My Oh My ~Kookmin~ #3♪

Único

Algo que Jimin siempre detesto fueron las reglas.

La sociedad era una mierda por dejarse llevar solo por las apariencias.

¿Por qué quieren dominar a los demás diciéndoles que tienen que hacer y que no? Con quién tienes que andar, como debes vestir... Y si desobedeces, quedas mal ante todo el maldito mundo.

Les preocupa más criticar, que atender su puta vida.

En fin, la hipocresía.

Ahora bien, ¿Por qué no mejor disfrutar del tiempo? Ser tú mismo sin miedo de ser rechazado, quitarse las penas y ser aventado a los riesgos que se ponen en tu camino.

Pero por supuesto, todo eso quedaba en la mente de ese estudiante sin ánimos de vivir en esa época.
— Vamos cariño, sé que quieres... — Jeongguk lo tomó de su cintura atrayendolo.

Uno que otro espectador del recinto admiraba la escena asombrado. El recto Park dejándose llevar por Jeon, chico temido y despreciado por varios, pero a la vez, siendo deseado a más no poder.

En pocas palabras, persona que andaba por un mal camino.

Según. Por qué ya saben, la gente inventa cada cosa.

— Déjame en paz, por favor.

— Jimin, Jimin, Jimin... — Soltó una leve carcajada. — ¿Seguirás fingiendo?

— ¿Seguirás persiguiendome?

— Contesta, nene.

— No sé de qué estás hablando. — Trató de dar la vuelta.

— Te espero, procura llegar. — Lo soltó dándole una sonrisa y aventandole un beso al aire.

Jimin soltó un suspiro largo. Era difícil lidiar con personas así a su lado, el tipo de "amistad" que tenía con aquel pelinegro era de odio puro, es más, ni eso, no sentía absolutamente nada por él.

O quién sabe.

Aveces le daba muchas vueltas a un asunto sin importancia, y nuevamente, las críticas para nada constructivas de sus compañeras estúpidas.

Parecía que vivían del chisme.

— ¿Qué pasó? — Jin se acercó a su lado mirándolo de pies a cabeza buscando algo fuera de lugar.

— Jeon de nuevo. — Soltó entre una tos falsa.

— ¿Qué no ya habían hablado?

— Shh — Lo mandó a callar. Había veces en donde no era bueno tocar ese tipo de temas fuera a la vista de todos.

Parecían halcones esperando cazar a su presa, es decir, al nuevo blanco de burlas.

Afortunadamente, Jimin era de esos que no se metía con nadie, sin embargo, si le buscaban problemas el no se dejaría caer, al contrario, buscaba la manera de ridiculizar a la otra persona, y eso, con simplemente un par de frases.

Su mirada tenue, sin emoción alguna por qué decía que no todos tenían el privilegio de recibir una sonrisa, él no formaría parte del sarcasmo ideado.

— Ahora bien, ¿Irás? — Le preguntó de vuelta cuando ya estaban descansado en el departamento del más bajo.

— No, solo quiero que me deje en paz. — Refutó.

— Cariño, ya no estamos en la universidad... —

— Cállate, no quiero hablar de eso. — Se volteó quedando boca abajo en el colchón. — Lo odio.