranquilo. Y creo que no lo estaré hasta que vea a mi Dima levantarse de nuevo.

–Lamento escuchar eso, pero él estará bien... –afirmó ella poniéndole una mano sobre el hombro– Capitán, usted debe sobreponerse, el resto de sus hombres aún lo necesitan... Y yo necesito que oiga lo que tengo que decir: Hemos intentado comunicarnos por radio con la Base 36 pero no obtenemos ninguna señal. Tenemos un poco de miedo de que estén en una situación comprometida, los alemanes han avanzado más y el 80% de la ciudad de Stalingrado ha sido tomada. Si guíen así pronto Moscú estar-

–¡Jamás tomarán Moscú! ¡No lo permitiremos!

–No se exalte, capitán. No, no lo vamos a permitir. Escuche bien: Hemos recibido importante información de nuestros infiltrados. Un tren alemán con suministros y armamento será enviado a la ciudad en los próximos dos días... Necesitamos el apoyo de la base 36 en las vías de trenes, pero nadie responde, estoy pensando en llevar a mis chicos para investigar...

–¿Y vienes a pedirme munición y armas? ¿No ves que muy apenas nosotros tenemos?

–Capitán, estoy pensando seriamente en abofetearlo... –dijo Lenka cruzando los brazos– No vine a pedirle nada de eso, nosotros tenemos armas y munición que robamos a los alemanes. Solo vine a informarle, ya que a usted también le conviene el cargamento de ese tren...

Viktor suspiró y se reclinó hacia atrás en su silla, observando al techo. Lenka se quedó mirándolo un buen rato, en espera de que él respondiera algo, pero no lo hizo. Ella se levantó y se colgó el arma al hombro.

–Escuché los rumores... –le dijo antes de irse– Lo que pasa en el bosque... Sus hombres me dijeron que fueron con usted a investigar.

Lenka guardó silencio, con la vaga esperanza de que él le contara algo de lo sucedido. Pero el capitán seguía sin animarse a hablar. Lenka meneó la cabeza y se retiró. Se había alejado unos pasos cuando la voz de Viktor la detuvo.

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