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—¿Estás seguro de esto?

Asiento mientras hago una mueca, dejo las prendas de ropa en los brazos de Melissa quien me mira en plan: ¿Soy tu burro de carga o qué mierda?

Qué bonito humor.

Nótese el sarcasmo, por favor.

—Sí, Meli, quiero nueva ropa.

Alza una ceja y ocasiona graves pesadillas en mí, aunque sea algo de escasos segundos. ¡Esa niña creo que tiene el demonio dentro de su cuerpo! Ok. Es exagerado de mi parte. ¿Cuándo no he exagerado algo?

Camino hacia el espejo que hay dentro de la tienda, observando a detalle mis tenis desgastados por el uso, en mi defensa son muy cómodos y si por mí fuera los usaría hasta cuando estoy tomando un baño. Voy subiendo la vista y la poso en el pantalón ancho de franela, un poco más arriba distingo la remera dos tallas más grandes que cubre casi todo mi cuerpo.

Parezco un puto gnomo.

Y me gusta mi ropa, realmente la amo, estoy muy cómoda con ella y sé que más adelante volveré a comprar de este tipo porque es mi sello personal. Vale, que no me hago el especial. Pero es que con estas prendas soy yo y solo yo.

Aun así, decidí cambiar un poquito mi guardarropa porque mi querido novio vendrá a verme ahora que saldrá de vacaciones y pretendo darle la sorpresa. También porque pensé en invitarlo a un bonito lugar y celebrar un poco que nuestra relación está yendo de maravilla. Y sí, pediré dinero a papá porque todavía no trabajo.

—Pero...

—En serio quiero hacerlo, nena.

—Ya no serás mi pequeño gnomo —murmura con falsa tristeza, aunque luego comienza a reírse—. Ahora serás un gnomo con estilo.

Ruedo los ojos divertido, tirando una sudadera en su dirección y golpeando su rostro, logrando así que se quede callada y chille agudo.

—Bueno, no tengo tanto dinero así que compraré cosas básicas y luego vuelvo con papá —mascullo frunciendo el ceño, empezando a dirigirme a los probadores.

—Tengo tarjeta.

—Sí, entonces compra algo para ti. Ahora vuelvo.

Lleno mis brazos con la ropa que escogí antes, rogando a la mujer que está como seguridad para que me deje ingresar sabiendo que llevo más prendas de las permitidas.

Ni que fuera a ponerme una sobre otra y salir corriendo como maniático. Estas porquerías tienen un seguro que hace más escándalo que un bebé cuando tiene hambre o ensució su pañal. No, esperen. Nada le gana al ruido de un mocoso.

A pesar de la mala cara que hace logra dejarme pasar, y por la efusividad beso su mejilla. Llego al lugar designando mientras doy pequeños saltitos.

Ya comprendo cuando papá, Richard, Liz, Melissa y en ocasiones mi novio, dan a entender que les doy vergüenza por comportarme como un nene de cinco años. ¿Acaso es un delito brincar como un sapito? Gente amargada y vieja.

Soy una mansa paloma entre tantos buitres.

Comienzo a despojarme de mis ropas para así dar inicio a un día muy agotador.

Pregunta. ¿Cómo mierda puede alguien ponerse esos pantalones tan entallados? Yo siento que mis pobres piernas piden a gritos un poco de aire porque la sangre no circula a la perfección. No, definitivamente no planeo comprar esta arma asesina. De ninguna manera lo haré.

Doy vuelta sobre mi propio eje, decido coger mi celular y tomar una fotografía para mandarle a mi mejor amiga.

Yo: ¿Crees que se me ve bien?

No tarda en responder.

Babosa: Sí, cómpralo solo si te sientes cómodo.

Yo: Ok.

Suspiro frustrado.

Hace que mi traserito se vea más bonito, pero mis piernas parecen dos alambres y no me gusta.

Decido tomar otra fotografía, esta vez quito la remera y giro un poco mientras saco mi lengua, sumando a ello que toco sutilmente mi piel.

Yo: Creo que te extraño :(

Empiezo a desvestirme en tanto espero su respuesta. Busco otro pantalón que es de color negro a diferencia del primero que escogí, este también es un poco ceñido, pero al menos mis patitas de pollo sí respiran.

Amor: Hiciste que tuviera una erección en plena clase :)

Río fuerte, sujetando mi estómago desnudo.

Yo: Te la puedo bajar ;)

Amor: Mierda, Erick. Me las pagarás cuando te vea.

Yo: Mucho texto, poca acción :D

Bloqueó el teléfono para enfocarme en lo que vine. Alrededor de una hora después salgo con diez prendas que me gustaron y quedaron a la perfección. Pateo ligeramente a Melissa que se debió quedar dormida en algún momento, pero también distingo que tiene una bonita blusa color salmón entre sus brazos. Se levanta asustada, por poco y hace que un maniquí se caiga.

—¿Sabes cuánto nos iba a costar esa cosa?

—No —contesta, dejando la ropa sobre el mostrador.

—Yo tampoco.

Cada uno paga lo que compró. Sonriendo salimos de la tienda, hablando de cosas estúpidas. ¿Creen que algún día existirá un helado sabor a dona con relleno de manjar? Yo pienso que sería muy extraño, pero no duraría un segundo en detenerme a comprar uno.

Amo con mi vida el helado.

Si me dicen que seré dueño de una fábrica, pero tengo que dejar a mi novio. No me quedará más remedio que llorar mientras doy nuevas ideas para los sabores.

¿Qué?

Vale, vale. Es una pequeña broma.

—Creo que haré algo a mi cabello —musito.

—¿Lo vas a cortar?

—No, me gustan las ondas que tiene —admito—. Olvídalo.

Cuando llegamos a casa subimos deprisa a mi habitación luego de saludar a papá que se encontraba sentado en el sillón comiendo pastel mientras veía un partido de fútbol. Maldije bajito porque estaba jugando uno de mis equipos favoritos y al parecer iba ganando.

Cierro la puerta y suelto las bolsas, sonriendo cuando una idea llega a mi mente.

Algo me dice que nada saldrá bien, pero al mismo tiempo me siento positivo.

—Tengo un plan —anuncio, corriendo a tirarme a la cama y contar a detalle lo que se me ocurrió hace segundos.

Melissa niega divertida, pero decide aceptar.

Diosito no me dejes.

***

Solo vengo a recordar que esta historia ya está por culminar :D

¿Les gusta?

No olviden que tengo más novelas. Mucho spam poca actualización xd.

Besos♥.

No seré tu cliché || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora