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- Marinette -

Por fin, mi época favorita del año, Navidad. Amo la navidad, decorar el árbol, hacer galletas en forma de santa Claus, comprar regalos para mí familia y lo mejor beber mi vino favorito. Aunque este año iba a ser diferente ya que vendrían varios de mis amigos a cenar y no sólo seríamos 4 ahora seríamos muchos más.

— Hola! Chloe y hola Kim que bueno que pudieron venir, que les sirvo?.

— Hola Mari — beso mi mejilla — A mi me das vino tinto y a él tequila.

— Con gusto, pueden sentarse donde quieran; están en su casa.

— Si quieres te ayudo en la cocina?.

— Pues si no sería molestia, si necesito un poco de ayuda.

Chloe me acompaño a la cocina y me ayudó mucho en hacer las bebidas y la cena.
Un rato después volvieron a tocar el timbre y corrí a la puerta para verificar quienes eran.

— Hola Alya, pasa — nos dimos un beso en la mejilla.

— Parece que llegue temprano...por cierto traje un vino.

Agarre la botella y fui directo a la cocina para dejarla ahí. Mientras seguía cocinando.

— Oye Mari y Luka dónde está?.

— Pues fue al hospital porque su paciente recayó pero me dijo que estaría aquí a tiempo.

— Que bueno y tus hijos? La tía de Chloe quiere saludarlos.

— Están arriba, buscando que ponerse; los tuyos?.

— Están con su papá, en año nuevo vendrán conmigo. Esto de estar divorciada no es algo lindo y menos para mis hijos.

— Lo se, yo sé que no ha sido facil para ti pero ve tienes un novio que te ama y tú a él, para que necesitas a tu ex esposo?.

— Tienes razón Mari.

— ¡Chicas quiero beber! Dónde está el vino?.

— Alya todavía no inicia la fiesta, aguanta!.

— Amigas, las amo pero saben que a mí me encanta beber y no lo dejaré, así que no me obligen a ir a un bar a beber sola.

Las tres reímos y empezamos a platicar lo nuestro, mientras esperábamos a los demás invitados.

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Después de unas horas la casa estaba llena de ruido, con los niños corriendo de aquí allá y los adultos platicando todo se sentía como me gustaba. Aunque faltaba mi esposo, así que decidí ir al baño para llamarle.

- Hola amor, ya vienes?

- Ya amor, voy para allá, no empiecen sin mi.

- Ok amor, aquí te esperamos.

Colgué la llamada y fui a la cocina para empezar a poner la mesa, todos empezaron a sentarse en su respectivo lugar. Mientras yo servía la cena.
Seguimos platicando hasta que ya se me había hecho bastante raro que Luka no llegara, así que me levanté y fui a llamarlo pero me mandó directamente al buzón.

— Mari estás bien?.

— Si Chloe, es sólo que llame a Luka hace un rato me había dicho que ya venía y ya casi terminamos y él no llega, me estoy empezando a preocupar porque me manda al buzón.

— Tranquila, tal vez se regresó al hospital porque lo llamaron...mira si son las doce y él no regresa vamos al hospital va?.

— Está bien Chloe.

Regrese a la mesa y seguimos cenando, platican y compartiendo divertidas anécdotas, hasta que ví unas luces de policía afuera. Obviamente pensé que se trataba de alguien más pero mi preocupación llegó al límite cuando tocaron a mi puerta.

— Si oficiales?.

— Disculpe es usted la esposa del joven Luka Conffaine?.

— Si soy yo, le pasó algo?.

— Necesitamos que nos acompañe.

— Deje hablo con mis invitados.

— Tranquila Mari, nosotros nos encargamos de tus hijos y de la casa.

— Gracias Alya.

Agarre mi bolso y acompañe a los oficiales. Me subieron a la camioneta y fuimos hasta el hospital donde trabajaba Luka. Al llegar me llevaron a una habitación donde vi mi mayor miedo...en ese momento caí en la lágrimas el amor de mi vida conectado a máquinas y todo golpeado.

— Disculpe señorita Dupain, su esposo tuvo un grave accidente automovilístico y a pesar de nuestros esfuerzos no pudimos salvarlo, de verdad lo siento.

— Y asumo que me quieren dar unos papeles para que de el consentimiento para desconectarlo y donar sus órganos.

— Si.

— Quiero estar a solas con él, largo.

Me acerque a su cama y agarré su mano.

— Yo se lo que me dijiste, no fue tu culpa, puedes irte...no te dejare aquí sufriendo...te amo y...nuestros hijos igual.

Me acerque y lo bese...

— Ya puedes irte...

Fui afuera con la doctora, firme los papeles y acompañe a la enfermera para que hiciera todo el trabajo.

— Primero desconéctare....

— Ya se el procedimiento, gracias.

No dijo nada y siguió con lo suyo mientras yo veía como se iba lentamente.

— Te amo...lo sabes y jamás dejaré de hacerlo.

Y ahí fue cuando me convertí en viuda, el amor de mi vida se había ido en navidad...

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¡Todavía estoy casada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora