Botellas y risas.

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R- Alicia no es culpa tuya, mírame, esto no es tu culpa.
Yo- Raquel no tenía que haberte dejado sola.
R- Alicia una vez me dijiste que no me atrivuyera una culpa que no me correspondía. No hagas tú lo mismo. Nadie esperaba que eso pasara.
Yo- Joder, cuando te vi pálida y tirada en el suelo se me cayó el mundo Raquel, imaginé lo peor.
R- ¿cómo fue? Recuerdo que me encontré a Aroa... y poco más.
Yo- Te vimos tontear con él en la barra pero no le dimos mayor importancia, hasta que volví a mirar y no estabas, ahí supe que todo estaba mal, simplemente lo supe. Avisé a Aroa y te busque por todo el pub. Hasta que el camarero nos dijo que os había visto salir, corrimos a fuera y le vimos prácticamente arrastrándote porque no te mantenías en pie. Le di un puñetazo que hizo que te soltara, caiste al suelo y corrí a tu lado, los amigos de Aroa se llevaron al tipo.
Te trajimos y tratamos de despertarte, Aroa nos dijo que estabas drogada y se te pasaría, que te vigiláramos. Sinceramente creo que nunca había pasado tanto miedo.
R- Gracias por ayudarme.
Yo- Joder Raquel, parece mentira. Yo voy a estar siempre para ti, siempre. Y más en esa situación. Por un segundo creí que te perdía, que te podía haber pasado algo. Raquel en ese punto segundo el mundo se detuvo y perdió el poco sentido que tenía.
R- No me vas a perder, yo voy a estar contigo siempre. No te voy a dejar sola Alicia, otra vez no. -la abracé y coloqué mi cabeza en su hombro.

Mis lágrimas caían incesantes y noté que ella también lloraba. Estuvimos un rato abrazadas llorando en el hombro de la otra y nos separamos cuando conseguimos calmarnos.
Acaricié su rostro con ternura.
Yo- Gracias Raquel por escaparte con ese imbecil, por ser una patosa y así lograr que te pilláramos, porque esas casualidades han sido las mas bonitas que me ha dado esta vida de mierda. Si tú no te hubieras unido a la banda, si no te hubieran pillado yo no habría vuelto a verte. Y ahora no concibo una vida sin ti.
R- Gracias a ti Alicia, por ser la reina de las hijas de puta y hacer que te llevaran a interrogarme. Te quiero como a nadie, yo no podría vivir sin ti, no soportaría volver a perderte. No quiero perder ni un minuto más de estar a tu lado. -le di un beso tierno y sincero, tras unos segundos nos separamos por la falta de aire y nos miramos a los ojo.
Yo- Te lo prometo, no te voy a volver a dejar.
R- Ni yo. -se recostó sobre mí y comencé a acariciarle el pelo, Raquel era perfecta desde cualquier punto de vista.

Estuve un rato acariciando su pelo, podría pasar toda la vida acariciandola, el llanto de Ibiza me sacó de mis pensamientos. Me levanté para darle el pecho bajo la atenta mirada de Raquel.
R- Eres una madre maravillosa Alicia, sé que ya te lo he dicho, pero es la verdad.
Yo- Tú también Raquel. -tras un rato terminé de darle el pecho y volví a la cama.- Aroa me dijo que la llamáramos. Debe de estar preocupada.
R- Pásame el teléfono porfa. -le di el móvil y ella llamó poniendo el manos libres.
Ar- ¿Ra? Dios me tenías preocupada, ¿estás bien?
R- Me duele un poco la cabeza y aún estoy algo desorientada, pero estoy bien. Gracias por ayudarme.
Ar- No hay de qué, aunque la realidad es que Alicia se dio cuenta de todo. Me encantaría que fuéramos todas a tomar algo cuando estéis más relajadas, quizá en unos días.
R- Claro, dalo por hecho. Así nos ponemos al día.
Ar- Vale, un beso chicas. -Aroa colgó el teléfono.
Yo- ¿desayunamos? -Raquel asintió levemente, aún estaba un poco desorientada y mareada pero por suerte estaba bien.
Bajamos a la cocina donde estaban todos terminando el desayuno.
R- Buenos días.
P- Mami, estabas muy cansada anoche.
R- Sí cariño, ¿qué ha pasado? ¿Has teñido pesadillas?
P- Sí, pero Ali me ha leído un cuento y me ha dicho que la puedo llamar mamá. -vi como la mirada de Raquel se iluminaba ante la ocurrencia de la pequeña, y lo cierto es que la mia también. Sus palabras captaron incluso la atención de Estocolmo y Dénver, los cuales nos miraban sonrientes.- ¿a ti te molesta que la llame mamá, mami?
R- En absoluto, es muy bonito. -dejó un beso en la cabeza de la pequeña y me dedicó una sonrisa sincera y cargada de emoción.

Los pequeños fueron los primeros en terminar y se fueron a jugar arriba. A si que nos quedamos los cuatro solos en la cocina.
E- ¿te sientes mejor, Lis?
R- Sí, aún estoy algo mareada, pero sí. Gracias por todo.
D- No tienes que darnos las gracias. Estábamos preocupados.
R- Lo siento, no tenía que haber sido tan inconsciente.
Yo- Raquel, no es culpa tuya. Podría pasarle a cualquiera.
R- Tampoco es culpa tuya.
E- Chicas, la única culpa la tiene ese hijo de puta.
D- Estocolmo tiene razón, vosotras no tenéis culpa de nada.
R- Bueno, cambiemos de tema, ¿por qué no me dijiste lo que te dijo Paula?
Yo- Se me pasó, ¿te ha molestado?
R- No, Alicia, nada me hace mas ilusión que que Paula te considere su madre. Es maravilloso.
Yo- A mí también me ha hecho ilusión, no nos conocemos tanto y aún así parece que me ha cogido cariño.
R- No me extraña, te haces querer. -yo le sonreí y terminamos el desayuno.

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