Capitulo 36

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Andrew

La empatía es la capacidad de leer y sentir exactamente lo que otra persona está sintiendo sin necesidad de tener contacto directo con ella.

Durante mucho tiempo, mi empatía había sido ligera, como un soplo de aire leve e insignificante. En ese tiempo solía sentir muy poco; entre las más fuertes estaban la vergüenza, el enojo y la alegría. Con el tiempo mi habilidad comenzó a crecer, y, de igual modo, a agobiarme de tal manera que era imposible sentir solo una emoción. Los sentimientos de otros se volvieron ventarrones de un huracán demoledor sin piedad ni misericordia.

Afortunadamente, desarrolle un método sencillo con ayuda de Nathan para decidir cuando quería "encender o apagar" mi empatía. Lamentablemente, algunas veces las emociones de ciertas personas eran tan fuertes que movían el interruptor a encendido ellas solas.

Entre esas poderosas emociones estaban tres muy recurrentes; El placer, la tristeza y el enojo.

La pequeña casa de Cameron estaba sobrecargada de tristeza. Distintos niveles de dolor y nostalgia que se volvían más fuertes conforme me movía.

Era imposible entrar a una habitación y no sentir un poco de tristeza, o, al menos, algo de pena. Y era ciertamente incomodo, especialmente cuando provenía de alguien como Cameron. No estaba acostumbrado a sentir sus emociones, mucho menos si estas eran tristeza o nostalgia. Justo ahora, su cuerpo era un vacío de emociones descontroladas que se sentían como... en un remolino. El alcohol actuaba como sedante y drenaba las emociones de un modo extraño. Incomodo, casi incorrecto.

—¿Deberíamos hacer algo?—me pregunto Nick, cuando nos alejamos levemente de Cameron y Amber.

—No lo creo.— respondí yo, —Amber tiene todo controlado.

Nick comenzó a hablar rápidamente, y Edward, que estaba junto a nosotros, le respondió. Yo no tuve el tiempo para hacerlo, simplemente me quede observando a Amber.

Bajo gruesas capas de tristeza y cariño, había un poco de vergüenza y culpa. Era muy poca, pero allí estaba. Y no era la primera vez que cargaba con esos dos sentimientos por debajo de la piel, de hecho, últimamente, siempre estaban allí.

Mire hacia Zack, y el flujo de tristeza mezclada con enojo se volvió más fuerte. Mucho más. Suspire.

Nathan ya me lo había dicho antes; la empatía me iba a volver un entrometido accidental. Y tenía razón. Me había vuelto un metiche chismoso sin darme cuenta. Sabía más cosas de las que me gustaría, ¡Y solo necesitaba leer un puñado de emociones para eso! Aunque era gracioso burlarme, también era malditamente muy incómodo.

No paso mucho cuando Amber y Cameron salieron de la casa. Y lo hicieron de tal modo que uno pensaría que les van a salir tres piernas más a cada uno.

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora