Nunca te dije que supe de ti desde el viaje de graduación que hicimos a París.
Nos hospedamos en el mismo hotel, en el mismo piso. Yo tenía la habitación 501 y tú la 502.
Tampoco te dije que nos cruzamos varias veces en el lobby, ni que me temblaban las piernas cada vez que te veía pasar.
Desde que te vi, me sentí atraída a ti como lo hacen los insectos a las farolas.
Por un momento pensé que terminaría igual que los mosquitos.
Ese día me fuí a dormir con las ventanas cerradas y con la sábana curbriéndome la cara.
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Todo lo que nunca te dije.
Short StoryNunca te dije que me encanta el hoyuelo que se te forma en la mejilla al sonreír, ni que tus pláticas son las más interesantes del mundo. Tampoco te dije que te escribo poemas, ni que siento que todas las canciones de amor hablan de ti. Hay tanto...