𝕄𝕖𝕚𝕟𝕖 𝕂ö𝕟𝕚𝕘𝕚𝕟 1/3

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Pareja: Second Reich x Chile
Tipo: Homosexual 
Contenido: Donceles, Reinos, Fantasía. 
Advertencia: Algo suave 
Final: Normal 

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- Padre, Padre - llamaba una pequeña figura al hombre que hace solo unos momentos estaba concentrado escribiendo - 

- Pequeña - respondió el mayor mientras posaba su vista en el pequeño ser frente a él. La niña sonrió mostrando unas hermosas perlas antes de acercarse al hombre - 

- Padre, Aimi quiere upa - dijo la niña mientras le estiraba los brazos al mayor para ser cargada, el hombre sonrió tomándola en brazos y sentándola en sus piernas - Padre, ¿Podrías contarle a Aimi como conociste a mamá? - preguntó mientras miraba con sus grandes y brillantes ojos azules a su padre- 

- ¿Otra vez? - la niña asintió enérgica mientras movía sus piesitos de adelante hacia atrás, el hombre suspiro antes de darle una pequeña sonrisa a su hija - Esta bien, Padre te contara la historia de como conoció a un hada 


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Era una mañana fría en el imperio del Sol "Mächtig" y dentro del palacio Imperial del mismo país se llevaba acabo una discusión sobre el futuro heredero del imperio... 

- Su majestad, se lo suplico, debe tomar a una esposa! - Habló o mejor dicho grito un hombre de cabellos rubios y ojos verdes mientras llevaba una de sus manos a su pecho - Tomo el trono hace ocho años y aún no a tomado a una emperatriz y mucho menos a dado señales de un heredero! Usted, como Sol del imperio debería asegurarse de darle al imperio la seguridad de una estrella! - seguía hablando el hombre al Emperador, quien se llevo una mano a al puente de su nariz, apretándolo y haciendo una mueca de desagrado.

- Cállate - ordeno con una voz irritada el emperador haciendo tragar duro al hombre frente a él - Recuérdeme su puesto señor Deiam - poso sus ojos carmín en el hombre haciéndolo temblar levemente antes de que respondiera: "Marqués, su majestad" Sonrió para si mismo antes de hablar - Entonces, Marqués Deiam, usted tiene mucha valentía para hablarle de esa manera a su Emperador, siendo que usted es solo un marqués que se a beneficiado por tener una relación estable con el Duque de Aria - habló de manera fría, haciendo que los presentes se callaran - Además, ¿No soy yo quien asesino a todo un ejercito y llevo a la victoria a nuestro Imperio? o ¿No soy yo quien a llevado a nuestro Imperio a ser el más fuerte y poderoso de toda esta nación? ¿No soy yo quien hizo que Reyes y Reinas intocables se arrodillaran ante mí, pidiéndome piedad? - pregunto mientras no despegaba su mirada del Marqués, quien solo guardaba silencio - Sí, ese soy yo, Tu Emperador, el único Sol de Mächtig - finalizo dejando un aire incomodo- 

- Bendiciones y prosperidad al Sol del imperio  - interrumpió el silencio la Emperatriz Madre, quien entro y hizo una reverencia mientras le sonreía a su hijo - Lamento interrumpir, pero esta vieja mujer quiere participar en vuestra conversación, claro, solo si  su majestad me lo permite - habló la mujer de años mientras miraba al hombre sentado en el trono, no era secreto para nadie que aquella bella dama no debía pedir permiso ni autorización para nada, ya que el emperador nunca le a negado algo. Sonrió complacida cuando el hombre dio autorización, se sentó en el lugar asignado para su puesto, su bella cabellera rojiza caía con delicadeza por sus hombros formando olas al descansar y sus ojos cual oro mostraban amabilidad - Entonces, quieren que su majestad elija a una joven noble para hacerla su esposa, ¿No? - Habló luego de que se le haya dicho todo lo que había pasado. Algunos nobles asintieron ante las palabras de la mujer, quien solo llevo una de sus manos a su mentón mientras pensaba, luego de unos minutos hablo - Todos los nobles presentes tienen hermosas hijas que ya han cumplido la mayoría de edad ¿ no es así? - preguntó a los nobles quienes asintieron - De seguro vuestras hijas deben ser unas hermosas señoritas, educadas en la materia de nuestro imperio, elegantes y conociendo la etiqueta de la mejor forma ahh~ seguro son hermosas y agradables - habló la mujer mientras sonreía, dándole esperanza a los nobles de que ella hiciera cambiar de opinión al Emperador, aunque sus esperanzas se fueron cuando vieron al Emperador reír - Me niego - sentencio de forma dura - Ninguna de vuestras hijas llegara a casarse, no, siquiera llegaran a ser concubinas o pisaran el palacio con intensiones como las suyas - sus palabras eran duras y decididas, no mostraba ni una señal de que ella bromeara, en cambio incluso su semblante cambio a uno serio - 

T E A M O... ¤Chile x Todos¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora