Los Imanes. (Furry/Yaoi)

33 - Nuevos Lugares

Un nuevo día llegaba a la ciudad del Ángel.

En el centro educativo donde Jaime y Luis tomaban un curso de producción musical, el profe se levantó de su asiento para dar indicaciones.

—Bueno, de ahora en adelante sus compañeros de mesa serán los que quedaron de acuerdo al sorteo que se hizo ayer para determinar los equipos, así que les pido de favor que ubiquen a su compañero y que se sienten a su lado. —Ordeno Fhill.

Luis se sintió bastante nervioso al escuchar esas palabras.

—Pues a mi me gusta mi mesa... vete tú lobo. —Pidió Piña Ce con una sonrisa.

—Yo no tengo problema. —Confeso el lobo. —Pero todo depende del Zorro. —Dijo sin evitar observarlo.

Parecía que el zorro y el goldador estaban acordando algunos términos.

Después de una gran sonrisa por parte de Uriel, le dio un abrazo a Jaime y se levantó de la mesa.

—¡Mira!. —Celebro la coneja. —Ahi está tu llamado.

Luis rodó los ojos.

Quería molestarse con Piña Ce, pero por la coincidencia de la situación hasta sonrió.

Una sonrisa que no duró mucho puesto que al alzar nuevamente la mirada recordó que tenía que ir a sentarse junto al zorro.

Luis no dejaba de preguntarse.

porque parecía una actividad tan fácil pero a la vez tan difícil de hacer.

Solo tenía que ir, dejar su mochila, acomodarse y hablar del trabajo.

Nada más.

—¡Apúrale!. —Exigió la coneja. —necesito que desocupes el asiento para que mi compañero se pueda sentar. —Piña Ce estaba al borde de la risa por el claro colapso que estaba teniendo en estos momentos el lobo.

Luis suspiro.

Quería esperar a que el compañero de la coneja llegará para poder levantarse de una vez por todas.

Y es que estando en el mismo salón.

¿Cuánto es que se podía tardar?.

Un hurón bastante alto se posicionó a lado de la coneja.

—Solo tienes que ir y sentarse. —Menciono Piña Ce.

El lobo se quejo, tomó su mochila y se levantó para sentarse a lado de la persona con quién le había tocado trabajar.

Jaime.

El zorro que claramente estaba lo que le sigue de disgustado.

Se mantenía con el ceño fruncido y de brazos cruzados, actitud de la cual se dió cuenta Luis al momento de acomodarse en su nuevo lugar.

En lo que el salón se terminaba de acomodar, duraron unos 3 minutos más.

3 minutos en los que parecía que la tensión y la incomodidad matarían a Jaime y a Luis.