“Ella era bella,
frágil como una rosa,
él era una bestia
esclavo de sus impulsos.
Único el día que le ataron esposas
Ya no eran niños crecieron se hicieron adultos juntos…”
Cristine estaba cansada de Jason y de sus maltratos, de sus insultos y su infidelidad, pero… No puede dejarlo. Lo ama, a pesar de todo lo que él le ha hecho. Se han conocido una tarde de verano en el parque, unos diez años atrás. Amor a primera vista, así le han llamado. Se hicieron amigos y luego novios, un par de años más se han casado para vivir todo lo que les resta juntos… Ella no conto con que su cuento de hadas se volvieron un infierno.
Cristine ya no veía a sus amigas ni familiares, ya no salía, ya no se preocupaba en cómo se veía el día de hoy, Jason había apagado todos sus deseos de ser feliz y sus ganas de vivir.
“…Todo marchaba bien,
eso parecía en su primera luna de miel, juro serle de por vida fiel.
Pero el tiempo pasa, y las relaciones se agotan
Se cansan, ella ni lo nota, porque está ciega, ciega de amor
Pero él no aguanta la monotonía
Ya no quería ser dueño de una sola chica…”
Ella sabía que algo andaba mal con Jason, no la notaba, no la besaba, no le hablaba más que para botar porquería por la boca, salía todas las noches y no volvía en días, no llamaba ni escribía. Todo iba cuesta abajo.
“…Bella estaba ciega
pero no era tonta,
ya dudaba
Tantas noches sola
cuantas horas de la madrugada…”
Cristine no podía creer lo que sus ojos veían, su esposo, Jason el amor de su vida, su bestia, su todo ¡En su cama con otra mujer! Un balde de agua fría o peor, una tormenta helada cayó encima de Cristine, coloco sus delicadas manos en su boca reteniendo un sollozo, le dolía esto, cerró los ojos y con cautela se apartó de la puerta no sin antes escuchar las palabras obscenas que su marido le echaba a la mujer que yacía bajo de el “Dame todo, dame todo lo que la zorra de mi mujer no puede darme” sus palabras dolían aún más que encontrarlo en su cama… con otra. “…La primera vez fue la más dolorosa,
te regaló una infidelidad por cada rosa…”
-“…¡¡¡Si no eres mía no serás de nadie!!! ¿Entiendes? …”–Jason se ha vuelto loco, al verla conversando con uno de sus amigos, el la noto contenta y decidió darle una lección.
“…Empiezan las discusiones,
parece que a él no le gustan,
se vuelve insensible y agresivo
y a Bella le asusta. Bestia no te quiere
pero quiere que seas suya
para siempre…”
Cristine se toca su mejilla, está caliente a causa de la fuerte bofetada que Jason le había administrado minutos antes, una puñetazo directo en las costillas y Cristine yace en el suelo chillando del dolor, lágrimas caían. Él le gritaba miles de insultos, pero ella era incapaz de responder alguno de ellos.
“…El silencio no te ayuda,
sé que no sabes que hacer
Sabes que fue la primera y no será la última vez
Cada día más normal
pasar del amor al odio,
se convirtió en algo habitual
otro mal episodio…”
Luego de esa noche, vinieron otras iguales, ya no era por con quienes Cristine hablara, ahora era por todo lo que ella hiciese. Era toda una pesadilla volviéndose realidad.
“…Tantas cicatrices, ya no puedo más
Me duelen las entrañas de tanto sangrar
No existe un maquillaje que pueda tapar
Este moretón que es mi corazón…”
Estaba cansada de todo los golpes e insultos y como no, sus infidelidades. Estaba pensativa, quería irse, pero a la vez no. ¿El en serio valía tanto? ¿Era capaz ella de soportar una paliza más? ¿Lo sería? Solo estaba segura de algo, amaba tanto a Jason que moriría mil veces si lo dejaba.
“…Cuando ella quiso hablar
ya era demasiado tarde,
se dio cuenta que vivía junto al mal. Es demasiado tarde para ir hacia atrás…”
Estaba caminando de un lado a otro, estaba temblando debido a lo que estaba a punto de hacer. Salió de la habitación decidida y entro en el cuarto de baño tomando todas sus cosas, se miró al espejo y soltó un sollozo al ver los muchos moretones que su rostro presentaba, dejo de torturarse y volví a la habitación donde se dispuso a sacar la mayor cantidad de prendas posibles.
“…Y si yo ahora pudiera cambiar en algo tus miserias
daría todo porque entendieras
sólo un segundo de mi sufrimiento…”
El sonido de una alarma, la puerta trancarse y unos pasos la sobresaltaron. Jason estaba en casa. Cristine estaba hecho un manojo de nervios, no sabía que iba a suceder.
“…Este cuento no es eterno
debo ponerle un fin
ser más fuerte que esa bestia
Quiero salir
quiero vivir…”
Jason grito su nombre y esta se sobresaltó, sus pasos eran más cercanos. Está temerosa. Jason abre la puerta y ve a la indefensa Cristine parada al lado de la cama con maletas en mano, suelta una carcajada y se acerca amenazadoramente.
“…Prefiero no contaros el final.”