Control «The gifted»

008

—Lorna está en prisión por salvarme. Se lo debo, pero no funcionará no puedo hacerlo—dice Clarice a ambos, coloca sus manos en frente donde una pequeña chispa morada sale de ellas. —¿Ven? Nada, ¿y quieren que les ayude a entrar? Digo, estarían mejor con un hacha y un par de palos.

—Clarice, no cierres tu mente—habla Jade, tomando asiento al lado de John, a quien le había parecido gracioso el comentario de la joven. —Mira, aun no controlo mis poderes, pero no podré lograrlo si no practico. Es lo mismo contigo.

—Es que no entienden. Cuando me enfermé, algo cambió en mí. —señala su rostro. —Desperté con esta marca y mis poderes, no lo sé... están rotos.

—Oye, los poderes no se rompen. Los mutantes acceden a sus poderes a través de emociones fuertes—explica John, quien era el que tenía más experiencia junto con Lorna. —Miedo, fuira, dolor, pero eso es irrelevante. El desafío es ver lo positivo.

—¿Positivo?—cuestiona mirando a Jade por unos segundos, dejó su mirada inquisidora en John.

—Sí.

—¿Cómo qué? ¿Hacer yoga y buscar a mi espíritu animal?—la pareja se mira con una leve sonrisa ante el sarcasmo de Clarice.

—No, gracias, tu espíritu animal me mordería.

—No, te arrancaría la cabeza—corrige, haciendo que Jade riera bajo.

—Lindo, pero es imposible.

—Es cierto, mi cabeza no puede ser arrancada—dice levantándose y mira a Jade haciendo una señal para que se levantara también para ir a descansar. —Bien, trabajaremos en ello. Te veremos en la mañana.

—A mi me gusta esa marca—murmura Jade, tocando levemente su frente y le sonríe. Se gira y acepta la mano de John que le extendía y empezaron a caminar hacia la habitación de la rubia, pero en el camino Sonya los detiene. —No, por favor.

—John, ¿puedo hablarte?

La pareja se miró por varios segundos, en los que John la miraba por si estaba de acuerdo. Sonrió cuando Jade lo atrae para besarlo lentamente, incomodando a la pelirroja, John se contuvo de gruñir cuando sintió el leve mordisco en su labio inferior. —No te demores.

—No lo haré. 

—Hasta mañana, Sonya.

°°°

A la mañana siguiente, Jade se levanta para el entrenamiento de Clarice, quien estaba empezando a apreciar porque sentía que se veía a ella misma. Caminó hacia las afueras del refugio y los vio a lo lejos hablar, ella pensó que le estaba diciendo que pensara en algo que le importara o le estaba contando su historia en la marina

—... una rosquilla caliente?

—Cuanto quisiera tener una—habla con una leve sonrisa, posicionándose al lado de John. —Veo que estamos confesando.

—Seguro, pero será solo por hoy—dice John, mirando a su novia y luego a Clarice, quien los miró con una sonrisa. —Seguro. Ahora, mira hacia allá y deja el café.

Jade recibe la taza de Clarice, quien giraba hacia donde John le pedía. —¿No te importa?—la pelimorada niega, y Jade empieza a beber mientras que miraba al par entrenar.

—Solo relájate. ¿De acuerdo?—Jade sonríe burlona al ver la actitud perezosa de Clarice al cerrar sus ojos. —Está bien. Respira. Visualiza eso... que te importa.