Laura es mi mejor amiga, fuma, pero no esta triste, nunca a pensado en cortarse.
Tenemos 16 años, y llevamos siendo mejores amigas desde los 11. Estamos ya acostumbradas a las tonterias de cada una, nos soportamos, la mayoria de las veces.
Llevamos todo el verano en la calle, literalmente, hablando de como será el proximo curso, yo, preocupada por si vendrá algun chico nuevo, Laura preocupada pensando si él volverá a hablarla.
Solemos tener las mismas conversaciones, no nos cansamos de poner pegas a las chicas que nos caen mal, ni nos cansamos de hablar de chicos, obiamente.
Era de noche y estabamos en Zoco, era tarde, estabamos las dos solas, preferíamos no invitar a nadie más, se estaba bien así. Era mi cumpleaños, el día que cumplí 16, Laura me hizo un regalo, como todos los años, esta vez me regaló un diario, en el que empezé a escribir nuestra historia, en la que la protagonista es ella.
Le di las gracias y la abrazé, nos sentamos a hablar y ella sacó un cigarro, no se si tendría que empezar a preocuparme.
-¿Por qué sigues fumando?-Pregunté cojiendo la caja de tabaco en la que ponía 'FUMAR MATA'.