Capítulo 15: Camino Alternativo

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Hyoga

Habían pasado cuatro meses desde que pertenecía al equipo morado, a pesar de que nunca creí llegar a eso, había logrado considerar amigos al vampiro y al novato. Durante todo ese tiempo, pasamos casi todas nuestros momentos juntos, desde el entrenamiento por la mañana hasta casi el momento de la cena, supongo que esa fuerte unidad que formamos también fue el principio de nuestro gran progreso juntos frente al resto de los grupos. 
Pero ese momento de paz no duró mucho, porque ellos vinieron a mí, y no de una manera muy amigable. Una de tantas noches que me encontraba en la terraza del hotel donde me hospedaba en Vaonlestia, entre entrenamientos y descansos, una nube negra se posó sobre mí. De ella, se desprendió un brillo azul y sin un mínimo ruido efectuado, cayeron ante mí cuatro hombres. Los cuatros vistiendo trajes, lentes oscuros y todos con su pelo castaño corto, si no hubiese sido porque tenían diferentes voces hubiera apostado a que eran clones o algo por el estilo. Se presentaron como los fieles servidores de mi representante, aún cuando no sabía ni su nombre ni conocía su rostro. Me comunicaron que mi representante estuvo observándome todo ese tiempo y que me proponía dos opciones, dependiendo de cuales sean mis deseos.
-”Conocimiento y poder” contesté en su momento
Nunca sabré si fue la decisión correcta pero sí puedo decir que alimentó mis objetivos. Al escuchar mi respuesta, aquellas personas sonrieron en gran manera, sin esconder su satisfacción ante mi respuesta, luego de eso me dijeron,
-”¿Tus amigos o el poder que anhelas?” dijeron sin dejar de sonreir
-”El poder estuvo antes” dije sin dudar
Por lo que asiento y comenzaron a reir aún más fuerte.
-”Cortá lazos con ellos, nosotros te vamos a dar el poder y preparar un grupo para cuando todo esto termine” dijeron entre risas
-“Pero que ese grupo incluya a la arpía, me va a ser útil” dije
-”Sí, señor. Nos volveremos a ver el último día. Hasta entonces” dijeron y así como aparecieron, desaparecieron de mi vista sin dejar rastro alguno, tanto así que si me hubiesen dicho que fue un sueño les hubiese creído, pero aún así me comporté como prometí y deseché a los primeros amigos que había hecho en toda mi vida.
Fue por eso que durante los dos meses que le siguieron, los ignoré, los desprecié, aprendí a odiarlos cada día, porque si un día me llegaban a pedir que los mate, no quería tener algún remordimiento o culpa que obstaculice mis actos.
Así pasó ese tiempo, me coroné campeón del torneo final y a pedido de mi representante, no sólo gané, sino que humillé al novato. A ciencia cierta, nunca supe porque mi pidió que hiciera eso, cuando recibí la carta que me encomendaba eso, por su manera de expresarse denotaba que esta venganza era de ella hacia alguien más, pero que el novato no tenía nada que ver con ella, pero yo no estaba ahí para opinar, por lo que cumplí mi papel al pie de la letra y eso me valió la recompensa que recibí después.

El día luego de la finalización del estudio en la academia, me encontraba nuevamente en la terraza del hotel a modo de despedida del lugar, cuando el cielo se tornó de un color gris totalmente muerto y volvió a aparecer esa nube negra sobre mi cabeza.
-”Nuestra señora está complacida con tu actuación, es por eso que venimos a entregarte el equipo que prometimos y está permitido que la arpía pertenezca” dijeron al unísono los cuatro
-”De verdad parecen clones” pensé
-”Mañana debés partir hacia el noreste, unos kilómetros antes de llegar al mar de Levitá, hay una ciudad llamada Zagnon, en ella te esperarán quienes formarán tu equipo…” dijo uno de ellos adelantándose 
-”De ahí, seguirás en la misma dirección hacia la península de Jericó y en ella encontrarás la primer piedra de tu camino” dijo un segundo hombre poniéndose a su lado
-”Vas a tardar siete días en llegar con los pegasos que te brindaremos” dijo el tercero con el mismo movimiento
-”Pero antes de que pasen dos meses tenés que volver con la piedra a la capital, en su momento recibirás nuevas instrucciones” dijo finalmente el cuarto
-”Está bien, así haré” contesté firme, lo que desencadenó un brote de sonrisas en sus rostros. 
En cuanto éstas se terminaron de dibujar, la nube negra volvió a desprender esa luz azul, los cuatro hombres desaparecieron sin más, la nube se retiró y con ella, el color muerto que bañaba el cielo, volviendo el celeste propio de la bella tarde que acontencía.

AnawondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora