Apenas recibió el último mensaje de Jungkook, guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón, se colgó la mochila al hombro y salió de su habitación. Habían pasado unas horas desde la llamada de su madre, estaba más tranquilo pero para nada no alegre.
Al pasar por el comedor se cruzó con su abuela, quien le dedicó una sonrisa tristonga y no hizo preguntas. Tal vez se imaginaba de qué se trataba, ella siempre estaba un paso adelante, y lo agradecía.
Una vez fuera de su casa, tomó una respiración profunda con los ojos cerrados. Era como si el aire nocturno le diera las energías que necesitaba para poder recorrer su camino hacia Jungkook. Mientras caminaba decidió no tomar atajo por las llanuras de pasto, sino que optó por atravesar el pequeño poblado... pues no sabía con exactitud cuántas veces más podría pasar por allí.
Y a esa hora ya estaban todas las luces apagadas, todo cerrado exepto por la pequeña comisaría (donde el único oficial ya estaba dormido) y la gasolinería. El ritmo era diferente.Las calles de adoquines tenían algunas piedras levantadas por las que sobresalía el pasto, y había una que otra paloma posada en cada farol siendo acompañada por su respectivo enjambre de mosquitos. No andaba ni un alma: se escuchaban grillos.
Y cuando la antigua calle terminó, cuando se volvió a encontrar caminando sobre el húmedo pasto, supo que estaba a dos tercios del camino. Estaba cerca ya, y aún no sabía cómo encarar a Jungkook y darle las malas nuevas. Pero quería desahogarse, lo necesitaba.
Y empezó a escuchar el rumor del agua... calma. Y el de las copas de los árboles siendo revueltas por la brisa. Y el canto de uno que otro búho. Esa sin duda era su música favorita.
Y lo vió.
Sentado en el suelo sobre lo que parecía ser un mantel, de espaldas a él, mirando hacia el cielo.
Mentiría si dijese que Jimin no tuvo intenciones de dar media vuelta e irse en ese instante, evitar la conversación, pero Jungkook volteó en su dirección en el momento preciso. No había vuelta atrás, y en realidad lo agradecía.
—Hola... —le saludó Jimin, sentándose a su lado, nervioso.
—Hola —le respondió con la misma energía, para luego darle un pequeño beso en su mejilla izquierda.
Al castaño se le escapó un suspiro, de esos que uno deja salir esperando que entre en su lugar la alegría.
Quería hablar pero no podía.
Así que prefirió cerrar sus ojos y dejar caer su cabeza sobre el hombro derecho de Jungkook, este lo abrazó empalagoso por la cintura.
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Tanofobia ☀ [KookMin]
Fanfiction[Miedo irracional al Sol] Su tez era aún más blanca que el resplandor de las estrellas, y su verdad tan oscura y profunda como el cielo nocturno.