Mis deseos

89 15 45
                                    

Blake y Valentino son amigos ahora. Hace dos meses se mudó a casa con todos y su relación se habían unificado en un solo mes. Blake no es un hombre de darle su amistad a cualquiera, pero Valentino no era cualquiera, se sentía en confianza y el moreno siempre recibía sus comentarios hirientes o sarcásticos en risas y burlas, es como si pudieran complementarse y eso a Blake lo hacía sentir aliviado.

Valentino supo que, a parte de los cuerpos de los chicos, podía pintar lo que descubría. Descubrió la fuente del dolor de Blake y era el piano, de todas formas también suele ser el de Stefano, pero el piano era un medio que ambos usaban para hablar. Valentino pudo resolver el hecho de que Stefano siempre hablaba de dolor, amores no correspondidos y deseaba que las melodías reclamaran la atención de la persona por la cual tocaba, mientras Blake encontraba un camino para hablar con su padre difunto y contarle las cosas del día. A veces, cuando estaba feliz, tocaba solo melodías alegres, así con todas sus emociones y siempre eran dedicadas a su padre.

Sin embargo, ahora mismo, no es su amigo Blake o el interesante Stefano quienes ocupan su mente, sino el chico frente a él. Quien se mueve entre las piernas de un hombre de traje. Puede ver cómo sus gafas de punta hacia arriba se deslizan en su nariz y las luces neón resaltan su sudor. Sus piernas a los lados del hombre, se mueve, restregando su erección contra la de su acompañante, babeando un poco gracias al placer y la paleta dentro de su boca sonriente y gozosa, su mirada está brillando y en besado en el cuello.

Valentino deja de lado su vaso de jugo sin alcohol y su mirada se mantiene en él, entonces si estaba gozando como una puta cara, ¿Por qué lloraba? ¿Sólo él lo notaba?

"Blake, ¿Puedes venir?" envía.

Cuando Blake llega al bar escondido entre un callejón poco concurrido, se extraña de ver a Valentino ahí; un bar gay.

—¿Val? —Blake rasca su cabeza, bosteza también. Estaba algo preocupado, a decir verdad se preparó para salvar a Valentino de alguna borrachera o algo así... de hecho, Enzo espera afuera en el auto, por obligación del azabache—. Estás bien.

—Claro que estoy bien, ¿Por quién me tomas? Puedo cuidarme solo —alza una ceja, algo aburrido. Sin embargo, Blake suspira un poco y masajea su cabeza.

—Que tremendo hijo de puta, ¿Para qué me has despertado en medio de la madrugada? Entiende que yo solo quiero dormir y dormir, por Dios —suspira y levanta un dedo hacia el bartender para que le traiga una bebida—, ¿Quieres noche de chicos en un bar? Nunca pensé ser parte de esto, menos en uno gay.

—No, no —Valentino realiza un ademán y le toma de la mandíbula, con una sola mano, para mover su rostro en dirección a la zona VIP del bar. Cuando ve que Blake deja de verse tan relajado, suelta su toque—. Una vez, me dijiste que sueles esperar por Avery con Enzo y que no sabías dónde se metía.

—¿Qué está haciendo? —frunce el ceño completamente enfadado. Avery abre su boca para que el chico de traje deje caer el liquido de alcohol sobre su boca—. Le voy a partir la cara, a Avy y a ese hombre, ¿Quién se cree que es? Mira como se ríe, no es decente lo que hace en público.

Valentino, al ver un repentino acercamiento, extiende su mano hacia la de Blake y la toma, haciendo que el chico le observe. Niega y con la mano desocupada echa su cabello hacia atrás.

—No. Aún no termina.

—¿Espero a que se lo cojan? —cuestiona con sarcasmo y Valentino no despega la mirada de él—. Bien. Pero si veo que algo extraño sucede-

—¿Quieres ver qué hace realmente Avery? Averiguemoslo.

La misión fracasa minutos después, cuando Blake se pone ebrio sin querer. Enzo espera afuera para las dos siguientes horas y suspira al ver a su amigo siendo arrastrado.

Después del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora