Innecesariamente oportunos

CAPÍTULO 21

Aquella voz que oí por llamada me dejó la piel helada. Su voz parecía distinta y no sabía de qué forma explicarlo. Parecía alterado, ansioso, emocionado y muy excitado de que de verdad le dijera que sí.

Will... Tu voz siempre hace de las suyas conmigo, más aún en una llamada en donde no puedo verte y lo único que me queda es imaginar tu rostro y la forma en qué lo dices.

Me invitaste a salir. Me dejaste atónito, sin palabras y sin pensamientos en ese instante, ¿Pero qué se supone que esperabas como respuesta? Claramente te diría que sí pues no me puedo negar ante ti.

Deje el celular en la cama al finalizar la llamada. Me quedé mirando mi reflejo en el espejo que estaba en la habitación y note mis mejillas ruborizadas por tu voz.
Saldremos los dos juntos, como si fuera una cita. Estaremos los dos solos otra vez por un tiempo... De verdad que no podía esperar para que llegara ya el momento.

Mi aspecto lucía mal para una cita, aunque no tenía otra cosa qué ponerme.
William pasaría por mí casi en la noche por lo que tenía que estar más preparado en todos los aspectos.

...

Ya casi era la hora para nuestro encuentro y yo estaba listo, nervioso pero listo para verte.
Lo más complicado de está salida sería convencer a Derek aunque suene estupido. Es su casa y debo de respetarla. No puedo salir e irme a cualquier lado que quiero, eso no puedo hacerlo así que debía de pedirle permiso... Como si fuera mi padre.

— Hey, Derek. — llame su atención por lo que volteó hacia mí. Estaba en la cocina de espaldas preparando comida para la cena — Un amigo mío me invitó a salir está noche y... Necesito tu permiso. — Esas palabras lo impresionaron pero era la verdad. —

— ¿Un amigo? ¿Con buenas intenciones? — asentí — No lo sé Alex. Ayer saliste también y quería pasar esta noche contigo, como otra cita nuestra. — Y aquí venía la parte difícil que es convencerlo. —

— Por favor Derek. Es un buen amigo que quiero y me alegrará mucho poder verlo otra vez. No tardaré como siempre y estaré aquí contigo y podremos pasar más tiempo juntos, ¿No? Por favor Derek... — Como si fuera un cachorro, tuve que bajar mis orejas y poner la cara más tierna que podía. —

— ... No tardes mucho. — Lo abrace con fuerza, dándole de nuevo las gracias y él me correspondió, ofreciéndome un beso en mi frente. — Te quiero aquí no tan noche, sino estarás castigado unos días sin poder salir. — Me reí pues en verdad parecía mi padre. —

Y con eso vi el reloj colgado en la pared... Ya era hora, ya debería de estar él allá afuera y tengo que comprobarlo.
No sé la razón, pero tenía que armarme de valor para abrir la puerta de la casa ya que se trata de él, del que me provoca la sensación más extraña y placentera de todas.

Suspire y abrí la puerta. Ahí está él, estacionado con su carro enfrente de la casa, fuera del auto y recargado en este.
Mi primera acción fue sonreír y dar pequeños pasos hasta él para que notará mi presencia, y cuando lo hizo, reaccionó de la misma forma que yo. Su sonrisa me alegro y aún más ver cómo venía por mí, pero esa felicidad se cortó por unos segundos cuando Derek me sujeto de los hombros.

— ¿Ese es tu amigo Alex? — me preguntó y pude notar como Derek no le apartaba la vista a Will. — Me parece que ya lo había visto antes en el hospital. — Quería responder pero Will ya se había adelantado. Estaba enfrente de nosotros mirando de la misma forma a Derek. —

— William Evans. Es un placer. — Will le dio la mano a Derek y él la correspondió, pero seguía ese maldito duelo de miradas que me estaba comiendo por dentro sin saber qué hacer. — No se preocupe que yo mismo me encargo de traer de vuelta a Alexander.