Las cuatro estaciones

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Verano

Desde hace un año le han hablado del kínder, de su salón de clases, de sus nuevos compañeros, de su nueva maestra, incluso le comentaron sobre sus horas de recreo, pero nadie le ha instruido de como tratar con la esta situación actual, detrás del árbol que reposa en la colina del patio, un pequeño niño de cabellos castaños lloraba desconsoladamente mientras trata de curar la pequeña herida posicionada en su rodilla derecha, sus lágrimas mojaban el pasto al tiempo que alimentaba a la pequeña flor que se encontraba creciendo a sus pies.

- Disculpa, puedo preguntarte que te ha pasado

Los acuosos ojos del castaño niño dirigieron su atención al pequeño niño de cabellera negra que escondido a un lado del árbol observaba curioso los movimientos del castaño

- Nada solo me caí

La infantil y depresiva voz del niño hizo eco dentro de la mente del niño, no satisfecho con la respuesta dada, atrevidamente decidió sentarse en frete del castaño para volver a preguntar

- ¿Qué fue lo que te pasó?

Los castaños ojos del pelinegro no se apartaban de la mirada marrón del niño frente suyo, no comprendía la razón, pero algo en su interior le decía que debía averiguar a toda costa que causaba las lágrimas de aquel niño, aunque extraño pues es la primera vez que le sucede algo así, no tenía nada de malo interesarse en el bienestar de otra persona.

- No es nada ensero, solo me caí tratando de..., tratando de..., tratando de alcanzar perseguir una mariposa que vi dirigirse hacia acá, y escalando la colina resbalé, enserio no es nada

- Pues, yo no te creo, pienso que te lastimaste por otra cosa y no me quieres contar

- Y porque un niño como tú quiere saber lo que me pasa, ni siquiera me conoces, no creo que realmente te importe

- Pues sí me importa, nunca me ha gustado ver a otras personas llorar, y el hecho que seas un desconocido no es excusa para que no me importe

- Pues, sigo insistiendo en que no me pasa nada de verdad, solo...

Las campanas que finalizaban el receso sonaron obligando a ambos niños a regresar a sus respectivos salones, ambos niños se voltearon a ver por última vez ese día antes de entrar a sus salones.

Otoño

- Mira este de aquí me fascina y a ti no

- Sí, está bien

La verdad es que no estaba prestando atención a la catarata de palabras soltada por su actual novia, pues su mente divagaba en aquel día de verano donde aquellos ojos avellana lo cautivaron por primera vez, después de ese día quiso volver a encontrarlo, pero por más que regresaba al lugar del primer encuentro, no lo volvió a ver, ni siquiera por los pasillos de la escuela, aunque extraño su mente infantil sustituyó todo pensamiento de curiosidad por hacer nuevos amigos y divertirse con sus compañeros, sin tomarle demasiada importancia después de todo solo era un niño de cinco años.

- ¿Por qué me vendría ese pensamiento a la cabeza?

- James me estás escuchando

- ¿Qué?, lo siento me distraje, de que hablabas

- Olvídalo, ya no importa, me llevaré solo esto ya vámonos

Caminaron por un rato recorriendo el centro comercial observando las diversas tiendas en busca del traje perfecto para la castaña que caminaba a su lado, realmente no le interesaba en lo absoluto nada de lo que ocurría a su alrededor, las tiendas, los lugares llenos de mucha gente, nada le llamaba la atención, o eso es lo que pensaba

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