No sé cuánto tiempo nos quedamos así, en el suelo tranquilamente aferrándonos la una a la otra, pero cuando nos levantamos, el sol se había movido hasta estar bajo en el cielo, iniciando su descenso al anochecer. Byul me convenció de dejar mi coche aquí, que regresaríamos por el más adelante. Está preocupada de que yo esté demasiado cansada, demasiado emocional para conducir con seguridad. Por una vez, no discuto con ella.
Mientras nos conduce a la cafetería, mantiene una mano en el volante y la otra en mí, mi muslo, mi hombro, o suavemente entrelazada con la mía. Y es un consuelo. Maravilloso. Esperaba este momento, lo quería más de lo que he deseado algo.
Tenerla aquí, conmigo, amándome, sinceramente nunca pensé que estaríamos juntas así otra vez.
Es como una película. La reunión. La reconciliación. El final feliz.
El único problema es que en la vida real, no hay ninguna canción sonando de fondo. Sin créditos rodando. En la vida real, tienes que lidiar con lo que sucede después de la reunión. Las consecuencias de las cosas que se dijeron, las consecuencias de las cosas que hiciste, que casi lo destruyen todo.
Que todavía podrían.
Es por eso que vemos películas, porque la vida real nunca es tan fácil.
Y esto no quiere decir que no estoy muy feliz de una manera que completamente no puedo describir. A pesar de lo que he dicho antes, hay un cálido confort en las conocedoras palabras de Byul, la stripper, todo esto deriva de un terrible malentendido.
Es la oración de cada persona a la que le han comunicado desgarradoras noticias. Su hijo murió en un accidente de coche. Tiene cáncer en fase cuatro. La esperanza está siempre en que el portador esté equivocado. Un problema con la identificación. Un diagnóstico erróneo.
Un error. Pero, ¿qué pasa después de los errores? ¿Después de haberlo aceptado como verdad, o desperdiciado los ahorros de tu vida porque pensaste que sólo tenías una semana de vida? ¿Qué haces entonces?
Seguir adelante. Reconstruir. Escalas tu camino del fondo con la determinación de que no sólo la vida volverá a la normalidad, sino que será mejor y más dulce.
Porque en retrospectiva es más que 20/20. La perspectiva no sólo cambia cómo ves las cosas, cambia lo que sientes. Y una vez que crees que lo has perdido todo, valoras cada momento infinitamente más.
Nos detenemos en el estacionamiento del restaurante y entramos por la puerta trasera de la cocina, tomados de la mano. Como dos adolescentes que no sólo sobrepasaron su toque de queda, sino que se quedaron fuera toda la noche, asustando a todo aquel que se preocupa por ellos casi hasta la muerte.
Mi madre se encuentra en el mostrador, picando furiosamente zanahorias crudas con un reluciente cuchillo. No es difícil adivinar que está imaginando que la zanahoria es algo completamente distinto. Junmyeon se sienta en la mesa al lado de Eric. Hyejin, al otro lado de él. Su teléfono celular en su oreja.
Cuando ella nos pilla, dice en voz baja—. Están aquí. Te llamaré después —Y termina la llamada.
Mi mamá levanta la cabeza. Golpea el cuchillo hacia abajo y se gira para enfrentarnos. Luego se centra en nuestras manos unidas y fulmina con la mirada a Byul.
—Tienes mucho valor al mostrar tu cara otra vez.
Byul toma un resignado aliento y trata de responder—. JooHyun...
Mi mamá le corta—. ¡No quiero escucharlo! No puedes hablar —Apunta a mí—. Me doy cuenta que mi hija es una mujer adulta pero, ¿para mí? Ella es mi bebé. Mi único bebé. Y lo que le has hecho pasar es inexcusable.
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TWISTED [G!P]
RandomHay dos tipos de personas en el mundo. Los que observan primero y los que saltan. Siempre he sido más una espectadora. Cautelosa. Una planificadora. Eso cambió después de que conocí a Moon Byul Yi. Ella es tan persistente. Tan segura de sí misma -y...