Capítulo 12: "Muerte"

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Había pasado un mes y medio desde la última vez que ví a Killian solo nos escribíamos, aunque estaba informada de su situación, actualmente era un honorable caballero que cuidaba a los ciudadanos e iba a misiones para contrarrestar los ataques por parte de los monstruos. Estaba orgullosa de él, pues había alcanzado su meta.

Mientras que yo estaba tumbada en una cama en el palacio, Raybund y yo no devolvimos a Delania y conocí al rey, además Raybund me presentó como su amante y princesa heredera, pero hace casi un mes que no lo he visto, no me dijo por qué y me estaba comenzando a preocupar, pero su majestad el rey me dijo que no me preocupara, que tenía sus razones.

No estaba del todo convencida, y temía lo peor: Que hubiera conocido a alguien más y me votara, no creo que podría soportarlo.

- Señorita Maya -Dijo mi criada-

¡Lo sé! Nunca me imaginé que tendría mi propia criada, y mucho menos 10, que me atienden y cuidan diariamente.

- ¿Si Sophia? -Dije vagamente, ya casi no podía hablar-

Su majestad está aquí, la quiere visitar y además tiene una noticia que darle -Dijo Sophia mi criada principal-

Está bien, puede pasar -Dije con el mayo susurro autoritario que podía demostrar-

No se si esa noticia me iba a gustar o no, y presiento que va a ser sobre Raybund. Al momento entró entró el rey alegre, y corrió a mi lado.

- Querida Maya, Raybund llega esta tarde y te tiene una sorpresa, así que prepárate -Dijo emocionado-

¡Criada, vestirle con las mejores ropas y embellecerla más si es que eso es posible -Ordenó con voz fuerte el rey-

En el mes y medio que estuve aquí, me hice muy amiga del rey, los dos teníamos una forma de ver el mundo algo parecida, aparte de que él había sido mi mejor compañía desde que Raybund partió a ¡Sabrá Dios dónde!

Estaba tensa y con miedo ¿Será que me veo más fea de cuando él partió?¿Me seguirá amando igual? ¿Cuál será esa sorpresa?¿Por qué el rey se ve tan feliz?¿Habrá estado bien Raybund?¿Me gustará lo que vaya a pasar? Tenía tantas preguntas sin responder rondando en mi cabeza, pero lo único que sí tenía claro es que cuando viera a Raybund otra vez sacaré las fuerzas de dónde no las tengo y le pegaré un puño por haberse ido tanto tiempo, y luego lo abrazaré y lo besaré como si no hubiera un mañana.

El rey se fue del cuarto sin antes darme un beso en la frente, luego Sophia se emocionó e hizo que todas las criada se pusieran a trabajar.

- ¡Saquen el vestido que más le gusta a su majestad el príncipe! ¡Traigan el maquillaje! ¡Alisten el baño! ¡Esto se va a poner bueno! -Dijo la jefa de las mucamas-

Pasé horas arreglándome, era lo único que odiaba de estar en la realeza ¡Tenía que arreglarme todo el tiempo! Y era super incómodo, pero creo que si voy a ver a Raybund no estaría mal arreglarme un poco.

- Está hermosa señorita Maya -Dijo Sophía-

Usted es fuerte, sé que lo va a lograr -Añadió-

Todas mis criadas la siguieron apoyándome, dándome aliento y refugio.

Al fin estaba lista, tenía el vestido que Raybund me había ayudado a elegir ya hacía casi 5 meses, en la tienda "Shop&beauty" cuando Killian no se nos había unido al viaje. Era el hermoso vestido rojo que se parecía al de "Caperucita roja", amaba ponérmelo pero desde que volví a caer enferma solo usaba pijama todo el tiempo.

Últimamente los tiempos han sido duros en mi vida, luchar contra el veneno era doloroso y agotador. Pero espero que toda la batalla haya valido la pena.

- Su majestad el príncipe ha llegado -Se anunció por todo el palacio-

Respire hondo y salí de mi cuarto para recibirlo, la adrenalina había hecho que me parase de la cama y fuera en su busca, me sentía mareada pero solo pensé que era por la euforia de ver otra vez a Raybund.

Y lo vi, parado en la puerta mirándome fijamente, se me aguaron los ojos, y los de él también. En ese instante supe que todas mis preocupaciones y sospechas era solo mi imaginación, corrí en su encuentro al igual que él corrió hacia mí, me sentía alegre, vigorosa, eufórica, gozosa, aliviada, satisfecha, regocijante, y muchas cosas más, pero en cuestión de segundos el ardor más arrasador que había sentido en mi vida recorría mis venas, la sangre quemaba como si fuera lava, me sentí nauseabunda y débil, perdí todas mis fuerzas, había un vacío en mi estómago, me tropecé y caí al suelo, en ese momento lo sentí.

Lo sabía, el veneno finalmente había alcanzado mi corazón, había llegado mi hora y ni siquiera pude abrazar ni besar por última vez al hombre que amo, sentí cómo Raybund me agarraba entre sus brazos y gritaba mi nombre y me decía.

- Resiste, solo un poco más, solo un poco más...

Lo empezaba a oír lejos, y su voz cada vez se apagaba más, el ardor me dejó de quemar, dejé de sentir náuseas, ya no necesitaba fuerza, no había un vacío en mi estómago, no me dolía el golpe de la caída, mi cerebro se detuvo... No sentía mi corazón latir.

Había muerto...

VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora